Del detalle a la monumentalidad. Fuente: Tatiana Krávchenko/RG
Este monumento encaja perfectamente en la palma de la mano. Se llama Dinero negro: un pequeño polígono negro de cuatro milímetros de espesor con un agujero en el centro. En sus bordes están grabados los nombres de las ciudades donde vivió Lissitzki, un importante vanguardista, relacionado con el suprematista Kasimir Malevich.
Dinero negro es un monumento móvil. Se producirán un total de 10.000 de estos monumentos y serán enviados a arquitectos vanguardistas de todo el mundo.
Y a su lado, un poquito por detrás, hay una estatua gigante. Su autor es un famoso escultor gigantomaniaco ruso, Zurab Tsereteli. El paisaje urbano moscovita está decorado por su enorme monumento a Pedro el Grande (98 metros). En Nueva York, tiene otro llamado El Bien derrota al Mal y en París, una escultura titulada El nacimiento de un nuevo hombre.
Esta vez, Tsereteli ha realizado una estatua en bronce de Jesucristo de 83 metros de altura: la figura de Jesús mide 33 metros, los años que vivió, en un pedestal de 50 metros. Sin embargo, no ha encontrado aún un sitio para ponerla. Se le ofreció al escultor la oportunidad de ponerlo en las montañas de Georgia, pero Tsereteli prefiere Rusia.
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Cuando se instale finalmente este monumento, se convertirá en la mayor estatua de Cristo en Europa (si incluimos el pedestal). En la actualidad, la más grande es el Cristo de Río de Janeiro, una famosa figura con los brazos abiertos, Cristo Redentor, que bendice al pueblo de Brasil. "Pero las manos de mi Cristo están en una posición diferente, están dirigidas hacia la gente, por eso es 'Cristo el Maestro'", afirma el escultor.
Tsereteli hizo a Cristo muy alto, pero más bajo que Pedro el Grande.
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