Fuente: Jennifer Ereméieva
¡Oh, la chijirtma! ¡La primera receta rusa que cautivó mi imaginación! Cuando yo era una niña de 13 años aburrida en un pueblo de Massachusetts, dos libros me subyugaron: Nicholas y Alexandra, de Robert Massie y otro libro mucho más oscuro, titulado La hija del almirante. No estoy segura de cómo llegó a nuestra estantería, pero el libro llevaba una emotiva dedicatoria a mi padre, fechada en la Navidad de 1979. Estoy segura de que él nunca lo leyó, pero yo sí. Una y otra vez.
La hija del almirante cuenta la historia real del fatídico amor entre la estrella de cine soviética Zoya Fiodorova y Jackson Tate, un oficial de la Marina de los EE UU. Se conocieron en Moscú durante la guerra, se enamoraron y fueron cruelmente separados cuando la contienda acabó. Jackson es enviado a Florida y Zoya es encarcelada hasta la muerte de Stalin.
El libro tiene un poco de todo, incluyendo un montón de descripciones de comida. En los primeros capítulos, Zoya es atraída a la mansión del siniestro esbirro de Stalin, Lavrenti Beria. Este hace torpes intentos por seducirla, mientras que ella trata valientemente de controlar su enfado y su asco para poder disfrutar el suntuoso festín que les sirve la doncella de Beria: “... ante ella apareció un plato de dorada y humeante chijirtma, sopa de pollo georgiana, densa, con yemas de huevo y limón bajo una capa de aceite de oliva”.
Aquella sopa me parecía la cumbre de un exótico banquete... creía que en este plato las yemas de huevo flotarían como globos dorados en el caldo. Era otra buena razón para desear ir a Rusia. De lo que no me daba cuenta era de que mi madre servía una versión de chijirtma casi cada semana: avgolemono, o sopa de huevo y limón. Cuando me enteré de que la chijirtma era simplemente una versión picante del avgolemono, supe que había que batir las yemas hasta que estuviesen cremosas y añadirles el caldo caliente, para después cuajar la mezcla al fuego.
La chijirtma se hace con pollo o cordero y toma su gusto ácido del vinagre, popular en tiempos soviéticos, o del limón, con mejor sabor. En lugar de estofar el cordero, yo uso carne picada de cordero para hacer pequeñas albóndigas o “frikadelki”. Es mejor tomarse el tiempo de hacer un buen caldo casero donde guisar las frikadelki, para añadir mucho más sabor.
2 litros de caldo de pollo
1 bulbo de jengibre fresco
5 dientes de ajo
1 cebolla mediana
1 cucharada de tumérico
2/3 de taza de arroz
aceite de oliva
2 limones
1 huevo entero y 4 yemas
½ taza de vinagre de vino tinto
350 gramos de carne de cordero picada
½ chile picante
¼ taza de pan rallado
1/3 taza de leche entera
1 chalota
1 cucharadita de pimentón, 1 de nuez moscada, ½ de cayena
perejil, menta o cilantro frescos
Es el plato más reconfortante que existe, perfecto para una noche de invierno o para ese día de transición en el que te recuperas de un resfriado y necesitas un reconstituyente. Por esta sopa, merece la pena hasta aguantar las tentativas de seducción de un monstruo como Beria.
Preparación:
1. Quitar la cáscara de los limones, rallarla y exprimirlos
2. Mezclar ¾ del jengibre, la mitad de la cebolla y 3 dientes de ajo machacados con 1,5 litros de caldo. Poner al fuego. Cuando hierva, dejar a fuego lento, cubrir y cocer durante 30 mins.
3. En un cazo pequeño, calentar el aceite y pochar el resto de la cebolla. Añadir el arroz y el tumérico, la mitad de la ralladura de limón y sal. Remover el arroz hasta que esté transparente y se mezclen los ingredientes; añadir el resto del caldo y llevar a ebullición. Bajar el fuego y dejar que cueza unos 20 minutos, hasta que el arroz esté cocido. Reservar.
4. Separar las claras de las yemas. Deben estar a temperatura ambiente.
5. Hervir la leche; añadir el pan rallado y la nuez moscada. Tapar y dejar reposar 15 mins.
6. Mezclar el cordero, la cayena, el pimentón, el resto del ajo machacado y el jengibre, sal, pimienta, ralladura de limón, chalota picada y un huevo entero. Añadir la masa de pan y leche.
7. Con esta mezcla, formar pequeñas bolitas o frikadelki. Colocar en una bandeja cubierta con papel engrasado y congelar durante 20 mins.
8. Cuando el caldo esté listo, llevar otra vez a ebullición y echar el zumo de limón. Ir añadiendo las frikadelki con cuidado, usando una cuchara de madera para que no se peguen. Bajar el fuego y dejar que hiervan hasta que floten. Sacarlas con una espumadera y reservar.
9. Batir las claras de huevo hasta que estén blancas y espesas.
10. Verter poco a poco el caldo en las yemas batidas, removiendo enérgicamente para que no se corten. Volver a echar la mezcla en la olla y ponerla al fuego, removiendo durante 3 mins hasta que el caldo espese.
11. Añadir el arroz y las frikadelki y servir inmediatamente con perejil o cilantro fresco.
¡Priyatnogo Appetita!
Jennifer Ereméieva es una escritora estadounidense que reside en Moscú. Creadora del premiado blog de humor Russia Lite, y de The Moscovore, sobre comida en Moscú, su primera novela, Lenin vive en la puerta de al lado, se publicará en 2014.
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