El entrenador, Ettore Messina, tras la derrota en semifinales de Euroliga. Fuente: cskabasket.com
El alto presupuesto del CSKA se traduce en la
mejor plantilla y en uno de los mejores entrenadores (al menos por currículum),
Ettore Messina.
Sin embargo, el Titanic encalló de nuevo este pasado fin de semana, en
semifinales de la Euroliga, cayendo por un solo punto (68-67) tras
desaprovechar una desventaja de 15 en el minuto 29 ante un rival inferior sobre
el papel como el Maccabi de Tel Aviv (al que cuadruplica en presupuesto y al
que había ganado los dos duelos directos esta temporada).
Puede alegarse mala suerte en un final apretado, pero el CSKA no ha carburado
en ningún momento de la temporada, ni de la presente ni de la pasada, siempre
por debajo de las expectativas que marca ese presupuesto. Las miradas apuntan
al banquillo, al técnico italiano Ettore Messina, inspirador de una plantilla
desequilibrada (con tres bases carísimos pero ninguno de garantías) y cuyos
rígidos métodos de dirección se han demostrado desfasados. El batacazo del CSKA
puede certificarse esta semana en la VTB United League, antigua Liga Báltica,
donde está en puertas de caer eliminado en cuartos de final, tras perder en
casa los dos primeros partidos de una serie a cinco ante el Lokomotiv.
A propósito del presupuesto del CSKA, que bebe principalmente del Ministerio de
Defensa, conviene aclarar que no se gasta enteramente en jugadores. Al
contrario, es uno de los equipos que proporcionalmente menos gasta en salarios,
apenas la mitad, el resto se va en estructuras que hacen que el club funcione
como un reloj suizo, desde las cheerleaders hasta el departamento de
comunicación.
De todas formas, y dada la distancia respecto
al resto de equipos, la del CSKA es igualmente la plantilla más lujosa de
Europa, ayudada por el bajo tipo impositivo ruso (13%). Una plantilla que
afronta una profunda remodelación este verano, y lo hará con el hándicap de la devaluación
del rublo (los salarios de los jugadores están expresados en dólares) y de una probable
reducción presupuestaria.
El primero en salir será el entrenador, Ettore Messina, decisión que, aunque no
hecha pública todavía, le comunicó al club hace ya algunos meses. Aspira a
convertirse en el primer europeo en dirigir una franquicia NBA, de lo contrario
se tomará un año sabático.
El favorito para sustituirle era el estadounidense David Blatt, campeón con Maccabi y que firmase una brillantísima trayectoria como seleccionador nacional ruso entre 2006 y 2012. Sin embargo, anoche anunció para sorpresa de muchos que seguirá un año más en Israel, dejando al CSKA compuesto y sin novia. En cuanto a jugadores, continuarán seguro los cuatro rusos (Kaun, Jriapa, Fridzon y Vorontsevich), todos con contrato en vigor, además del ala-pívot estadounidense Kyle Hines, el único fichaje de esta temporada que ha rendido al nivel esperado.
El capítulo de bajas se presenta concurrido,
con hasta tres titulares habituales que terminan contrato en verano, los
serbios Teodosic, Krstic y Micov, además del base reserva Aaron Jackson. Los
dos primeros, entre los jugadores mejor pagados de Europa, se unirán
probablemente al proyecto de Dusan Ivkovic en el Efes turco.
Jackson podría regresar al baloncesto español, en el que se hizo un nombre
entre 2010 y 2012 jugando para Bilbao Basket. El único que puede seguir es el
tirador Vladimir Micov, en función del deseo del nuevo técnico. A Weems y a
Pargo les resta un año de contrato, a razón de 2,2 millones y 1,7 millones de
euros netos.
El primero ha cuajado una temporada sólida (miembro del quinteto ideal de la Euroliga), aunque bajo presión ha demostrado que le falta empaque para ejercer de jugador franquicia de semejante equipo, rol para el que se le fichó. Seguirá salvo que reciba alguna oferta importante de la NBA, en cuyo caso negociaría una salida con el club, que no pondría pegas.
Jeremy Pargo, fichaje estrella en verano, ha firmado un año lamentable. Sin embargo, dada la marcha de Messina (con el que estaba enemistado) y de los otros dos bases del equipo, unida al elevado coste de un hipotético despido, es probable que continúe. Sea como fuere, y más allá de los nombres, el CSKA afronta a partir del verano el reto de iniciar un nuevo proyecto, ya sin Messina. Más que asentarse en la élite, de la que nunca se ha apeado, el reto es dotar esta vez al equipo de un espíritu e identidad reconocibles, claves para escalar el último peldaño.
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