¿Cómo afecta la crisis de Ucrania al deporte ruso?

Tarviya Simferópol y FC Sevastopol jugaron en abril el último derbi de Crimea en la liga ucraniana. Fuente: Konstantín Chalábov / Ria Novosti

Tarviya Simferópol y FC Sevastopol jugaron en abril el último derbi de Crimea en la liga ucraniana. Fuente: Konstantín Chalábov / Ria Novosti

La crisis que sacude Ucrania desde hace más de medio año genera una onda expansiva que toca a la vecina Rusia en ámbitos de lo más variopinto. No sólo en lo político, económico y militar, sino en terrenos menos evidentes como el deportivo.

Lo más mediático es sin duda el fútbol. Los equipos de Crimea esperan poder incorporarse a la competición rusa partir de la nueva temporada. Hay registrados un total de cinco clubes en la península, de los cuales dos, el Tarviya Simferópol y el Sebastopol, han jugado esta temporada en la primera división ucraniana.

El Tarviya, recientemente rebautizado como SKIF y que cuenta en sus filas con un futbolista argentino, el centrocampista Rubén Gómez, concluyó la liga en el farolillo rojo, 15º clasificado con sólo 10 puntos en 28 partidos.

Por su parte, el Sebastopol, que también ha anunciado cambio de nombre, a partir de ahora se llamará Club Deportivo de la Flota del Mar Negro, concluyó en un digno noveno puesto. A pesar de que ambos equipos formaban desde marzo parte de otro país, pudieron concluir la temporada en la liga ucraniana, ahora bien, no sin dificultades, teniendo que jugar algunos partidos como local en el destierro, cuando los aeropuertos estaban cerrados y la frontera bloqueada.

Desde el principio, la liga rusa (Premier) planteó incorporarlos a su primera división ya la próxima temporada, 2014-2015, aumentando la competición de 16 a 18 equipos, tal y como había recomendado el seleccionador Capello algunos meses atrás por motivos diferentes. Sin embargo, ese escenario se ha complicado y se antoja prácticamente imposible a día de hoy.

En una reunión de la Federación Rusa de Fútbol celebrada a mediados de junio se aprobó por votación posponer la adopción de los clubes de Crimea, siguiendo indicaciones, o más bien presiones, de la FIFA y la UEFA. Dado que el comienzo de la temporada se encuentra a pocas semanas vista, la decisión implica que estos equipos no podrán participar este curso en competiciones rusas, condenándoles a un limbo legal.

“No hay posibilidad de que los clubes de Crimea puedan incorporarse al campeonato ruso, no al menos esta temporada”, comentó resignado Vyacheslav Koloskov, presidente honorífico de la Federación, a la salida de la reunión.

Otra consecuencia de la crisis de Ucrania para el deporte ruso son los regulares llamamientos por parte de políticos occidentales al veto de equipos rusos o al boicot de eventos internacionales organizados en Rusia.

El 7 de marzo, dos senadores del Partido Republicano de los EE UU hicieron llegar a la FIFA, a través de un despacho de abogados, una solicitud formal para el veto de la selección rusa en el Mundial de Brasil.

La Federación respondió en pocas horas con una negativa pública, explicando que su organización se rige únicamente por criterios deportivos, que el único motivo para castigar de esa forma a Rusia o a cualquier otra selección sería el incumplimiento de las normas de la propia organización (amaño de partidos, etc).

Los mismos senadores republicanos pidieron a la FIFA que retirase a Rusia la organización del Mundial 2018, solicitud que también fue denegada. El presidente de la UEFA, Michel Platini, respaldó públicamente la decisión de sus colegas de la federación internacional: “Es fácil para dos senadores pedir a la FIFA que retire a un país la organización del torneo. Empiezo a estar harto de la gente que solicita boicots. Los que hacen esas peticiones son personas a las que no les gusta el deporte”.

En mayo, el inglés Richard Ottaway, presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Británico, dijo que si la situación en Crimea no cambiaba, habría nuevas sanciones contra Rusia que impedirían la disputa del Gran Premio de Fórmula Uno, que tendrá lugar en octubre en Sochi.

El austriaco Nikki Lauda, director de la escudería Mercedes y leyenda de las cuatro ruedas, desautorizó al político británico. “La solicitud no tiene ningún sentido. Además, la organización del campeonato se comprometió a una prueba allí y debe mantener su palabra”.

¿Cómo viven los crimeos hoy?

La Federación Internacional de Automovilismo, FIA, ni si quiera se molestó en replicar a la sugerencia de Richard Ottaway. El calendario de la temporada se mantiene intacto, con el GP de Rusia programado para el 12 de octubre.

Y por último, la crisis ucraniana ha tocado también al baloncesto. El político y oligarca ruso Mijaíl Prójorov es dueño de los Brooklyn Nets de la NBA, donde por cierto milita su compatriota Andréi Kirilenko. En vista de la oleada de sanciones que Washington impuso a políticos y hombres de negocios rusos en marzo y abril, congelando activos y cancelando visados, Prójorov buscó un resquicio legal para protegerse a sí mismo y al equipo en caso de que le salpicase una nueva oleada de sanciones.

La fórmula, transferir la propiedad de la franquicia de la compañía estadounidense a través de la que gestionó la compra de acciones (Onexim Sport, con base en Delaware) a una compañía rusa también de su propiedad. “El equipo pasará a ser propiedad de una empresa con residencia en Rusia y por lo tanto se regirá por la jurisdicción del país. Este movimiento no viola las normas de la NBA”, explicó el propio Prójorov.

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