Debido a las numerosas obras de construcción, se multiplican los hallazgos arqueológicos en la capital rusa. Fuente: PhotoXpress
Los hallazgos arrojan luz al misterio de la vida diaria de los siglos pasados: se ha descubierto un bolsito de cuero para dinero, utensilios de madera, mobiliario y calzado. Además de gran cantidad de cerámica, azulejos de estufas, recipientes de cristal. En palabras del responsable de los trabajos arqueológicos Vladímir Berkóvich, subdirector de la empresa Prospecciones Arqueológicas en Obras, el alto valor histórico de estos artículos no ofrece duda alguna.
“Los arqueólogos no habían estudiado nunca esta zona . Aquí hay aguas subterráneas, por eso es indispensable bombear agua, se va mucho tiempo en la criba del terreno. Por otra parte, el terreno húmedo ha ayudado a la conservación del material, garantizando un muy buen estado de conservación”.
Según ha señalado Vladímir Berkóvich, la Moscú antigua creció y se desarrolló desde el centro hacia la periferia: desde el Kremlin hacia los lindes de piedra blanca de Kitái-Górod, después hacia los confines de la denominada Zemlianói Górod (ciudad de tierra), el actual Anillo de los Jardines. Precisamente más allá de los límites de este último fue trasladado el barrio ('arrabal'), en el que vivían los transportistas de la época, los 'yamschik' (cocheros). Eran ellos quienes aseguraban el porte de correo y de mercancías desde Moscú a Tver y más allá, hasta Europa. Y de aquí el nombre del arrabal, Tverskáia-Yamskóia.
En Moscú, el primer tesoro importante fue descubierto el 8 de mayo de 1895 en Kitaí-Górod, en el barrio de Ilinka. Estaba compuesto de cinco cascos, cinco cotas de malla, doce picas y una talega con monedas acuñadas antes de la coronación de Iván IV (año 1547).
En la época soviética los arqueólogos encontraron en el arrabal Gonchárnaia (de alfareros) un horno entero, herramientas de alfarero, una vajilla e incluso juguetes de barro. En 1982, durante la reconstrucción del hotel Rossía los arqueólogos descubrieron una cubierta única de orfebrería fina de un icono de san Jorge Victorioso del siglo XV.
Fuente: Dmitri Zvérev
En los 90 aparecieron montones de cachivaches históricos durante la enorme reconstrucción de la plaza Manézh, contigua a los muros del Kremlin. Esta plaza tiene una historia magnífica. En tiempos de Iván el Terrible aquí estaba el arrabal Strelétskaia (de Arcabuceros), en el que estaba instalado el regimiento de palafreneros del zar, y a su lado se instalaba el mercado.
Durante siglos en la plaza se celebraban transacciones y la vida bullía. Los límites actuales de la plaza forjaron durante la “reconstrucción estalinista” de los años 1934-1937, tras la demolición de las construcciones históricas.
En 1993, antes de iniciar la reconstrucción, en su territorio se efectuaron minuciosas investigaciones y se descubrió un estrato cultural compacto y repleto de construcciones de piedra y de madera de diferentes siglos. Son restos del asentamiento del siglo XII y los cimientos prácticamente enteros del puente Voskresenski –un antiguo ornamento de Moscú–, diferentes objetos de artesanía y domésticos, y, principalmente, un tesoro impresionante: 16 vasos de plata, 335 monedas de Europa occidental y 95 429 monedas rusas de los siglos XV-XVI.
Ya entonces se elaboró una nueva forma de abordar la herencia histórica. Se decidió no demoler las obras arquitectónicas subterráneas, sino conservarlas. En primer plano surgió el término 'museificación' e incluso se creó el Museo Arqueológico de Moscú.
A propósito, está situado en un pabellón subterráneo de la plaza de Manézh, justo en el lugar de las excavaciones de los años 1993-1996.
Y en los años 2000, gracias a las obras permanentes o a la reconstrucción de edificios históricos en el centro de la ciudad, la colección del Museo de Historia de Moscú continúa completándose con objetos nuevos.
Así, en 2008 en el territorio del mercado Tióplye en el barrio de Kitai-Górod los mayores hallazgos fueron un icono de vidrio del siglo XV con la imagen de Cristo y de origen extranjero, un pequeño amuleto en forma de hacha y una figurita de ajedrez hecha de colmillos con los detalles del rostro y la ropa minuciosamente elaborados.
Los objetos encontrados en el territorio del hotel Pekín también se convertirán en objetos de exposición: “350 objetos, esto es un gran hallazgo para Moscú. Toda la colección va a ser procesada e investigada minuciosamente, y entregada al Museo de Historia de Moscú al cabo de tres años”, informa Berkóvich. “Podrá verse este otoño, en una exposición en Gostíny Dvor, donde tradicionalmente presentamos al gran público las colecciones”, comenta el arqueólogo.
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