La guerra lingüística en torno al conflicto de Ucrania

Dibujado por Niyaz Karim

Dibujado por Niyaz Karim

Desde hace ya algunos meses los acontecimientos en Ucrania son tema de encendidas discusiones. Un fenómeno de esta primera mitad del año ha sido la aparición de un nuevo vocabulario para referirse a los participantes en el conflicto. Muchos términos están connotados e indican las preferencias políticas de quienes los usan.

A los partidarios de las repúblicas autoproclamadas de Donekts y Lugansk los llaman de formas diferentes. Un apelativo de connotación positiva es “povstantsy” (insurrectos, rebeldes), otro relativamente neutral es la denominación “partidarios de la federalización”. Existe una expresión más negativa, que es “separatistas”, y otra extremadamente negativa, “terroristas”. Todos estos términos se pueden encontrar en los medios de comunicación y por las palabras que éstos escogen se puede determinar la posición de cualquier medio de comunicación con relación al conflicto.

A un nivel informal, han aparecido algunas expresiones que han adquirido popularidad. El ejemplo más claro es el nuevo significado de la palabra “vátnik”, una prenda de vestir de abrigo, una chaqueta acolchada de guata que protege del frío. Se distingue por ser estéticamente poco atractiva, que se lleva para resguardarse de las bajas temperaturas y no para lucir elegante. Es sobre todo por esta razón que la palabra “vátnik” ha pasado a utilizarse en un sentido más amplio para designar a una persona de pocas luces, sin formación ni cultura. Los adversarios de los “vátniki” consideran que precisamente esta capa social es la que predomina entre la población de la Ucrania oriental.

Otra expresión popular en relación con los “separatistas” y los “vátniki” es la palabra “koloradi” (colorados). Años atrás, la denominada cinta de San Jorge se utilizó ampliamente como símbolo de la victoria en la Segunda Guerra Mundial (1941-1945). Esa cinta envolvía la faja en la que colgaba la medalla con la inscripción “Por la victoria sobre Alemania”, pero mucho antes de eso, desde finales del siglo XVIII, formaba parte de la simbología de la más alta condecoración militar de Rusia: la orden de San Jorge. Y fue precisamente esta cinta la que los ucranianos “partidarios de la federalización” escogieron como símbolo.

Sus adversarios aprovecharon el hecho de que los colores de esta cinta -con rayas negras y naranjas- recuerdan los colores de la dorífora que arrasa los campos de cultivo, insecto conocido también con el nombre de escarabajo del colorado o de la patata. Fue así como los “vátniki” y los separatistas pasaron también a ser conocidos como escarabajos del colorado (koloradski zhuki) o por su forma abreviada, “koloradi” (colorados, a secas).

La palabra “koloradi” se usa más en el territorio de Ucrania, mientras que en Rusia se ha hecho popular una palabra insólita por su estructura, “krymnash”, que surgió tras el referéndum de marzo en el que se decidió la anexión de Crimea a Rusia. “Krym nash” (Crimea es nuestra) empezaron a decir con orgullo los partidarios rusos de la reunificación: a su vez, sus adversarios “juntaron” las dos palabras en una sola y empezaron a llamar en tono despreciativo e irónico a los partidarios de la anexión “krymnashi” (con letra minúscula).

Paralelamente, siguieron apareciendo nuevos términos también para los “oponentes” de los “vátniki”. En un discurso pronunciado por el presidente Vladímir Putin el 18 de marzo hizo una mención (en relación con el posible “agravamiento de los problemas internos”) a las acciones de “una tal quinta columna”, un tipo particular de “traidores nacionales”, expresiones que pasaron a formar parte inmediatamente del vocabulario de Rusia. La verdad es que la “quinta columna” original tenía un significado ligeramente diferente. Se denominaba así a los opositores activos del Gobierno ruso que participaron en las manifestaciones de inicios de la década de 2010.

Los nacionalistas ucranianos radicales que participaron en los sucesos en la Plaza de la Independencia de Kiev hace mucho que fueron bautizados con el nombre de “banderovsty” (en honor al líder de los nacionalistas en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, Stepán Bandera) y, dado que su organización se llamaba “Pravi Sektor” (Sector de Derechas), surgió también la expresión despreciativa “pravoseki”.

Para denominar a los ucranianos, en general, existen dos abreviaturas: la relativamente neutral “ukry” (oriundo de una antigua tribu eslava) y la abiertamente irónica “ukropy” (el juego de palabras consiste aquí en que esta palabra en singular designa a una hierba que se utiliza popularmente en Rusia y Ucrania como condimento, el hinojo, pero que en plural no tiene este significado).

En junio pasado se hicieron bastante famosos otros dos términos. A quienes sostienen discusiones encendidas en las redes sociales sobre la oposición militar los llaman “tropas del diván” (divani boyski) y a quienes se dejan manipular fácilmente por los medios de comunicación oficiales los denominan “zombirovani” (en referencia a los zombis). Cada una de las partes considera que es la otra la que se deja influenciar por la propaganda.

En julio aumentó drásticamente la popularidad de la palabra “fake” (falsificación), préstamo del inglés, una vez creció sustancialmente la cantidad de información cuya veracidad no infundía confianza, especialmente a raíz de la catástrofe del Boeing-777 de la compañía aérea malaya.

Lea más: ¿Quiénes eran los nacionalistas ucranianos?>>>

Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.

Esta página web utiliza cookies. Haz click aquí para más información.

Aceptar cookies