Este pueblo luchador se rebeló contra los zares y también lo sirvió con lealtad. Fuente: Ria Novosti
No se puede establecer con certeza en qué momento surgieron los cosacos, aunque se suele considerar que su historia comienza en el siglo XV, cuando empiezan a ser nombrados así en documentos históricos.
La huida de la opresión feudal, el hambre, la sequía, las enfermedades, la persecución contra los viejos creyentes y otras desgracias, fueron las principales causas que empujaron a gente activa y enérgica de toda Rusia a lanzarse en busca de un destino mejor hacia tierras situadas en la intranquila frontera de la estepa de Europa Oriental en la cuenca baja del Dniéper, el Don, el Terek, el Volga y el Ural.
Allí, en las orillas de estos grandes ríos, se comenzaron a formar comunidades autogobernadas de miles de cosacos que se encontraban continuamente en guerra con los estados y tribus vecinas.
La palabra 'cosaco' en las lenguas túrquicas significa 'hombre libre, buscador de aventuras, vagabundo'. Llama la atención que el nombre de un pueblo de hoy en día, los cosacos, surja precisamente de esta raíz.
Los cosacos lucharon contra todos sus vecinos (el reino de Moscú, el janato de Crimea, Turquía y la República polaco-lituana), pero la necesidad les obligó a establecer alianzas temporales con sus antiguos enemigos. Controlando muchas vías de comercio, los cosacos recababan impuestos por el paso de las caravanas por su territorio que a veces saqueaban directamente.
¿Quiénes eran étnicamente estos cosacos? Los investigadores actuales tienden a considerar que además del evidente componente eslavo oriental en su endogénesis también entraron pueblos turcos y caucásicos. Es muy común encontrarse hoy en día descendientes de cosacos con pelo negro y ojos oscuros.
Los cosacos siempre han hablado en dialectos del ruso, que el resto de los rusohablantes entienden, a excepción de algunas palabras. Nunca tuvieron una identidad nacional particular, aunque les une una identidad gremial y confesional (ortodoxa) muy clara.
Hoy en día la imagen del cosaco es inseparable del caballo, pero en un principio no todos iban a caballo. Hasta hace bien poco se mantuvieron destacamentos de infantería cosacos.
La identidad ortodoxa llevó históricamente a los cosacos bajo la creciente protección del reinado, en un comienzo moscovita, y posteriormente rusa, inicialmente como vasallos. En los territorios cosacos se aplicaban sus propias leyes internas, una peculiar democracia en la que elegían a sus dirigentes de entre sus propias filas y tan solo en tiempos de guerra, ya que el resto del tiempo se consideraban iguales.
Sin embargo en los siglos XVII y XVIII, el gobierno zarista ejerció una constante presión sobre los cosacos, intentando limitar su volnitsa (grupos de personas de diferentes capas sociales que huían para buscar la libertad), lo que provocó una respuesta violenta completamente comprensible.
Dibujado por Iliá Repin, destacado pintor y escultor ruso.
Los cosacos atamanes se levantaron con frecuencia contra Moscú, arrastrando a masas de miles de campesinos. Primero fue Stepán Razin quien encabezó un gran alzamiento contra el zar Alexéi Mijáilovich entre 1670-71, después Kondrati Bulavin contra el Zar Pedro I y posteriormente Emelián Pugachev contra Catalina II.
Sin embargo, la Sich Zaporega se disolvió precisamente por su rebeldía en el s. XVIII y los cosacos fieles a la reina se instalaron en Kubán (Cáucaso norte), aunque parte de los zaporegos se pasó al territorio del reino otomano, creando la Sich del Zadunai, leal al sultán turco, y algunos de ellos llegaron hasta los voevodi, sirviendo a los Habsburgo en la frontera austro-turca.
Vientos de oriente
Con una situación así de complicada el gobierno zarista los utilizó, por lo menos cuando estaba en paz con ellos, de forma activa para ampliar el territorio.
