Depardieu da vida al místico Rasputin

Llega a Rusia la película ‘Rasputin’, sobre una de las figuras más enigmáticas de la historia del imperio ruso. El papel principal lo interpreta el actor francés Gerard Depardieu, quien recientemente obtuvo la nacionalidad rusa.

¿Por qué se ha interesado por la figura de Rasputin?

En un momento dado sentí cierta afinidad con este personaje. Mis dos abuelas eran videntes e hipnotizadoras. He conocido a más de un ‘Rasputin’ en los distintos países, circunstancias y residencias por los que he pasado. Pero al mismo tiempo se trata de un personaje muy ruso, idealista e íntegro. Vivió en tiempos revueltos.

Los franceses pudieron ver a Depardieu en el papel de Rasputin en diciembre de 2011, en la versión del director Josée Dayan. La película se rodó en 26 días, un tiempo récord. La primera proyección de Rasputin en París se organizó para los descendientes de los emigrantes rusos y en Navidad se emitió por televisión. La película tenía que llegar a Rusia en marzo de 2012, después de las elecciones presidenciales, pero parece que las cosas no han ido según lo previsto. Según afirma el mismo Depardieu, Vladímir Putin ya ha podido ver la versión francesa.

Por aquel entonces cayeron todas las monarquías europeas a la vez, quebraron todas las alianzas, la traición mutua entre los Estados se volvió algo habitual. 

¿Qué otro personaje ruso llama su atención?

Las obras de Dostoievski, Gógol y Chéjov están llenas de ellos. Me atraen mucho los perfiles de Porfiria Petróvicha, el padre de los hermanos Karamázov y el príncipe Mishkin. 

¿Cree que un delicado europeo puede desempeñar el papel de un duro mujik ruso?

No consiste en interpretar a un ruso, sino en convertirse en el protagonista de la historia. ¿Acaso en cualquier otro género artístico o en el deporte se puede hablar de nacionalidad? En la encarnación del personaje no influye la procedencia del actor. Cuando Vladímir Vysotski fue a Francia, el público no iba a verle por ser ruso, sino que acudían por el espectáculo y a escuchar sus canciones. 

Usted ha viajado mucho por Rusia. Probablemente, al lado de Europa buena parte de la Rusia profunda le resultará incomprensible.

Me gusta conocer a los rusos y pasar el tiempo con ellos, y también me gusta la vida en los pueblos. Allí todo es más sencillo, no hay suntuosidad. Yo mismo nací en un pueblo. Por cierto, llevo 25 años viniendo a Rusia. En este momento de mi vida siento que tendría que pasar más tiempo aquí. Para mí es un orgullo y un gran honor haber obtenido el pasaporte ruso. Los medios de comunicación han escrito mucho sobre esto, aunque no era mi intención. 

Se ha escrito mucho sobre el hecho de que usted planea abrir un restauranteen Moscú. ¿Cómo piensa atraer a la clientela?

Tengo varios restaurantes en París. Nunca me he preguntado cómo debe ser un restaurante para gustar al público. Simplemente me he encargado de abrir restaurantes con buena comida y buen personal, con el que además congenio; y mis restaurantes están siempre llenos. En Rusia, si finalmente me decido a ello, haré exactamente lo mismo. Lo más importante es el contenido de los platos y el personal. Para mí es crucial entender lo que hay en el plato: de dónde proceden los productos y cómo se elaboran. No me refiero a los productos ecológicos, sino simplemente a la comida sana: verduras, carne, vino. Me atrae la cocina sencilla y los platos tradicionales. En Rusia me gustaría trabajar la carne: he visto excelentes ganaderías, pero creo que la conservación y el corte aún se pueden mejorar. 

Relación con Putin

“He tenido varias reuniones con el entonces primer ministro Putin. Le entregué el guión y le pedí que lo leyera y nos dijera si le gustaba. Nos ayudó mucho”, comenta el actor.

Si tiene éxito la distribución de Rasputin, Dayan y Depardieu están dispuestos a continuar con la ‘serie rusa’. Hablamos de la adaptación cinematográfica de ‘La hija del capitán’, ‘Los hermanos Karamázov’ y otras grandes obras rusas.

De la versión rusa de Rasputin se ha encargado el director Irakli Kvirikdze, quien admite haber hecho otro cine, más ruso.

En ella Depardieu habla de dios y del pecado con la voz solemne de Serguéi Garmash; y el pueblo natal de Rasputin, en Siberia, concuerda plenamente con la cara más ‘sucia de Rusia’: los personajes se santiguan y se emborrachan continuamente, y Depardieu, vestido con un enorme abrigo de piel, recuerda a un oso.

Artículo publicado originalmente en ruso en Izvestia.

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