El primer actor en tener el dudoso honor de interpretar al Generalísimo fue Semión Goldsthab. Al rodarse la secuela del film, fue sustituido por otro actor, parece que por mandato directo del propio Iósif Vissariónovich Stalin, que no había quedado satisfecho con el trabajo del intérprete.
Lenin v Oktyabre(sin subtítulos)
Durante el resto del periodo estalinista la URSS promovió un cine propagandístico muy curioso, pues el propio líder era parte importante como personaje interpretado como un actor.
En Chelobek s Ruzhyom (El hombre de la pistola, 1938) dirigida por Serguéi Yutkevich y con Maxim Shtraukh como Stalin, unos soldados hartos de la Primera Guerra Mundial, escribían una carta a Lenin pidiéndole que respondiese a la pregunta: “¿Cómo sería posible acabar con la guerra y volver a casa, contribuyendo a la felicidad universal?”
Ese mismo año otro georgiano, Mijaíl Ciaureli, realizó la primera de cuatro películas con su cruel compatriota como protagonista. Velikoi zarevo (El gran incendio) estuvo protagonizada por el actor que más veces encarnó a Stalin: Mijaíl Guelovani.
Después vendrían Lenin v 1918 godu (Lenin en 1918, Mijail Romm, 1939) con Borís Schchunkin, Vyborgskaya storona (La barriada de Vuiborg, Grigori Kozintsev y Leonid Trauberg, 1939) con el incombustible Guelovani y en 1940 unas de las películas menos conocidas del otrora maestro del cine mudo soviético Lev Kulechov: Sibiryaki (Siberianos, 1940) en la que Guelovani volvió a interpretar al dictador.
Lenin v 1918 Godu (sin subtítulos)
Vyborgskaya storona (sin subtítulos)
Sibiryaki (sin subtítulos)
En los años 40 (que ocupan el periodo de la Gran Guerra Patriótica, 1941-1945), Stalin ocuparía las pantallas rusas con las aventuras del as de la aviación Valeri Chkalov (Mijail Kalatozov, 1941), la heroica Oborona Tsaritsina (La defensa de Tsaritsin, Georgi y Sergei Vasiliev, 1942) ambientada en esta ciudad durante los últimos combates de la guerra civil entre rojos y blancos y Kliatva (El juramento, Mijail Ciaureli, 1946), todas ellas con Stalin interpretado por Mijail Guelovani.
Valeri Jkalov (subtítulos opcionales)
(Ambas sin subtítulos)
La más famosa de ellas sin duda es Kliatva, calificada por el maestro de críticos cinematográficos Roman Gubern como la más emblemática del culto a la personalidad de Stalin.
El hilo conductor de la misma es la vida de una familia campesina que vive las transformaciones del país y su proceso de industrialización.
Es esta película donde, según el prestigioso André Bazin se sucede uno de los momentos cúlmenes del cine de adoración a Stalin, una escena en la que Lenin, trasunto de Dios comunista, se aparece en un momento onírico a su Moisés Stalin para recibir “la consagración de la Historia”.
En otra de las escenas más recordadas del film, el primer tractor construido en la URSS sufre una avería en plena Plaza Roja, recibiendo la ayuda de varios viandantes. El camarada Stalin, que anda por allí, se acerca también para ayudar, lo que el bizarro campesino aprovecha para espetarle que debería comprar camiones norteamericanos.
Ni corto ni perezoso el gran líder se remanga la camisa y soluciona el problema de bujías con sus propias manos para luego subirse al tractor y dar varias vueltas por la Plaza Roja.
Kliatva(subtítulos opcionales)
Las últimas películas de la década en contar con Stalin como personaje fueron Tretij oudar (El tercer golpe, Igor Savchenko, 1948), película bélica sobre la reconquista de Crimea a los nazis, con el actor ucraniano Alexéi Dikij y la superproducción Pedeniye Berlina (La caída de Berlín I y II, Mijail Ciaureli, 1949), que cuenta la historia de un soldado rojo hecho prisionero por los alemanes, encerrado en un campo de concentración nazi y que logra evadirse para ser más tarde uno de los artífices del triunfo en la toma de la capital germana. En esta ocasión Guelovani volvería a interpretar el papel de Stalin.
Tretij oudar (sin subtítulos)
(Ambas con subtítulos opcionales)
La década que vería morir al dictador tuvo como bisagra fílmica otra gran epopeya bélica, Stalingradskaya bitva (La Batalla de Stalingrado I y II, Vladimir Petrov, 1949) que recuperaba al ucraniano Alexéi Dikij para el personaje de Stalin, esta vez casi una divinidad omnisciente, un gran estratega que manda sus tropas como el mismísimo Napoleón lo hubiese hecho.
Stalingradskaya bitva
1952 todavía vio una película más del Semper fidelis Ciaureli Nezabivaemii 1919 god (El inolvidable año 1919) película que encantó al enfermo y envejecido dictador.
La película, que fue la más cara producida durante el periodo estalinista, contaba en una rocambolesca historia inflada de mentiras históricas cómo el Stalin rescataba la ciudad de Petrogrado de las pérfidas tropas del Ejército Blanco y sus aliados ingleses mientras los traidores recibían una (al parecer) muy merecida bala en la nuca.
Protagonizada de nuevo por el georgiano Guelovani, fue vista por más de treinta millones de soviéticos, siendo solo superada aquel año en taquilla por cuatro películas norteamericanas de Tarzán rodadas en los años 30. Criticada por sus fatuos valores ideológicos y artísticos por el Comité Central, fue retirada de la exhibición tras la muerte de Stalin, acontecida cinco meses después de su estreno.
La última película destacable del periodo y perfecta metáfora del juicio de la Historia es Vikhri vrazhdebnyye (Torbellinos hostiles, 1953). La película de Mijaíl Kalatózov era un relato biográfico sobre la vida y obra de Dzerzhinski, fundador de la Policía Secreta Bolchevique (la Cheka) en el que Stalin era interpretado por el inefable Mijaíl Guelovani. La película se reestrenó en 1956. Todos los episodios donde aparecía Stalin, habían sido eliminados del metraje
Para saber más:
Dictadores en el Cine. La muerte como espectáculo. VVAA. Capítulo Stalin, el dictador de acero. Kepa Sojo. Centro de Ediciones de la Diputación Provincial de Málaga para el Festival internacional de Cortometraje y Cine Alternativo de Benalmádena.
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