Los gatos del Ermitage inspiran una galería de retratos de época

Desde los tiempos de Pedro I habitan el Palacio de Invierno unos seres de cuatro patas muy queridos: los gatos. La comunidad felina, elevada por decreto a la categoría de guardianes de las colecciones privadas, ha mantenido intacta hasta hoy su cruzada contra los roedores, que se distinguen por su escaso o nulo respeto hacia las obras de arte. La fundación “Hermitage XXI Century” ha encargado al artista uzbeko Eldar Zakirov una serie de retratos felinos ataviados con indumentaria de la época zarista, para rendir un especial homenaje a estos incansables custodios del arte.

 

Autor: Eldar Zakirov. Fuente: Hermitage Magazine

El Palacio de Invierno, actual sede del museo Ermitage, sólo se quedó sin moradores felinos durante los casi novecientos días que duró el sitio de Leningrado, cuando todos ellos perecieron. Antes y después de este paréntesis, los gatos han sido inquilinos palaciegos de pleno derecho, tanto como los zares, los cortesanos, luego los bolcheviques y ahora los trabajadores y los miles de visitantes de uno de los museos más importantes del mundo. 

Su silenciosa pero inestimable habilidad para cazar y ahuyentar roedores fue reconocida a golpe de decreto por la hija de Pedro I, quien importó el primer gato de Holanda a la Corte. Después de que reinaran los felinos procedentes de Kazán, Catalina II promovió a la raza felina del Azul ruso como digna supervisora de su colección de arte privada. 

Hoy son más de setenta gatos de diferentes razas los que siguen rondando por las entrañas del museo. Pero no son, ni mucho menos, personajes olvidados: tienen sus propios patrocinadores, una asociación que los mima, una fiesta anual y una obra de teatro musical infantil especialmente dedicada a ellos. 

Por si esto fuera poco, la revista Hermitage Magazine ha encargado una galería de retratos digitales para rendirles un homenaje en sus páginas. No sólo se han escogido minuciosamente a los modelos gatunos: los expertos del departamento de vestuario se han encargado del estilismo, seleccionando los ropajes de entre los increíbles fondos que atesora el museo.

Rusia Hoy habla con el artista de Taskent Eldar Zakirov sobre las particularidades de este encargo, que está cosechando un gran éxito en Internet. 

¿De qué hablamos cuando nos referimos a estos retratos como “pintura digital”? 

Cuando hablamos de “arte digital” nos estamos refiriendo a las obras de arte producidas con la ayuda del ordenador. Sin embargo, este término es muy amplio e incluye una gran variedad de géneros distintos, que va de las tecnologías 2D y 3D a las imágenes de vídeo en las que se emplean programas informáticos. 

En este caso, la pintura digital es la técnica que sustituye el pincel en la mano del artista por el lápiz de la tableta, color puro en lugar de óleo, acrílico o cualquier otro pigmento, y un lienzo virtual en lugar de uno real. El proceso de trabajo es muy similar al de la pintura tradicional. Muchos programas incluso intentan imitar los colores reales y el comportamiento de los materiales. 

Así que la pintura digital sólo es un tipo más de pintura, como lo son el óleo o la acuarela. En el medio digital, la formación desempeña el mismo papel que en la pintura clásica, en términos de sombra, color o perspectiva. En mi caso, todo lo que sé de pintura lo he aprendido de forma autodidacta. Completé mi formación en el Instituto de Arquitectura de Taskent como diseñador de entornos arquitectónicos. 

¿Cómo llegaron los editores de Hermitage Magazine a un artista digital de Taskent? 

Antón Fedórov, director de arte de una famosa revista rusa, le habló de mí a su amigo Andréi Shelyutto, a su vez director de arte de la revista Hermitage Magazine. Antes de estos retratos había hecho otras ilustraciones para esta publicación por encargo de Andréi. 

La galería de gatos es una colaboración más. La idea inicial fue de la revista. Además, Andréi encargó a los expertos del museo una selección de vestuario histórico procedente de los fondos del Ermitage para proveerme de todo el material documental necesario, así como fotografías de los gatos que viven en el museo. 

El director de arte de Hermitage Magazine me describió primero lo que tenía en mente, luego yo hice algunos bocetos. En cuanto me dieron el visto bueno, me puse manos a la obra. He tenido total libertad creativa durante el proceso. Siempre tuve presente que quería plasmar el espíritu de los retratos clásicos de los siglos XVIII y XIX. 

¿Entonces los gatos que aparecen en los retratos son auténticos? 

Sí, el equipo editorial de la revista me envió tres docenas de fotografías de gatos del Ermitage, así que pude escoger cuáles serían mis modelos. Sólo había una condición: en el caso de los cortesanos árabes, debían ser gatos de pelaje oscuro. Esta serie está conectada con la verdadera historia de la aparición de los gatos entre las paredes del Museo. ¡No me extraña que estos animales se hayan convertido en uno de sus símbolos más queridos! 

¿Qué obras tomó como referencia? 

Dado que mi objetivo era crear retratos clásicos, me rodeé de reproducciones de pinturas de los siglos XVIII y XIX, tanto rusas como europeas. Los autores iban de Levitski y Borovikovski a Kiprenski, Boucher o incluso Repin y Bouguereau. Cada cuadro está pintando siguiendo un estilo diferente. 

¿Encontró otros referentes de animales pintados como si fueran personas? 

Había visto este tipo de imágenes de animales antropomórficos antes, pero hace sólo dos meses que averigüé lo populares que son cuando descubrí esta clase de retratos en una enorme galería de un sitio web. Antes de eso, recuerdo las pinturas de los calendarios de pared, que eran muy populares en mi ciudad en la década de 1990: cuatro o cinco perros de distintas razas, vestidos con traje y jugando al póker en un casino o algo parecido. Era divertido. Pero, en este caso, me guié por los retratos clásicos, vistiendo a los gatos con vestimentas históricas como las que se llevaban en la corte del zar. 

¿Es algo muy diferente a lo que había hecho hasta ahora? 

Sin duda. Sin embargo, siempre intento seguir distintos caminos, empleando técnicas, estilos y géneros diferentes. Eso me permite ponerme distintas metas creativas. Me gusta siempre alcanzar algo nuevo. A veces, eso se encuentra en un aspecto viejo que está olvidado. 

¿Qué opina de que el Ermitage se anime a colaborar con creadores contemporáneos? 

Creo que es una iniciativa muy acertada. El Ermitage, pese a asumir una misión muy importante como museo que custodia un increíble legado histórico, no quiere quedarse atrapado en el pasado. De hecho, muchos museos históricos e incluso escuelas de bellas artes están demasiado centradas en los clásicos y no se permiten mirar adelante y estar en la misma dimensión que el arte actual. No obstante, todos sabemos que el Ermitage sigue siendo, ante todo, un museo histórico, el repositorio del arte clásico y de las artes aplicadas. 

¿Cómo es la escena artística de Taskent? 

Hay algunas galerías de arte moderno, grandes y pequeñas, que acogen una gran variedad de exposiciones de artistas modernos y de maestros del pasado. Por lo que respecta al arte clásico, Taskent posee un magnífico museo de arte cuyos fondos principales proceden de la colección personal del gran duque Konstantín Romanov, que incluye pinturas y esculturas de grandes maestros del siglo XVII al XIX. Pero si nos ceñimos al arte contemporáneo, en Taskent se respira una energía especial, que ha absorbido las tradiciones orientales, los elementos de la decoración local y el color, la vida y las estampas de la ciudad moderna. Es un arte con una calidez única.

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