Más de 1.000 millones de dólares en robos de obras de arte

En los últimos 15 años se han disparados los hurtos. La demanda proviene principalmente de Europa y EE UU. Fuente: PhotoXpress

En los últimos 15 años se han disparados los hurtos. La demanda proviene principalmente de Europa y EE UU. Fuente: PhotoXpress

Interpol afirma que Rusia supera a Francia, Italia y Alemania en cuanto al número de artículos robados de sus museos. El ministro de Interior ruso calcula que, en los últimos 15 años, se han extraído de Rusia y llevado al extranjero obras culturales por un valor de cerca de 1.000 millones de dólares.

En agosto de este año, tres hombres enmascarados se llevaron las pinturas de Shishkin y Korovin de un museo local situado a unos 300 kilómetros al este de Moscú. El que constituye el robo más reciente de obras de arte de famosos artistas rusos, sin duda, no será el último.

Según la Interpol, Rusia supera a Francia, Italia y Alemania en cuanto al número de artículos robados de sus museos. El ministro de Interior ruso calcula que, en los últimos 15 años, se han extraído de Rusia y llevado al extranjero obras culturales por un valor de cerca de 1.000 millones de dólares.

Como no podía ser de otra forma, el primer puesto en cuanto a número de piezas robadas lo ocupa el Museo Estatal del Ermitage en San Petersburgo, el museo más grande de Rusia y uno de los mayores museos de arte e historia del mundo.

En 2008, la comisión gubernamental para la conservación de los valores culturales de Rusia detectó la ausencia de cerca de 160.000 obras de arte en los museos del país. 

Destaca la escandalosa desaparición de unas joyas en 2006 y el robo del cuadro ‘Baño en el harén’, de Jean Leon Gerome, en 2001. Este cuadro, que está valorado en un millón de dólares, fue extraído del marco y robado cuando su vigilante salió un momento de la habitación. La obra se encontró en 2006 en Moscú.

Al parecer, el ladrón no pudo vender el famoso cuadro, de modo que lo llevó a la recepción del líder comunista Gennadi Ziugánov y dejó la pintura en una bolsa de papel junto al control de seguridad. Había doblado el lienzo cuatro veces y este estaba desgarrado por varios puntos. El líder comunista entregó la pintura al Ermitage.

El siguiente escándalo tuvo lugar en 2006, tras la desaparición de más de 200 artículos de joyería con un valor estimado en 130 millones de rublos (cerca de 3 millones de euros), hecho que salió a la luz tras la publicación de una auditoría de los fondos desaparecidos en casi 30 años. Solo 19 de los artículos desaparecidos estaban a cargo de vigilantes vivos, el resto estaba ‘custodiado’ por las preciadas ‘almas muertas’ rusas: vigilantes fallecidos y Larisa Zavadskaya, quien murió durante la inspección. Su marido se declaró culpable en el juicio.

En los últimos siete años, los artículos robados estuvieron circulando por el extranjero y también a lo largo y ancho de Rusia, se llegaron a encontrar piezas en contenedores de basura, como un icono de la Catedral de Todos los Santos valorado en 200.000 dólares.

San Petersburgo también ha sido el escenario de otro de los delitos más sonados en el campo de las artes en los últimos años: el robo de un rifle Sami del taller de restauración del Museo Etnográfico de la ciudad, además de un fusil artesano con llave de chispa, una espada cimitarra turca y un sable georgiano. Por otro lado, uno de los conservadores del Museo de Historia de San Petersburgo vendió 180 piezas de este.

Las condiciones de muchos museos son inadecuadas y no cuentan con avanzados sistemas de seguridad. Casi todos los museos rurales sufren incursiones de saqueadores. “Tenemos un botón de alarma en el museo”, explica el jefe del Museo Chukovski, en el pueblo de Peredélkino. “La mayoría de los museos tienen que poner un puesto de vigilancia policial”.  Además, hay museos que funcionan gracias al voluntariado y no tienen fondos suficientes para instalar sistemas de alarma.

Normalmente, los robos en los museos rusos no tienen mucho que ver con el cine de Hollywood, donde los delincuentes idean un ingenioso plan para extraer algún tesoro de una entidad altamente protegida al amparo de la noche. En 1995, un empleado del Museo Darwin de Moscú robó, durante el traslado a un nuevo edificio, más de 50 piezas, entre las que se incluían esculturas, cuadros y animales disecados.

