La orquesta habitual del Colón se vio enriquecida por los solistas del Teatro Mariinski de San Petersburgo: la famosa soprano Ekaterina Goncharova y el barítono Andréi Bondarenko. Entre otras piezas interpretaron la polonesa de la ópera ‘Eugene Onegin’, el adagio del ballet ‘Cascanueces’, y la Sinfonía Nº 5 en mi menor, que fueron efusivamente aplaudidas por el público asistente al evento.
¿Podría comentar en qué se basa el acuerdo de colaboración que, como director general del Teatro Mariinski, ha firmado con Pedro Pablo García Caffi, director general y artístico del Teatro Colón?
El acuerdo prevé un intercambio artístico. Nuestro repertorio de ópera y ballet es importante, trabajamos con artistas famosos y contamos con una nueva generación que les sigue los pasos muy de cerca. El estreno, hoy, de dos cantantes jóvenes en el concierto extraordinario del Teatro Colón es una buena prueba de ello. En Argentina nadie sabía nada de ellos pero llegaron y mostraron su potencial musical. Estoy seguro de que les invitarán a cantar en otra ocasión en Buenos Aires.
¿El Teatro Colón y el Teatro Mariinski tienen algo en común?
Ambos pertenecen a la pléyade de los teatros históricos más grandes del mundo. El Mariinski cumplió 230 años mientras que el Teatro Colón abrió sus puertas hace más de un siglo y se puede decir que ganó su fama muy pronto.
¿Cuáles son las posibilidades de cooperación entre los dos teatros?
Creo que tienen muchas posibilidades. Dentro de poco inauguraremos un nuevo teatro lo que nos permitirá contar con tres escenarios; es decir, dos teatros y una sala de conciertos muy moderna, con una acústica perfecta. Tenemos la oportunidad de invitar a nuestros colegas y proporcionarles las mejores condiciones para su trabajo.
Al Mariinski acuden los mejores solistas y músicos de Alemania, Estados Unidos, Italia, Francia, Japón y China. Sería muy interesante también contar con la representación de los colegas argentinos.
¿La distancia que separa los dos teatros no obstaculizará la colaboración?
A pesar de la distancia, Rusia y Argentina lideran la protección del patrimonio histórico y la conservación del acervo cultural. Fíjese qué bien salió el Teatro Colón de la restauración. Tiene una acústica maravillosa que quedó intacta.
La cultura rusa vive un verdadero florecimiento. Se habla muy poco del tema pero, por ejemplo, sólo en San Petersburgo el Teatro Mariinski inaugura una sala de concierto de lujo y ahora le toca a un segundo edificio grande, nuevo, lindo y luminoso.
Es un acontecimiento único en la vida cultural incluso a escala mundial, eventos de esta índole se esperan en Londres, París y Nueva York durante años. Significa que Rusia sigue siendo una potencia cultural que hace aún más esfuerzos que otros países en esta dirección. Con los tres escenarios del Teatro Mariinski se abre un enorme abanico de posibilidades para el desarrollo de la cultura rusa.
Estoy seguro de que el Teatro Colón será un socio muy digno ya que alberga unos 3.000 espectadores a diario que vienen para disfrutar del talento de músicos excelentes. No creo que exista un turista extranjero, que piense que ha recorrido todos los lugares de interés de Buenos Aires sin haber visitado el Teatro Colón. Lo mismo que no hay una persona que diga que conoce San Petersburgo sin haber visto el Museo del Ermitage y el Teatro Mariinski.
¿Se acuerda de su primera visita a Buenos Aires en 1998?
Sí, fue una visita inolvidable. El público argentino brinda un cordial y caluroso recibimiento a las obras, sobre todo si provienen del repertorio ruso. Le presentamos la ópera Jovánschina de Modest Músorgski, uno de los compositores más famosos, reconocidos y queridos por el público.
Cuando la ópera de Músorgski es interpretada por una orquesta y un coro rusos de primera clase, se trata de una experiencia incomparable. En aquella ocasión en el Teatro Colón nos dieron una ovación impresionante y creo que muchos escucharon la ópera Jovánschina por primera vez. Me acuerdo de la presentación de la obra en el Metropolitan Opera de Nueva York, en el Covent Garden, en París y Salzburgo pero el recibimiento que nos dieron en el Teatro Colón en 1998 se me grabó en la memoria para siempre.
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