Serguéi Karasev, la nueva perla del baloncesto ruso

Cada vez más a cuentagotas, pero la cantera de baloncesto ruso sigue produciendo nuevos talentos, ajena a la falla entre la inversión de los clubes y la popularidad del deporte en el país.

El último gran nombre del baloncesto ruso es Serguéi Karasev (19 años, alero, 2.02m), poco más que un desconocido fuera de Rusia hasta ayer, pues su club, el Tryumph Lyubertsy moscovita, no disputa la Euroliga. Pero su vida cambió anoche, su talento no ha pasado desapercibido al otro lado del Atlántico y fue elegido en el puesto 19 del Draft de la NBA por los Cleveland Cavaliers.

Se trata a priori de un buen destino deportivo para que Karasev desarrolle su talento, un equipo joven y pujante donde a la vez no encontrará demasiada competencia por hacerse con minutos en el puesto de alero: Alonzo Gee, Omri Casspi y Luke Walton no son primeras espadas en la liga. El joven talento ruso debutó el verano pasado con la selección absoluta, formando parte del equipo que obtuvo el bronce olímpico en Londres, aunque su presencia fue meramente testimonial, pues sólo disputó 6 minutos en todo el campeonato.

Su explosión ha llegado esta temporada, nombrado mejor jugador joven de la Liga Báltica, gracias a destacados promedios de 16,3 puntos, 4 rebotes y 2 asistencias.

A Serguéi lo del baloncesto le viene de familia, es hijo de un actor de reparto clásico del baloncesto ruso, Vasili Karasev, que militó seis temporadas en el CSKA y al que contemplan cuatro medallas con la selección absoluta.

Aunque formado en las categorías inferiores del CSKA, el salto al profesionalismo de Serguéi llegó en 2010, precisamente de la mano de su padre, entrenador del Tryumph.

 “Quiero dar las gracias a mi padre en un día como este, sin él no hubiera llegado tan lejos. Ningún otro entrenador me habría dado la oportunidad de lucimiento que supone ser el líder de un equipo profesional con sólo 19 años”, declaró Serguéi en la noche del Draft.

El último joven ruso en probar suerte en la NBA fue Alex Shev, que el año pasado con 23 años cambió el CSKA de Moscú por los Minnesota Timberwolves, donde ha firmado una interesante temporada debut, con promedios de nueve puntos y cuatro asistencias en 24 minutos en pista.

“Si vas a jugar en el extranjero, es mejor hacerlo temprano. La adaptación es más sencilla cuando todavía eres joven, además es más fácil progresar rodeado por los mejores jugadores del mundo”, explica Alex Shved, en referencia a Karasev, quien por cierto habla ya un inglés fluido. Con ese número 19, Serguéi se convierte en la segunda elección más alta en la historia de un ruso en el draft de la NBA: Korolev (nº 12), Podkolzin (21), Monya (23), Jryapa (22) y Kirilenko (24). Mozgov, Shved y Bazarevich nunca fueron incluidos en el draft.

Vladimír Gomelsky, hijo del mítico Alexander, es comentarista de televisión y columnista de prensa, quizá la opinión más respetada dentro del basket ruso. Su análisis suele ser bastante crítico, pero con Karasev no albergaba dudas:

“Presentarse al draft era la decisión correcta para Serguéi, consensuada con su familia y agentes. Está lo suficientemente maduro para militar en la NBA, es sin duda el mejor jugador ruso de su generación”.

A Karasev le comparan constantemente con la leyenda del baloncesto croata Toni Kukoc, ambos aleros, zurdos, destacados tiradores y pasadores.

La web Draft Express, algo así como la 'biblia' de los ojeadores, destaca de Serguéi su competitividad y entendimiento del juego, un concepto que en EE UU se aglutina bajo las siglas ‘IQ’. Las principales áreas de mejora de Karasev serían la presencia en la zona y la defensa, carencia directamente relacionadas con su escaso desarrollo muscular. Le esperan muchas tardes de gimnasio en la NBA.

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