Kanchelskis, el único ruso que triunfó en la Premier

Fuente: evertonfc.com

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El regreso definitivo de Andréi Arshavin a Rusia de la mano del Zenit tras varias temporadas apolillando su potencial en el banquillo del Arsenal es el caso más sangrante de talentos rusos echados a perder en la Premier League inglesa, futbolistas que por X o por Y no dieron la talla en la que a día de hoy es quizá es la liga nacional más competitiva del planeta. Compañeros de generación como Pavlyuchenko y Zhirkov enfilaron ya antes que Arshavin el camino de regreso a la patria con el rabo entre las piernas.

El delantero Pável Pogrebnyak es el único ruso que continúa en el fútbol inglés, sin embargo su equipo, el modesto Reading, descendió esta temporada, así que técnicamente se puede afirmar que con el retorno de Arshavin ya no queda ningún ruso en la Premier.  “Está sobrevalorado, ha recibido demasiados elogios, pero en realidad hace mucho tiempo que no demuestra nada. Es un problema de consistencia, él no tiene ninguna”, así de a gusto se despachó con Arshavin su compatriota Andréi Kanchelskis hace un par de años, una voz autorizada pues se trata del único de los 8 rusos que han pasado por la liga inglesa que verdaderamente llegó a triunfar.

De ascendencia lituana y nacido en actual territorio de Ucrania (Kirovogrado), Kanchelskis adoptó la nacionalidad rusa al caer la URSS. En 1991, en plena desmembración del régimen, hubo una diáspora de talento deportivo. La mayoría de los futbolistas se fue a España, pero Kanchelskis recaló en Inglaterra, convirtiéndose en el primer ruso de la historia en jugar en la Premier League, una liga por entonces mucho menos acostumbrada a extranjeros que en la actualidad.

El 26 de marzo de aquel año firmó un contrato con el Manchester United, que había comprado sus derechos al Shajtar Donetsk por 650.000 libras. “No fue un shock, pero casi. Sólo había estado una vez en Inglaterra, de paso, para jugar con la selección, pero esta vez llegaba para quedarme. Old Trafford lleno impresiona de veras”, explica sobre aquellos primeros días Kanchelskis, extremo diestro de velocidad endiablada, que se convirtió en una de las grandes estrellas del United, donde compartió vestuario con leyendas del club como Giggs o Cantona. Kanchelskis fue titular indiscutible durante algo más de cuatro temporadas, en las que jugó 145 partidos, marcó 48 goles y contribuyó a dos títulos nacionales del equipo.



Después, como a no pocos de su generación, le perdió la codicia y el mal consejo de su agente, que en el verano de 1995 le convenció para fichar por el Everton, un club de menor enjundia pero donde ganaría algo más de dinero. En su autobiografía, el entrenador del Manchester, Alex Ferguson, cuenta que unos desconocidos (supuestamente del entorno del agente) le ofrecieron un soborno de 40.000 libras para que diese su visto bueno a la venta de Kanchelskis por cinco millones de libras. Se negó, pues era un futbolista importante para el equipo, pero al caso dio igual, porque como casi siempre en el deporte de elite se acabó cumpliendo la voluntad del jugador. Por cierto, su sustituto en la banda derecha del United fue David Beckham.

En el Everton Kanchelskis militó un par de temporadas, ganó mucho dinero, cumplió sobre el césped con bastantes goles (23 goles) y, como era de esperar, no alcanzó ningún logro colectivo. Eso sí, se ganó el favor de la grada con un doblete en Anfield, en el derbi de Liverpool. 1997 vio el comienzo de su declive, traspasado a la Fiorentina por ocho millones de libras, primera la parada de un largo peregrinaje de siete temporadas por clubes de países como Escocia o Arabia Saudí, antes de regresar a Rusia. En 2006, con 37 años, puso fin a su carrera como jugador de forma casi obligada, pues nadie le ofreció un contrato tras una campaña crepuscular en Samara. Colgó las botas y se enfundó la corbata, aunque su apellido ilustre no le evitó tener que empezar desde abajo su andadura en los banquillos. Actualmente trabaja como técnico asistente en el FC Volga Nizhni Nóvgorod. Echando la vista atrás, su carrera deja la sensación de que podía haber llegado más lejos de haber seguido en Manchester. Aún así fue muy grande, especialmente en Inglaterra, donde pasados los años se le recuerda como uno de los mejores extranjeros que han pisado la Premier, sin duda el mejor ruso.

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