Giro al este robustece lazos ruso-chinos

Xi Jinping y Vladimir Putin tras la firma de acuerdos Gran Palacio del Pueblo de Pekín

Xi Jinping y Vladimir Putin tras la firma de acuerdos Gran Palacio del Pueblo de Pekín

Reuters
Forzada por las circunstancias de los últimos tiempos en la geopolítica internacional, con un tablero adverso y una animosidad sin precedentes de Occidente, Rusia gira hoy al este a pasos firmes.

La artillería de sanciones por parte de los Estados Unidos y la Unión Europea, que de un perfil personalizado se recrudecieron contra sectores específicos de la economía rusa, motivó una mayor atención de Moscú al declarado vector asiático en su pragmática y ensanchada política exterior.

Una mayor cooperación y relaciones con la región Asia-Pacífico figuran entre las prioridades del Kremlin, plasmadas en la Concepción de la Política Exterior suscrita por el presidente Vladimir Putin en 2013.

Con razón, sin embargo, analistas hacen la salvedad de que ese giro, proyectado hace varios años, no significa una renuncia a los mercados occidentales ni a los proyectos con grandes compañías energéticas de Occidente, y la conquista del Ártico es un ejemplo.

Para el director del Instituto de Problemas de la globalización, Mijaíl Delyaguin, las alternativas permiten a su país un equilibrio de los intereses nacionales y reducir los crecientes riesgos globales.

China se ha convertido en el aliado comercial más consecuente y activo, y en el ámbito político, Moscú y Pekín dejan entrever coincidencias de enfoques y una mirada común a la complicada madeja internacional; sobre las guerras, la paz y el terrorismo.

En su reciente visita al gigante asiático (el 2 y 3 de septiembre), el presidente Vladímir Putin corroboró la coincidencia de puntos de puntos de vista con el mandatario anfitrión, Xi Jinping.

Las dos potencias nucleares y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU coincidieron en la necesidad impostergable de minimizar los conflictos en el mundo y en no permitir una revisión o tergiversación de la historia, sobre todo de la Segunda Guerra Mundial.

Como es costumbre, antes de emprender su viaje a Pekín, Putin subrayó en una entrevista a las agencias de noticias TASS y Xinhua que las sanciones contra su país constituyeron un estímulo para el desarrollo de los vínculos con China.

“Nuestros países avanzan de manera consecuente hacia la formación de una alianza energética estratégica, la cual desempeñará un papel medular en las relaciones económicas internacionales”, declaró el presidente ruso.

Al concluir las conversaciones oficiales y en presencia de los dos Jefes de Estado se firmaron en esa ronda cerca de 30 documentos, incluido un memorando sobre el nuevo gasoducto que enlazará a Rusia con el vecino asiático por el este (Siberia oriental).

“Nos unen relaciones estratégicas que implican una asociación integral”, recalcó Putin y resaltó la coincidencia de enfoques acerca de problemas relacionados con la historia y los intentos de tergiversarla.

China, prosiguió el líder ruso, es nuestro gran socio económico-comercial. “Vemos las turbulencias en el mundo y en nuestras economías, pero estamos preparados para ello”, reflexionó el mandatario.

Putin aseguró que los grandes proyectos serán ejecutados y dijo estar seguro de que serán una influencia positiva para la economía mundial. Uno de los acuerdos fue rubricado por la petrolera estatal rusa, Rosneft, y la corporación homóloga china, CNCC, para la construcción de una planta refinadora.

Durante el primer Foro Económico Oriental en Vladivostok, la compañía rusa concertó una transacción con la compañía petro-química china Sinopec para la explotación de los yacimientos de difícil acceso en el distrito autónomo de Yamala-Nenets y en Krasnoyarsk, en la plataforma continental, en el norte de la Federación de Rusia.

El consorcio chino tendrá una participación del 49 %, en unas reservas estimadas en 1.400 millones de toneladas de crudo en los depósitos de Russki y unos 311 millones en los pozos de Yurubcheno-Tojomsk.

Según analistas, los esfuerzos de ambos colosos energéticos minimizarán las operaciones de riesgo y acelerarán la explotación de los yacimientos incluso en condiciones de una elevada volatilidad en los mercados internacionales de crudo.

En la última década los suministros de petróleo y derivados a China procedentes de Rusia aumentaron en 20 veces, hasta las 36 millones de toneladas y hay perspectivas para un incremento hasta 50 millones hacia 2020, certificó el presidente de Rosneft, Igor Sechin.

Los dos presidentes dieron el visto bueno a la firma de un convenio entre el Fondo Ruso de Inversiones Directas, el Banco de Comercio Exterior y el Fondo Chino de la Ruta de la Seda, para la financiación de proyectos en sectores prioritarios de las economías de Rusia y China.

Moscú y Pekín son al mismo tiempo fervientes promotores del desarrollo de un cinturón económico en la zona de la Unión Económica Euroasiática, con implicación además de Armenia, Bielorrusia, Kazajistán y Kirguistán.

La reciente visita de Putin a China y la concreción de importantes acuerdos, unido a la exitosa celebración del Primer Foro Económico Oriental, constituyen un botón de muestra de las rutas alternativas que tiene Rusia para interactuar con el mundo, y la alianza ruso-china no es una fantasía.

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Publicado originalmente en Prensa Latina

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