Los rusos despertaron el interés de los aficionados por primera vez en 2010, cuando la pareja formada por Natalia Petrova y Vladímir Jórev resultó ganadora en el primer campeonato europeo de tango argentino, por una diferencia de puntos con sus competidores, por cierto, bastante significativa.
En aquel momento, nadie valoró en Moscú esta victoria, porque Rusia atravesaba entonces un periodo de rechazo a los concursos de bailes sociales; había una tendencia a considerar este tipo de eventos como un remanente de los bailes de salón, desde donde muchas personas se pasaban al tango.
Sin embargo, tras esta brillante victoria, dentro y fuera de las fronteras argentinas, se sigue a la pareja de bailarines rusos con gran expectación.
Como no podía ser de otro modo, este hecho ha despertado el interés del resto de la comunidad nacional de amantes del tango, y los rusos se han lanzado en tropel al campeonato europeo que se celebró en primavera y al Mundial de Buenos Aires que tendrá lugar en agosto.
Alexander Vistgof, organizador del Campeonato ruso de tango argentino, nos ha comentado que la decisión de celebrar la competición estaba tomada desde 2010, pero que tuvo que esperar la respuesta de Argentina durante mucho tiempo.
Además, había que esperar también a que la administración de Buenos Aires recibiera al menos tres solicitudes de diferentes organizadores.
Alexander asegura que recibió el permiso gracias a que es ciudadano ruso, vive aquí y lleva muchos años promoviendo el tango (ha participado en veinte festivales desde 2003).
Cuando en primavera se anunció que el campeonato finalmente se celebraría comenzaron a llover las protestas. Muchos pensaron que sería un calco de los torneos de bailes de salón, que se aplastaría sin piedad la esencia del tango argentino, ya que los participantes se centrarían en la preparación para el concurso y se olvidarían de la milonga y la improvisación.
Los organizadores defendieron su posición refiriéndose a la aparente mejora de nivel que experimentan los hombres cuando participan en concursos. Cuando uno se pone un objetivo, progresa mucho más rápido; además, en el tango de salón, si el compañero no es ningún experto, ni siquiera una bailarina excepcional puede ‘tirar’ del nivel general de la pareja.
“Me gustaría que progresaran precisamente los hombres rusos, porque no estoy de acuerdo con la concepción despectiva que se tiene de nuestros bailarines, ni con la importación masiva de trabajadores de fuera”, comenta Vistrof.
Las afirmaciones del tipo “yo solo bailo bien en Europa” son contraproducentes. Sobre todo porque, con frecuencia, estamos obligados a adoptar el patrón ‘europeo’ de tango argentino.
Durante los quince años de historia con los que cuenta el tango argentino en el territorio de Rusia, el número de bailarines ha subido, literalmente, como la espuma: la comunidad se ha diversificado, ha entrado mucha gente nueva, nuevas opiniones, estilos y escuelas. Ahora, cuando bailas en las milongas de Buenos Aires y tu pareja se entera de que eres de Rusia, se queda con la boca abierta y te dice que los bailarines rusos están demostrando un progreso vertiginoso; el nivel de los bailarines rusos es muy admirado. Y eso que hace tan solo unos años, cuando se sabía que eras ruso, pocos decían algo más aparte de ‘vodka, Gorbachev y perestroika’.
Por cierto, no solo se están viendo avances en la esfera del baile, sino también en otros elementos importantes del tango: el sexteto ruso Solo Tango Orquesta se ha convertido, en tan solo unos años, en la mejor orquesta de tango de Europa. Las entradas a sus conciertos se venden como roscas y han sido ovacionados por el público de los principales eventos de tango de Argentina.
El festival fue un éxito
Los eventos de tango se suceden uno tras otro cada semana, y cada uno de ellos se centra en una tarea determinada. El festival de cultura argentina Congreso, que tuvo lugar en mayo, presentó a la comunidad del baile no solo a los grandes maestros, sino que recorrió las distintas generaciones: de este modo, en las milongas y seminarios se pudo estudiar tanto el tango del ‘siglo de oro’ como otros tangos de salón más modernos.
Bailarines profesionales argentinos y observadores del comité de organización del campeonato del mundo acudieron al campeonato ruso para hacer de jurado.
Se seleccionaron ganadores en las categorías 'tango open' (cada uno bailaba su estilo de tango preferido), 'tango escenario' (estilo espectáculo) y 'tango salón' (el que se baila en las milongas).
El jurado y los espectadores estaban entusiasmados con una nueva categoría introducida en los campeonatos de tango, 'el milonguero', en el que los participantes se intercambiaban las parejas durante tres tangos seguidos. Los ganadores de las categorías salón (Vera Gógoleva y Alexánder Frolov) y escenario (Esmer Omerova y Dmitri Vasin) representarán a Rusia en el Mundial de Buenos Aires que se celebrará en agosto.
Vera Gógoleva llegó al tango desde los bailes de salón tras acabar su carrera profesional: “me puse a dar clases para niños y sus padres, pero el amor por el baile lo llevo en la sangre y sentía un vacío que no podía llenar con nada. Una buena amiga me invitó a un concierto de tango argentino. Cuando me enteré de que todo lo que ocurría en el escenario era pura improvisación, no me lo podía creer, porque en los bailes de salón nosotros bailábamos coreografías preparadas de antemano. Necesitaba resolver aquel misterio: ¿cómo es posible que dos personas, un hombre y una mujer, completamente desconocidos puedan moverse como un todo? He de reconocer que para mí esto sigue siendo un misterio, aunque ya llevo cinco años bailándolo”.
En el campeonato también participaron personas que no habían estado relacionadas con el baile con anterioridad. Por ejemplo, el matrimonio formado por Olesia Grigóreva y Vladislav Kovalenko, finalistas del concurso, que afirman que, durante mucho tiempo han llevado el tango encerrado en su interior hasta que, finalmente, se decidieron a sacarlo a la luz.
Vladislav se había dedicado durante años a la lucha, consiguió el cinturón negro en judo y taekwondo, pero decidió dedicarse a ese baile que siempre le había atraído, algo de lo que nunca se ha arrepentido. Y es que este baile provoca emociones fuertes tanto dentro como fuera de las milongas: “hace un par de años, estando en Buenos Aires, volvíamos de la milonga ‘La Baldosa’. Nuestro taxista resultó ser un delincuente, sacó un revólver y nos pidió toscamente que vaciáramos los bolsillos. Por suerte, pude hacer uso de toda mi experiencia anterior en la lucha; después nos reímos mucho. Al día siguiente nuestro amigo me contó que habían atracado al maestro Carlos Copes la noche anterior y sentí mucho no haber estado cerca en ese momento”.
Los rusos están dispuestos a luchar no solo en los campeonatos, sino también en la vida real; prácticamente igual que los argentinos. Quizás por eso logran unos resultados tan buenos en el tango.
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