Las McUrbanizaciones se extienden por las economías emergentes

Todo comenzó un día en que el fotógrafo sueco Martin Adolfsson viajaba a bordo de un avión. A medida que perdía altitud en la maniobra de aproximación al aeropuerto de destino, Adolfsson hizo lo mismo que muchos otros pasajeros: mirar por la ventanilla. Distinguió entonces una urbanización que le recordaba mucho a Estocolmo. Lo sorprendente es que estaba aterrizando en Bangkok. Eso ocurrió en 2006, y ese trozo de Suecia trasplantado a Tailandia fue el germen de una investigación titulada 'Suburbia gone wild', que le llevó a viajar durante seis años a lo largo de los cinco continentes.

 

Fuente: Martin Adolfsson

En las grandes urbes de las economías emergentes, como Moscú, Shanghái, São Paulo o Bangalore, el fotógrafo se encontró con que se repetía el mismo patrón en las urbanizaciones cerradas de las nuevas clases pudientes, hasta hace poco inexistentes en algunos de estos países. Allí, en esas islas herméticas y asépticas, la identidad nacional carece de interés y a lo que se aspira es a acceder a una nueva clase global. Preguntado por su método de trabajo en Suburbia gone wild, Adolfsson responde a Rusia Hoy que llegó a contratar a asistentes para que se hicieran pasar por su intérprete o pareja. Así, mientras su cómplice entretenía al agente inmobiliario, el fotógrafo aprovechaba para captar con su cámara la puesta en escena. ¿El resultado? Un retrato de otra cara de la homogeneización contemporánea. Esta vez, dentro del perímetro de los oasis de la prosperidad. 

¿Le resultó difícil tomar las fotografías de este proyecto en Rusia? 

Los promotores de Moscú se mostraban más desconfiados conmigo y con mi asistente que en otras ciudades, donde nos presentábamos sin pedir cita previa la mayoría de las veces. Al final conseguimos trabar conocimiento con un arquitecto que tenía muy buenos contactos, lo que nos abrió muchas puertas. Gracias a eso no tuvimos ningún problema para acceder a las localizaciones que me interesaban. 

¿Cómo entiende que alguien adopte una identidad cultural extranjera en su propio país? ¿Responde a un deseo de pertenecer a una comunidad global? 

Sí, creo que obedece a un deseo de pertenecer a una comunidad más grande, como sucede con los seguidores de un equipo de fútbol o los miembros de una congregación religiosa, pero a una escala global pudiente. En muchos de los países que visité hay enormes desigualdades sociales y, tal vez, ésta sea la manera que encuentran estos residentes para forjar su propia identidad, cuando sienten que ya no son parte de lo que se considera el consenso nacional. 

En el libro se alude a la cultura televisiva de las series. ¿Qué otras modas culturales han dado forma a este modelo? 

Creo que es una mezcla de las distintas influencias de la cultura pop que llega al gran público desde la televisión, el cine y las revistas (y, actualmente, redes sociales como Pinterest). En resumidas cuentas, es el estilo de vida americano lo que se ha exportado todo este tiempo, dado que Estados Unidos lleva décadas siendo el mayor exportador de cultura de masas. 

Uno de los textos incluidos en el libro señala la Maison Domino de Le Corbusier como el proyecto arquitectónico que dio inicio a la construcción seriada. En la Unión Soviética, fue en la década de 1960 cuando se inició un proceso de estandarización a nivel nacional. ¿Ha intercambiado opiniones con los arquitectos o promotores que firman estas urbanizaciones? 

Nunca he hablado directamente con los arquitectos que han diseñado las casas, pero siempre he tenido la sensación de que los promotores intentaban olvidar la historia y las tradiciones del pasado y prefieren una versión corta-pega de los suburbios americanos, construida, además, en el menor tiempo posible. Creo que es consecuencia directa del crecimiento explosivo que han experimentado estos países en las dos últimas décadas. Da la sensación de que estamos ante un proceso que este grupo de nuevos ricos está experimentando al mismo tiempo. Sin embargo, pienso que se producirá una corrección en un futuro no muy lejano: la gente volverá de nuevo a las raíces. Muchas promociones estaban en su primera fase de construcción, así que tampoco tuve la ocasión de contactar con los vecinos.

