Cualquiera que haya vivido en la URSS estará familiarizado con la salsa Kubanski (que viene de “Kubán”). Toma su nombre de una región histórica del Cáucaso Norte, cuyo centro es la ciudad de Krasnodar. El clima cálido la ha convertido en un lugar ideal para el cultivo de hortalizas, sobre todo tomates increíblemente sabrosos. No es de extrañar que sea en el Kubán donde hayan aparecido muchas salsas diferentes basadas en ellos, incluida la que vamos a preparar con usted. La salsa Kubanski es un poco como el ketchup, pero más auténtica. No podía faltar en ninguna cantina soviética. Puedes utilizar esta salsa como acompañamiento de casi cualquier plato, desde carne hasta sopas.
Se escaldan 2 kg de tomates, se pelan y se les quita la parte central.
Ponlos en un cazo, añada 150 g de azúcar y un poco de agua. Llevar a ebullición.
Cuando el agua se haya evaporado, repetir el proceso. 15 minutos antes de la preparación, añadir las especias picadas (20 clavos, 5 g de canela, 1,5 g de mostaza en polvo, 15 granos de pimienta), después 100 g de cebolla y 3 dientes de ajo, tras pasarlos por una picadora de carne.
Antes de retirar los tomates de la sartén, añada 35 g de sal y 130 ml de vinagre al 6%.
Para que la salsa resulte aún más deliciosa, viértela en tarros de cristal y déjala reposar hasta que se haya enfriado por completo.
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