El 'estado' cosaco del Dniéper en los siglos XVI-XVIII era la Sich zaporega. Los viajeros europeos de la época la llaman 'república cristiana' y encuentran en ella muchos parecidos con las órdenes de caballería.
Es difícil valorar completamente el papel de los cosacos en la conquista y colonización de los Urales, Siberia y Extremo Oriente y por lo tanto en la creación del Imperio ruso.
Muchas ciudades de estos lugares fueron fundadas precisamente por cosacos, incluidas las actuales capitales de las regiones y autonomías de Irkutsk, Jabárovsk, Omsk, Tomsk, Yakutsk, Blagoveschensk, Petropavlovsk-Kamchatski, Oremburgo, Krasnoyarsk, Krasnodar e incluso Grozni, y esas no son más que una pequeña parte.
Los cosacos llegaron al Océano Pacífico, aunque no se quedaron ahí y en 1648, el cosaco Dezhnev, descubrió América desde la parte asiática, para extender Rusia hasta Alaska.
La conquista de grandes extensiones de territorio de Eurasia, que hoy en día son parte indivisible de Rusia y base de su economía (aquí se concentran principalmente las principales reservas de petróleo, gas, oro y otros yacimientos) se debe principalmente a la iniciativa y visión estratégica de la monarquía rusa por un lado y a la tendencia tan querida en el ideario cosaco de vivir de forma independiente, lejos del zar y del gobierno por otro lado.
No podemos pasar por alto el hecho de que debido a su naturaleza severa los cosacos (eran criados como soldados desde la infancia) trataron a los habitantes locales con gran brutalidad llegando en casos a la crueldad. Sin embargo fueron también cosacos los que establecieron las bases de la coexistencia pacífica de los rusos con los indígenas en los territorios colonizados y nunca exterminaron a los aborígenes como, en general, sucedió cuando los occidentales colonizaron otras partes del mundo.
Estamento privilegiado
Una vez que se calmó el alzamiento de Emelián Pugachev, el gobierno zarista decidió no entrar más en conflicto con los cosacos.
Los cosacos finalmente se convirtieron en un poderoso estamento militar. A partir de aquí uno no se hacía cosaco, nacía cosaco.
La principal obligación era defender las fronteras del Imperio y servir en las campañas militares y recibieron del zar ciertos privilegios por sus servicios: grandes concesiones de tierra, exenciones de impuestos, gobierno interno, y los cosacos del Don incluso autonomía territorial; el Oblast del Voisko del Don.
El gobierno, al decidir no entrar en conflicto con los cosacos, se aseguró su apoyo incondicional. A partir de este momento se convirtieron en uno de los estamentos más leales al zar.
Además tenían una buena organización autónoma, estaban armados hasta los dientes y tenían una perfecta instrucción militar y siempre estaban dispuestos a derramar su sangre y la de los demás "por el zar y la fe ortodoxa".
El siglo XIX fue el momento estelar de los cosacos. El atamán de los cosacos del Don, Matvéi Platov, junto con el victorioso ejército ruso derrotó finalmente a Napoleón y tomó París, ofreciendo a Europa y al mundo una nueva imagen de un invencible, cruel e intrépido jinete además de la palabra "bistró".
Toda la diversidad etnográfica del Imperio ruso en un museo
Durante el reinado de Nicolás I, los cosacos también aplastaron alzamientos no solo en Polonia, sino que en 1848 salvaron al vecino imperio de los Habsburgo de los revoltosos húngaros. Aquí los cosacos se encontraron en el mismo bando que los súbditos austriacos, los serbios, que se habían mantenido leales a Viena. En 1878, los cosacos, junto con el ejército ruso destrozaron a los otomanos y liberaron finalmente a los pueblos balcánicos: búlgaros, serbios y rumanos.
Participaron en la represión de los alzamientos nacionalistas y lucharon con valentía en los frentes de la guerra ruso-japonesa y la Primera Guerra Mundial. A partir de 1918 en sus territorios se desarrolló el terrible drama de la sangrienta guerra civil. Pero la historia de los cosacos en el siglo XX merece un relato aparte.
Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: