Fuente: PhotoXpress
¿Sabes qué es lo que realmente llama la atención de los rusos cuando ven El gran Lebowski de los hermanos Coen? Es la alfombra, que "realmente llenaba la habitación". Aunque Dude la usa correctamente, cubriendo el suelo, su diseño se parece enormemente al de las viejas alfombras que cuelgan de los muros de las paredes de la casa de las abuelas rusas. Surge la pregunta de nuevo, ¿por qué y para qué?
Las alfombras invadieron los apartamentos rusos en los años 60 y había varias razones para ello, así que vayamos paso a paso. En aquella época de urbanización masiva, millones de personas estaban abandonando sus casas en el campo, sus residencias o incluso barracones, para moverse a apartamentos recién construidos en la ciudad en edificios de bajo costo construidos con paneles de hormigón.
Estos edificios eran conocidos con el retorcido nombre de 'jruschiovki' porque fueron construidos durante la época del gobierno de Nikita Jruschov. Los apartamentos eran muy fríos en invierno (¡hormigón!), por lo que la gente comenzó a utilizar alfombras de lana para aislarse, especialmente en las regiones del norte y de Extremo Oriente. "Nos daba igual el aspecto que tuviera", dice Serguéi, un bloguero de Siberia. "Pero cuando estás a 40 grados bajo cero en la calle y la cerilla que has encendido cerca de la pared de la sala de estar empieza a apagarse por una corriente de aire frío, es mejor usar alfombras que agarrarse un resfriado mientras duermes".
Las paredes de las 'jruschiovkas' no solo eran frías, sino que también delgadas, tan delgadas que a veces resultaba difícil dormir en la habitación si alguien estaba viendo la tele en la cocina, por no hablar de peleas entre vecinos o de niños gritando, así que las alfombras también servían para aislarse del ruido. Y en último lugar, aunque no menos importante, son hermosas a su manera, especialmente las que se fabricaban en las repúblicas del sur de la Unión Soviética: Tayikistán, Turkmenistán y Kazajistán.
La llegada de las alfombras a Rusia
Naturalmente los estados musulmanes de Oriente Medio fueron los que introdujeron las alfombras decorativas en la Europa medieval. En Persia (antiguo Irán) las alfombras en las paredes se consideraban auténticos tesoros, por lo complejo de su fabricación.
Así que en la Europa del siglo XVI las alfombras (recibidas como regalo o compradas en Oriente) eran un indicador de alto estatus social. Lo mismo sucedía en Rusia donde los zares a menudo recibían caras alfombras de los embajadores orientales. Los muros, el suelo y el techo del dormitorio del zar Alexis en el siglo XVII estaban decorados con maravillosas alfombras y tapices.
Esta tendencia fue asumida por la nobleza y continuó durante el siglo siguiente cuando Pedro el Grande creó la real fábrica de tapices que producía gobelinos para decorar los edificios reales. En el siglo XIX las alfombras comenzaron a aparecer en los hogares de los campesinos ricos y de los aldeanos que querían demostrar que eran tan ricos como la nobleza.
En tiempos soviéticos la alfombra también era un símbolo de que te iban bien las cosas, ya que podían llegar a ser bien caras. Con un salario mensual de 120-150 rublos, una alfombra podía costar entre los 125 rublos (en 1961) y 300-500 rublos (en los años 70), pero esas eran las alfombras fabricadas en la Unión Soviética, los precios de las chinas y las vietnamitas eran realmente desorbitantes, llegando a los 1.500 rublos.
Pero no se podía entrar sin más en una tienda y comprar una alfombra, en aquella época los ciudadanos soviéticos tenían que "conseguir" (dostavat) prácticamente todos los muebles caros o bellos de la decoración de su apartamento. Los nombres de los potenciales compradores se ponían en una lista especial en orden cronológico, normalmente la gente tenía que esperar mucho tiempo, hasta un año, para comprar la deseada alfombra. Lo mismo pasaba con los armarios, las lavadoras o las picadoras, las tazas o las vajillas de cristal que llenaban los armarios.
Pero todos juntos, coronados por las inevitables siete estatuas de mármol de elefantes, conformaban la sólida imagen del apartamento de un ingeniero o un funcionario situado. Los más ricos incluso tenían alfombras para cubrir el suelo que también podía estar muy frío.
En la URSS las alfombras se convirtieron en un objeto indispensable y cotidiano, como lo prueba la existencia de una superstición relacionada con las alfombras. Dice que "no se debe clavar la alfombra a la pared ya que puede provocar una pelea en la familia". Esta superstición se parece a la antigua creencia rusa sobre la sal: "Si tiras la sal tendrás una pelea con quien te ha visto tirarla". La clave de las dos supersticiones es la misma, tanto la sal como las alfombras solían ser muy caras, así que no es de extrañar que echarlas a perder provocara una pelea. Las alfombras en Rusia generalmente se colgaban de las pareces utilizando unos pequeños hilos con nudos.
Esperamos que ya sepan lo necesario sobre las alfombras rusas. Y para terminar con este repaso deberíamos mencionar que hoy en día los jóvenes diseñadores, artistas y excéntricos rusos han renovado la moda de las alfombras en la pared e incluso le han encontrado un nombre divertido 'Su lana real'. Así que igual no es tan mala idea colgar una en su apartamento.
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