 ¿Por qué es el aislamiento un rasgo común en estas urbanizaciones? 

En parte es por razones de seguridad: si colocas guardias privados y muros alrededor de tu casa te sientes más seguro. Pero también es porque los humanos tendemos a preferir estar rodeados por personas con un sistema de creencias similar, lo que ofrece otro tipo de seguridad.  

¿Qué tipo de utopía refleja estas urbanizaciones? ¿Son una especie de fortaleza ideológica? 

No creo que la gente se traslade a los suburbios por razones ideológicas, la razón es mucho más simple: buscan un barrio más seguro para sus familias. Lo que me parece interesante es que los promotores sí que publicitan su producto como algo parecido a una utopía, comparándolo con lo que el país puede ofrecerles en lo referente a sus necesidades básicas. Y, cuando los inquilinos están convencidos de que el gobierno no puede satisfacerle esas necesidades, es cuando se mudan a estas urbanizaciones cerradas, creando una suerte de fortaleza ideológica. 

Las circunstancias de este proyecto han impuesto una técnica a la hora de tomar las fotografías. ¿Habría cambiado mucho el resultado si hubiera podido decidir algunas variables? 

No sé si el resultado hubiera sido diferente, el ritmo acelerado de este trabajo me obligaba a seguir mi instinto muchas veces y no tanto a analizar demasiado la situación, mucho más próxima al fotoperiodismo tradicional que a un proyecto de corte artístico, donde no hay una iluminación específica, puesta en escena o alteración de los elementos que aparecen en la imagen. 

¿Y si hubiera fotografiado casas habitadas en lugar de casas piloto? 

Supongo que sí. La razón por la cual decidí centrarme y documentar las casas piloto es, sobre todo, porque quería estudiar su desarrollo desde una perspectiva macro, y si hubiera dado más importancia a casos concretos me habría quedado a un nivel micro. Las casas piloto funcionan como escaparates a escala 1:1 y, como en las tiendas, venden un sueño más que una realidad.  

¿Cree que estos temas interesan únicamente a un público muy especializado? ¿Ha sido ése el motivo para pensar el proyecto en formato libro y difundirlo en plataformas alternativas? 

Creo que es un tema bastante amplio y que puede interesar a todo el mundo. El objetivo de pasar al formato libro era intentar llegar a un público más amplio, a todo aquel con inquietudes en arquitectura, urbanismo, economía, antropología y, por qué no, política. Joseph Grima, autor del prólogo, lo resume bastante bien cuando dice que este proyecto ofrece un contrapunto visual bello y a veces aterrador a los datos y las estadísticas que nos arrojan cada día. Esto es algo en lo que suelo pensar cuando veo algunos libros de arte: a veces parece que quieran limitar intencionadamente su público, algo que no logro comprender. Utilicé la plataforma de micromecenazgo Kickstarter y eso permitió que la gente interesada en mi proyecto pudiera encargar un ejemplar de mi libro antes de su lanzamiento y así cubrir los costes de producción. 

¿Cómo se explica que un modelo, el de los suburbios norteamericanos, aún siga teniendo esta buena acogida? 

Me sorprendió realmente que los promotores y políticos que han aprobado estos proyectos no hubieran aprendido algo de los fracasos de este modelo en los países industrializados. Algunas de estas ciudades parecen tener prisa por expandirse y a menudo carecen de las infraestructuras necesarias para acomodar este proceso. La única explicación posible que encuentro es que la gente está adoptando incondicionalmente el mismo modelo de vida que se promovió con tanto empeño en los países industrializados en las décadas de 1950 y 1960. 

Más información: www.suburbiagonewild.com

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