En 1994, un electricista del Museo Estatal del Ermitage robó una excepcional copa egipcia valorada en 500 millones de dólares. Durante el mandato del anterior director del Museo Maiakovski, desaparecieron 54 objetos de la colección. La nueva directora del museo, Nadezhda Morózova, escribió una declaración oficial a la oficina del fiscal y trató de rastrear otros objetos. Ella cree que “la desaparición de todos los objetos que faltan en los museos rusos es casual y que en pocas ocasiones guardan relación con los empleados”.

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Los ladrones rusos adoran los cuadros de Iván Aivazovski, conocido por sus pinturas de temática náutica. Por ejemplo, en 1991, su cuadro ‘Madrugada junto al mar’ fue robado del Museo de Arte e Historia Serpujov, y el cuadro ‘Eclipse solar en Teodosia’ (valorado en 1,5 millones de dólares) fue robado de la Sociedad Geográfica de Rusia en 1994. En el 97, la pintura ‘Las cataratas del Niágara’ desapareció del Museo Vologda.  En julio de ese año, los delincuentes fueron arrestados cuando intentaban vender el cuadro. En agosto de 2003, se descubrió que el cuadro ‘Amanecer’, de Iván Aivazovski, y ‘Otoño’, de Alexéi Savrásov, habían sido robados de las cámaras del Museo Estatal de Arte de Astracán. Cada uno de estos cuadros estaba asegurado por un valor de 2 millones de dólares.

Al final resultó ser una confabulación del restaurador del museo con el director de la galería. El vigilante se llevó los cuadros durante una restauración que tuvo lugar hace cuatro años, y devolvió unas copias de una calidad mediocre. Durante la investigación, se reveló que el esbozo de Savrásov se estropeó en la restauración y perdió su valor artístico. Los tres acusados pudieron beneficiarse de un indulto declarado en el año 2000 por la Duma estatal (el parlamento) de la Federación de Rusia. El lienzo de Aivazovski, ‘Amanecer’, sigue desaparecido.

Los ladrones también sienten predilección por los cuadros del filósofo, artista y viajero ruso Nikolái Roerich. En 2008, ‘Noticias de shambhala’, ‘La sombra de un maestro’, ‘Boom-Erdeni’ y ‘San Sergio constructor’ fueron robados del apartamento en el que vivía el renombrado orientalista e hijo del pintor, Yuri Roerich. “Según los expertos, el precio de los cuadros desaparecidos asciende a varios millones de euros.

Por otro lado, en Nueva York, unos delincuentes se llevaron dos cuadros del museo que lleva el nombre del artista: un dibujo a lápiz denominado ‘Himalaya’ y una pintura al óleo llamada ‘El monasterio de Talung’. El precio de los cuadros robados rondaba los 100.000 dólares.

No es de extrañar que gran parte del arte robado en Rusia aparezca en el mercado negro y en las tiendas de antigüedades de Nueva York. No hace mucho, cientos de cuadros de Yákov Chernijov, robados del Archivo Estatal de Arte y Literatura de Rusia se encontraron allí. Se estima que en Estados Unidos y en Inglaterra hay una mayor demanda de antigüedades que en Rusia, sobre todo porque, cuando el objeto llega al mercado londinense o neoyorkino, resulta mucho más fácil ocultar su origen.

Casi cada mes, aparecen artículos robados de museos rusos en los mercados de Nueva York y, en superficies de subastas como Christie's, aun con mayor frecuencia. Por ejemplo, dos objetos de la colección del Museo Maiakovski se encontraron en una casa de subastas de Londres con los sellos del museo.

Tratamos de obtener información llamando a las tiendas de antigüedades y galerías moscovitas sin obtener resultados. La mayoría de los agentes contestaron que no nos podían ayudar y colgaron el teléfono, mientras que otros aseguraron que el proceso de aceptación de nuevos artículos en las tiendas es muy estricto y que siempre solicitan el pasaporte. Tampoco les han “llegado nunca artículos robados, ya que en realidad son muy difíciles de vender en la capital de forma legal”, contestó el administrador de Antikvarnaya Lavka.

Por otro lado, a menudo se registran en Rusia extraños casos de robo. Por ejemplo, en 2005 tuvo lugar el famoso robo de dos locomotoras prerrevolucionarias de 50 toneladas en el antiguo Gulag (campo de trabajos forzados de la época soviética) de la región de Krasnoyarsk, en Siberia. El valor estimado de estas locomotoras equivale a cientos de miles de euros. Lo más sorprendente es que todas las vías de la red de ferrocarriles del pueblo de Yermakovo estaban desmanteladas. Se cree que los ladrones construyeron durante varios meses una nueva vía con los carriles abandonados en los alrededores, la cual usarían después para conducir las locomotoras hasta la orilla del río Yeniséi y montarlas en una barcaza. Finalmente, las locomotoras de vapor desaparecieron sin dejar rastro.

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