Cómo brindan los rusos

Dibujado por Niyaz Karim

Dibujado por Niyaz Karim

El brindis es uno de los atributos omnipresentes en las mesas rusas. En ocasiones oficiales se pronuncian en serio, pero en una fiesta entre amigos a menudo adquieren un matiz irónico.

Existe la creencia de que los rusos, cuando beben, se dicen: Na zdorovie! (¡Salud!). Esto no es del todo cierto.Cuando los rusos alzan sus copas suelen decir: Vashe zdorovie!(¡A su salud!) o Tvoió zdorovie! (¡A tu salud!). Aunque esto no es un brindis en el sentido estricto de la palabra. El brindis tradicional tiene una estructura más extensa: en la primera parte se cuenta una pequeña historia y en la segunda se saca una conclusión cómica o paradójica, tras lo cual se invita a beber.

El protagonista de la comedia soviética de los años 60 Kavkázskaya plénnitsa (La prisionera del Cáucaso), el joven experto en folclore Shurik, viaja al Cáucaso para recoger relatos, leyendas y brindis locales, y cada caucásico que se encuentra por el camino le propone que escriba su brindis.

Por ejemplo: “Mi bisabuelo dice: tengo el deseo de comprar una casa, pero no tengo la posibilidad; tengo la posibilidad de comprar una cabra, pero no tengo el deseo. ¡De modo que bebamos para que nuestros deseos coincidan con nuestras posibilidades!”.

Cada brindis va acompañado de un vaso a rebosar de vino, ¡y es que “un brindis sin vino es como una boda sin novia”! Generalmente, estos largos brindis terminan así: “Y cuando toda la bandada comenzó a migrar al sur para pasar el invierno, un pequeño pero orgulloso pájaro dijo: 'Yo volaré directamente al sol'. Comenzó a volar cada vez más alto, pero de tanto subir se quemó un ala y cayó en picado hasta el fondo de un profundo desfiladero. ¡De modo que bebamos para que ninguno de nosotros, no importa lo alto que vuele, jamás se separe de la bandada!”, tras lo cual Shurik, totalmente borracho, comienza a llorar.

“¿Qué te pasa, amigo?”, le preguntan sus anfitriones preocupados. “¡Me da lástima del pájaro!”, responde Shurik entre lágrimas. Y esta frase, “lástima del pájaro”, se ha convertido en un dicho popular para mitigar el patetismo excesivo en una situación concreta.

En los banquetes rituales generalmente se proponen varios brindis estándar. En un aniversario el primer brindis se pronuncia en honor a la persona que cumple años (con deseos de salud, éxitos y una larga vida), y el segundo brindis en honor a sus padres.

En una boda, el primer brindis es: “¡Que los novios sean felices!”, y más adelante, durante todo el banquete, una y otra vez se grita Gorko! (¡Amargo!). Este brindis tan breve significa (en broma) que la comida que les han servido está amarga. Para hacer que sea más dulce, los novios se levantan y se dan un largo beso, y los invitados cuentan su duración a coro: “Uno, dos, tres, cuatro, cinco…”, tras lo cual, cuando finaliza el beso, todos alzan su copa.

En las comidas de exequias, la primera parte del brindis contiene generalmente un recuerdo de algún momento conmovedor y memorable de la vida del difunto, y el brindis acaba con las palabras “eterno recuerdo” o “que descanse en paz”. Generalmente, cuando se bebe por las personas difuntas (no sólo en los funerales) no se hacen chocar los vasos.

Las comidas que no tienen un motivo en particular, organizadas únicamente por pasar el tiempo en compañía, también tienen algunos brindis estándar. En el primer brindis se suele decir Za vstrechu! Porlavelada!) oSosvidanitsem!Porelencuentro!). Para que la gente se libere todavía más, vuelven a beber rápidamente, diciendo: “¡Entre el primero y el segundo, el descanso es breve!”. Las siguientes rondas van acompañadas de breves comentarios como “¡Allá vamos!”, “¡A por ello!”. 

En algún momento hacia la mitad de la fiesta surge el brindis “¡Por las bellas damas!” (Variante: “¡Por las bellas damas aquí presentes!”). En ese momento, alguien suele comentar que los verdaderos hombres deben beber por las damas de pie, - tras lo cual, todos los hombres beben sus copas de pie (y de un trago).

Antiguamente se consideraba de buen gusto (y especial gallardía) beber después de cada brindis todo el vaso de golpe, aunque en la actualidad en las fiestas rusas se considera más bien de mal gusto. No obstante, si hay algún vaso a medias antes de cada brindis se rellena hasta arriba, a esto se le llama “refrescar el vaso”.

Otra fórmula estándar de brindar es la fórmula irónica Za sbychu mecht! (¡Por que los sueños se cumplan!). Literalmente implica el deseo de que se cumplan los sueños, pero su extraña construcción, que no cumple las leyes sintácticas, es una parodia de los lemas propagandísticos soviéticos.

Tras la adaptación a finales de los años 80 de la novela de Mijaíl Bulgákov Corazón de perro, adquirió gran popularidad el absurdo brindis pronunciado por su protagonista, Sharikov: “¡Deseo que todo!”. Esta fórmula incompleta y sin sentido pone de manifiesto el carácter ritual de los brindis.

Uno de los personajes de otra película soviética, Lluvia de julio,  pronuncia en su brindis la frase “¡Que vaya bien!”. “¿Significa eso ‘Hasta la vista’?”, le pregunta sorprendida la mujer que se sienta a su lado. “No, - responde él. – Significa solamente ‘¡que vaya bien!’” (El juego de palabras consiste en que la fórmula “¡Que vaya bien!” se utiliza realmente como una forma de despedida).

Y en la última invitación a beber para los huéspedes que se disponen a irse a casa se dice Na pososhok! (literalmente “¡Para el bastón!”, significa “para el camino”). Antiguamente los viajeros iban a pie apoyándose en un bastón al que se llamaba posoj, y con la expresión “para el posohok” (forma diminutiva de “posoj”) se desea un buen viaje.

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