Los rusos celebran la Pascua ortodoxa

Fuente: AFP / East News

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El 5 de mayo los ortodoxos celebran la Pascua. Esta es la principal celebración del calendario cristiano. Durante la época soviética no se fomentaba la participación en las celebraciones de Pascua y, como resultado, sobre estas tradiciones religiosas se impusieron otras nuevas, las soviéticas, unas costumbres no muy bien acogidas por la Iglesia.

Las celebraciones de Pascua comienzan con una misa en la iglesia seguidas por la procesión de la Cruz. Durante esta procesión, los sacerdotes caminan alrededor de la iglesia en sentido contrario a las agujas del reloj, llevando consigo iconos, cantando y recitando oraciones. Después, los feligreses se unen a la procesión. Cuando esta termina, se da por finalizada la Cuaresma y la gente puede volver a comer todo lo que quiera. 

Los huevos pintados, el roscón de Pascua y el “pasja” (un tipo de pan hecho con requesón y pasas), son algunos de los alimentos que se consumen durante la Pascua Ortodoxa. Estos platos se bendicen durante la misa. Tradicionalmente, se guarda uno de los huevos hasta la Pascua del año siguiente. Se cree que, pasado el año, el huevo no se habrá podrido. A pesar de que la religión estaba prohibida en la Unión Soviética, en casi todas las casas se pintaban huevos. Nadie le daba un sentido especialmente religioso a esta costumbre, pero de todos modos celebraban la Pascua. 

“Nosotros teníamos un juego con el que esperábamos la Pascua, - cuenta Natalia, pensionista, -  Dos personas cogen un huevo cada una y los hacen chocar entre sí. Aquel cuyo huevo haya quedado entero se queda con el huevo agrietado. Así, yendo de casa en casa por el pueblo podías acabar con muchos huevos. Después no era obligatorio comerse todos los ‘trofeos’. Cuando estábamos llenos dábamos los huevos a todo el que quisiera. Mi familia no era religiosa: mi madre era maestra, mi padre electricista, veterano de guerra. Pero durante las fiestas de Pascua yo iba a escondidas con mi abuela a la iglesia, donde siempre me daban caramelos. Luego, claro, en casa mis padres me reñían porque consideraban que les había deshonrado”. 

A la prohibición oficial de las fiestas religiosas se relacionaba también la costumbre de visitar en los cementerios a los familiares fallecidos y limpiar sus tumbas. De hecho, según las costumbres ortodoxas a los fallecidos se les visita durante la Rádonitsa, ocho días después de Pascua. Pero la gente, deseosa de distinguir la Pascua de los días festivos ordinarios en ausencia de la Iglesia, comenzó también a visitar los cementerios.

Esta tradición no se perdió ni siquiera después de que la Iglesia Ortodoxa consiguiera la libertad y el apoyo del estado, y los políticos comenzaran a asistir a las principales ceremonias religiosas.   

“La tradición de visitar los cementerios durante la Pascua, de dejar allí los huevos de pascua y los roscones, es una costumbre pagana que se retomó durante la época soviética, - comenta el padre Aleksander, - Cuando se persigue la verdadera fe, siempre aparecen supersticiones. Durante la Pascua se debe acudir a la iglesia. Se puede decir que, en general, la gente en Rusia es ortodoxa, pero muchos carecen del hábito de ir a la iglesia. Sin embargo, el día de Pascua a la iglesia acuden incluso personas a las que no ves ningún otro día del año. ¿No es esto un milagro del Señor? 

La noche antes de Pascua, todas las iglesias están, por supuesto, abarrotadas, aunque para algunos “feligreses” la ocasión es tan sólo una excusa para beber. Cuando cae la noche toda la ciudad sale a la calle para celebrar la festividad, como si fuera Año Nuevo. Hay quien afirma haber visto a gente repartiendo vasos y bebiendo alcohol en la misma iglesia, durante la misa. 

“Cuando era joven acudía cada año con mis amigos a la procesión durante la Pascua, - comenta Serguéi, vigilante de seguridad, - A nosotros nos parecía interesante no tanto la ceremonia, sino la enorme concurrencia de gente. Y también era una excusa perfecta para beber: después de todo, era Pascua. Finalmente volvíamos a casa a la mañana siguiente sin apenas tenernos en pie. Ahora ya no lo hago, no tengo la misma salud y a mi edad ya no toca. Ahora nos reunimos los amigos y la familia el domingo y nos vamos de barbacoa al bosque”. 

“Voy a la misa de Pascua todos los años, aunque confieso que no voy tanto como feligrés como por mi trabajo, — explica Román, inspector de incendios, — “Me aseguro de que no haya ninguna emergencia, aunque desafortunadamente estas ocurren más a menudo de lo te puedes imaginar”. En más de una ocasión he tenido que rescatar a mujeres a las que se les ha quemado el vestido con las velas. “Basta con que cualquier mujer mayor que sujete una vela se incline hacia delante para que se le queme el pañuelo. Ahora, siempre que veo a cualquier mujer con pañuelo durante la misa, me acerco a ella para recordarle que tenga cuidado”.  

La Pascua se celebra durante una semana entera después del Domingo de Resurrección. La semana de Pascua también es especial por ser la única ocasión del año en la que se permite tocar las campanas a todo el que lo desee. Durante toda la semana, tras las ceremonias religiosas, se oye un largo y desacompasado repicar de campanas: se trata de alegres feligreses, a menudo niños, que tocan las campanas celebrando que Cristo ha resucitado. 

“Mis hijos esperan todo el año el momento de tocar la campana, - continúa Serguéi, programador, - Generalmente nos reunimos con amigos que también tienen hijos pequeños y vamos a la iglesia. Lo mejor es llegar justo después de la misa de la tarde, que acaba sobre las siete. Basta con acercarse a alguno de los sacerdotes y preguntarle: “Permítanos tocar las campanas por la gloria de Cristo”. Nunca he visto a un sacerdote negárselo a nadie. Quizás si se acerca alguna persona poco decente, o ebria. Tocar la campana es una sensación inolvidable. Al principio es complicado, pero a medida que te acostumbras, logras entender el ritmo y tocar algo más o menos inteligible. Y los niños están encantados con ello. Lo más importante es prestar atención a los pequeños, ya que la campana está bastante alta, después de todo”.

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