“Hay dos opciones: quedarse en casa y llorar o salir a respirar profundamente”

Fuente: Evgueni Drozdov

Fuente: Evgueni Drozdov

Alexéi Gueráschenko es un hombre prodigioso: hombre orquesta e invidente. Actúa en algunos restaurantes de su ciudad, Vorónezh. Hemos estado con él y nos ha contado cómo se abrió paso hacia la vida cotidiana, cómo ganó su primer sueldo, qué canciones le pide el público de Vorónezh y por qué en Rusia no hay un negocio del espectáculo.

Cuéntenos, Alexéi, ¿naciste invidente o la enfermedad llegó más tarde?

Nací así. Pero ya ni me preocupo, aunque sea una enfermedad grave sin posibilidad de tratamiento. 

¿Qué le llevó a dedicarse a la música?

Siempre me he sentido atraído por la música. Todos los objetos que timbraban, retumbaban o producían cualquier tipo de sonido interesante me interesaban. Cuando era pequeño, mi madre solía cantar todo el tiempo. No se dedicaba profesionalmente a ello, en su momento le dio miedo entrar en una escuela de música. 

¿A qué edad entró en la escuela de música?

Cuando entré en la guardería (tenía unos tres años), la madre de uno de los niños que asistía a música comentó en uno de los recreos que yo tenía buen oído. Me llevaron a una escuela de música, me inscribieron en clase de piano y allí estudié hasta los siete años. 

Después me mudé desde Borisoglebsk a Lípetsk e ingresé en una escuela internado de enseñanza general para invidentes. Allí toqué el acordeón, la trompeta y frecuentaba círculos musicales y coros populares y académicos. Tocaba el teclado en un conjunto vocal e instrumental, y a los 11 años comencé a aprender a tocar la guitarra. Y pensé, en esto puedo competir perfectamente con los videntes. 

En internet sus grabaciones están firmadas por "El músico ciego Alexéi".  ¿Este apodo surgió por analogía con la novela de Korolenko o es casualidad? 

Surgió más bien por casualidad, porque no hay músicos ciegos trabajando en los restaurantes de Vorónezh,  y aquí la gente prefiere decir "ciego" que "invidente". 

¿Qué género musical prefiere tocar?

Jazz, soul, blues, blues-rock, y la buena música pop comercial: Elton John, Eros Ramazzotti, George Michael... George Michael tiene muchos temas más próximos al jazz que al pop. 

¿Qué prefiere el público?

Hay muchos tipos. Cada día comienzo con jazz clásico o música instrumental. "La pequeña flor", "Love story"... Siempre acabo de forma distinta. Puedo terminar con la romanza "Abre la puerta lentamente", o con Láskovy mai, con Gary Moore, con Leningrad o con Verka Serdiuchka. 

¿Alguna anécdota divertida?

Alguna hay. Pero también hay alguna desagradable. En una ocasión la gente comenzó a discutir sobre si yo cantaba en directo o hacía playback. Les dije: "Chicos, dejadme entrar en la discusión y os diré cómo canto". (Se ríe). Nunca he hecho playback.

Se tiende a considerar que en Vorónezh las infraestructuras no son muy europeas. ¿Qué puede decir sobre esto? ¿Cómo es Vorónezh a nivel cotidiano?

No está muy desarrollada, especialmente en invierno.  Incluso los videntes se caen y se rompen la pierna, por eso yo prefiero moverme en taxi. Al principio me llamaban señorito, pero si me caigo y me rompo un brazo no puedo trabajar. 

Ahora mi mujer conduce y me lleva. Antes no había coches, iba en transporte público. En el paso de peatones junto a la Casa de los Oficiales me han atropellado un par de veces. Una de ellas el conductor vio que yo no estaba herido y se fue. La gente se acercó y me ayudó a levantarme. 

Me sacudí la ropa, comprobé que mi guitarra y un tocadiscos que me habían prestado estaban bien y me fui corriendo a trabajar. Siempre intento ver a las personas como seres humanos en primer lugar, y no por su estados sociales, estatus, etc. 

Sólo tengo una relación especial con las personas con uniforme, porque yo mismo vengo de una familia de militares. Mi padre, mi tío y mi abuelo eran oficiales. Lo importante cuando un hombre se pone el uniforme es que no piense que le está todo permitido. Soy un hombre poco conflictivo y siempre intento evitar los enfrentamientos, aunque en el internado también me tocó pelearme. 

¿Cómo conoció a tu esposa?

Cuando estaba en tercer curso de la Escuela de Música de Kursk me llamaron de una cafetería en la que yo había pedido trabajo un año antes. En aquel momento no habían querido contratarme, los típicos estereotipos. ¡Y van y me llaman un año después! 

La cafetería abría antes de tiempo después de unas reformas y todos los músicos estaban en el sur, eran principios de septiembre. Fui y allí seguí trabajando. Mi futura esposa era camarera, se ganaba bien la vida y podía pagarse los estudios en la universidad. Después vinieron otros encuentros, fiestas, citas a solas, esa época cursi de regalar flores. Y más tarde el lógico desenlace: la boda en 2003. 

Da la impresión de ser un hombre firme y seguro de sí mismo.

No se trata de heroísmo, no me gusta hablar así. Es muy fácil, cada persona elige: quedarse en casa y llorar o salir a respirar profundamente. 

Quería terminar la entrevista preguntándole si se considera un hombre feliz, pero ya estoy convencido de cuál será tu respuesta...

Esta pregunta me la hicieron cuando estaba en segundo curso de la academia, durante un examen de filosofía. La profesora me preguntó: "¿Se considera usted un hombre feliz?" Yo le dije: "Sí. Soy feliz de tener una familia, una mujer a la que quiero, amigos, compañeros de clase, trabajo y objetivos en la vida". Ella frunció el ceño: "Estoy doctorada y tengo una experiencia de veinte años, ¡y sin embargo no puedo considerarme una persona feliz! Por ahora son tres puntos, pero no se los voy a dar, váyase. Piense más en la respuesta..."

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