Las gachas han sido un plato principal en la cocina rusa desde la antigüedad y siempre se han preparado a partir de una variedad de cereales. Las gachas de un trigo semisalvaje, conocido como espelta, han caído en el olvido. Sin embargo, recientemente ha renacido entre los conocedores de la cocina y los aficionados a la salud.
Las leyendas dicen que los antiguos bogatires comían a menudo espelta, y por eso eran tan fuertes e invencibles. Las gachas de espelta son mencionadas por el gran escritor del siglo XIX Alexánder Pushkin en un cuento sobre un sacerdote y un obrero, Balda, que promete servir bien a su amo si le da de comer espelta, ayudándole a convertirse en bogatir.
El punto álgido de la demanda de este cereal se produjo en el siglo XVIII. En aquella época, se cocinaban regularmente en todas las casas.
La espelta no absorbe los fertilizantes ni los pesticidas, por lo que no se utiliza ninguno al cultivar este cereal. Esta fue una de las razones de su desaparición de los campos de Rusia: la incapacidad de aumentar el rendimiento de este cereal redujo su atractivo comercial.
En la actualidad, ha recuperado su antiguo esplendor, ya que cada vez más personas buscan ingredientes y alimentos saludables. La cocina rusa conoce muchas recetas con este cereal: pasteles, gachas, tortitas, etc. Es nutritivo y de fácil digestión.
A veces se llama a la espelta "el caviar negro del mundo de los cereales". Este título destaca el valor de los cereales por sus elementos saludables, aminoácidos saturados de grasa y vitaminas del grupo B.
En Rusia las gachas de espelta se cocinaban en un fogón, donde resultaban muy sabrosas. Sin embargo, también puede cocinarse en un horno moderno. Lo principal es que, independientemente del método de cocción que se elija, la espelta conserva completamente su valor nutritivo.
Hoy sugiero que cocinemos gachas de espelta con calabaza, carne y arándanos secos. Estas gachas se preparan de forma rápida y sencilla, no requieren un remojo adicional en agua y, además, los arándanos pueden sustituirse por cualquier otro fruto seco.
Enjuagar la espelta bajo el chorro de agua fría, ponerla en un colador y dejar que el agua escurra completamente.
Lavar un pedazo de cerdo deshuesado, secarlo en papel absorbente y cortarlo en trozos pequeños.
Pelar la calabaza y cortarla en cubos pequeños (aproximadamente 1x1 cm). Picar finamente la cebolla.
Calentar un poco de aceite vegetal en una sartén profunda y freír la carne hasta que esté medio cocida. Añadir sal y pimienta al gusto.
Añadir la cebolla y freír con la carne hasta que se dore.
Añadir los arándanos secos y los trozos de calabaza picados. Cocinar removiendo hasta que las verduras estén blandas. Si es necesario, añadir un poco más de aceite vegetal a la sartén.
Verter el agua caliente de la tetera en la sartén con la carne y las verduras. El agua debe cubrir completamente el contenido de la sartén. Cubrir la sartén con una tapa y dejar cocer a fuego lento durante unos 20 minutos.
Añadir la espelta lavada, distribuyéndola uniformemente sobre la carne con calabaza.
Verter agua del hervidor de manera que su nivel esté aproximadamente 1 cm por encima del nivel de los productos en la cacerola. Llevar el agua a ebullición, luego reducir el fuego y cocer las gachas bajo la tapa durante 20-25 minutos.
Cuando las semillas de espelta estén blandas, retira la olla del fuego y mezcla las gachas. Si no es así, vierte un poco más de agua de la tetera y sigue cocinando hasta que los cereales estén listos. Poner las gachas con carne y calabaza en un plato y servirlas. ¡Disfruta de la comida!
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