El argentino Tino Costa está brillando en su primera temporada en Rusia. Fuente: Natalia Krasilnikova / PhotoXpress
No hace tanto la llegada de un futbolista de
Latinoamérica o España a un país tan geográficamente lejano constituía un
pequeño hito en una liga como la rusa, que históricamente ha recibido jugadores
de Ucrania, Serbia o Bielorrusia. Pero con el tiempo y la costumbre, el
desembarco de hispanohablantes se ha convertido en un goteo silencioso, hasta
nueve nacionalidades diferentes están hoy presentes en la Premier.
España y Argentina son los países más representados, con cinco futbolistas cada
uno. Dada la crisis económica que azota a la liga española, Rusia supone para
el futbolista nacional de clase media algo así como un refugio, la garantía de
cobrar puntualmente a final de mes. “En España ya no se trata de si pagan más o
menos, sino de si pagan o no”, explica Alberto Zapater, que desde 2011 juega en el Lokomotiv de Moscú.
Para el futbolista latinoamericano la Premier es más bien un escaparate, la puerta de entrada a las grandes ligas europeas, especialmente si el equipo en cuestión participa en competición continental. Aunque también los hay que echan raíces. Los dos futbolistas hispanohablantes más veteranos en Rusia son compañeros en el Dinamo de Moscú, el argentino Leandro Fernández y el ecuatoriano Cristian Noboa, que llegaron hace siete y seis años, respectivamente. Este segundo es uno de los pocos que se maneja en idioma ruso, está casado con una mujer rusa que conoció en su etapa en Kazán. “Este país me dio un trabajo, una esposa y un hijo, he podido jugar Europa League y hasta Champions.... siempre hablaré bien de Rusia. Lo único difícil es acostumbrarse al frío”, explica Noboa en una reciente entrevista para la web del club.
El chileno Mark González (CSKA) y el español César Navas (Rubín) están también entre los veteranos, ambos llegaron en el año 2009.
Desde que en 1992 se fundase la liga rusa tras la caída de la URSS han pasado
82 futbolistas hispanohablantes de 13 nacionalidades diferentes, entre ellas
algunas menos habituales como Panamá, El Salvador, Bolivia o Costa Rica.
La presente se convierte en la temporada con más hispanohablantes en la historia de la liga rusa, con 22, superando por uno al año 2004, cuando hubo una fiebre pasajera por el fútbol latinoamericano, especialmente argentino. Aquel curso coincidieron 12 jugadores argentinos en la Premier, aunque la mayoría duró sólo una temporada, en algunos casos meses.
Este verano han llegado seis nuevos hispanohablantes a la Premier y sólo se han marchado dos, el argentino Nico Pareja al Sevilla y el español Pablo Orbáiz, retirado. En las altas destacan los dos argentinos del Spartak de Moscú, Tino Costa y Lucas Barrios, que llegan procedentes del Valencia y del Guangzhou por siete millones cada uno.
En la capital comparten vestuario con su
compatriota Chaco Insaurralde y con el español J. M. Jurado que, por cierto, está realizando un magnífico comienzo de temporada tras
renovar su contrato en verano. En la pujante ciudad sureña de Krasnodar, a
orillas del mar Negro, juegan cuatro hispanohablantes: dos uruguayos, un
español y un colombiano, todos llegados en los últimos 12 meses.
Un destacado representante en la liga rusa es el defensa argentino Cristian
Ansaldi, que a comienzos de agosto pasó del Rubín al Zenit por un transfer de
seis millones, convirtiéndose en el primer hispanohablante en la historia del
poderoso equipo de San Petersburgo.
En una entrevista a Sport-express Ansaldi explica: “Dejar Kazán fue un decisión difícil, allí he crecido mucho personal y futbolísticamente, pero tras cinco años en la misma ciudad había llegado la hora del cambio. Tuve algunos ofrecimientos de equipos españoles e italianos, pero el Zenit es un club importante no sólo en Rusia sino en Europa, supone un paso adelante en mi carrera”.
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