Presidente de la región y de facto del club Terek Grozni, es uno de los personajes más heterodoxos del balompié ruso. Fuente: ITAR-TASS
Era un empate a cero sin mayor historia,
corría el minuto 86 cuando fue expulsado un jugador del equipo local, Terek
Grozni. Por la megafonía del estadio se escuchó un grito alto y claro:
“¡Árbitro vendido, eres un cretino!”. Todos los espectadores reconocieron de
inmediato aquella voz y aclamaron la arenga. Era él en persona, el único e
inigualable Razmán Kadírov, presidente de la región (Chechenia) y de facto del
club de fútbol, que había agarrado el micrófono en un arrebato de pasión.
Muchos lo conoceréis como líder político controvertido, el protegido del Kremlin para la reconstrucción y ‘rusificación’
de Chechenia tras la guerra, pero se trata también uno de los personajes más
heterodoxos de la farándula del fútbol ruso.
Terminado el partido, Kadírov bajó el vestuario en compañía de dos gorilas de su seguridad privada para decirle al árbitro a la cara de todo menos guapo. Sucedió hace un par de semanas y la liga castigó al Terek Grozni con un partido en el destierro.
“Me disculpo por mi comportamiento con todos
menos con el colegiado, que realmente es un corrupto”, comentó Kadírov en redes
sociales, por cierto, sus cuentas de Twitter e Instagram no tienen desperdicio. En 2008 otro colegiado
fue apaleado en el estadio por asaltantes desconocidos, definitivamente Grozni
no es un destino agradable para el estamento arbitral.
Kadírov es un personaje singular, tiene un zoológico en su casa y colecciona
armas bañadas en oro. Pese a su importante cargo político casi nunca viste de
traje y corbata, sino de chándal o uniforme militar.
Tan adorado por la afición del Terek como despreciado por el establishment del fútbol ruso, Kadírov dejó oficialmente de ocupar cargo directivo alguno en el club en 2011 para evitar regirse por las normas de la Liga y la Federación que tan habitualmente se salta.
Alegó falta de tiempo por exceso de trabajo y se autonombró presidente honorífico del Terek Grozny.
Sin embargo, es bien sabido que sigue haciendo
y deshaciendo en el club a su antojo. No es sólo que decida sobre jugadores y
entrenadores o que la práctica totalidad del presupuesto del club salga
directamente de las arcas regionales, es que son conocidas sus ‘charlas
tácticas’ en el vestuario durante los descansos y sus generosos sobres con
dinero en metálico a la plantilla tras las victorias sonadas.
Kadírov, que participase activamente en la guerra, fue nombrado en 2004
presidente del club Terek Grozni, tenía entonces 27 años. También en 2004 fue
asesinado su padre Ajmad, presidente de Chechenia, en un ataque terrorista durante un desfile militar en
el antiguo estadio del Terek. La suma de ambos acontecimientos supuso el inicio
de un proceso que podemos definir como ‘Kadirovización’ del club.
El Terek pasó a utilizarse en herramienta de
cohesión política en una región otrora dividida, el símbolo deportivo de una
Chechenia próspera y unida. El nuevo estadio llevaría el nombre del padre:
Ajmad Arena. Costó 125 millones de dólares y fue estrenado en 2011 con la
presencia de Maradona, Figo, Ayala y Baresi, entre otras leyendas del balompié
mundial. Razmán se vistió de corto y participó en el partido.
Pese a que Grozni es un lugar más seguro cada día, los jugadores y el cuerpo
técnico del Terek viven y entrenan en Kislovodosk, una ciudad tranquila a 600
kilómetros (fuera de Chechenia), y sólo acuden a la capital los días de
partido, es decir, uno de cada 14.
Además del nuevo estadio, Kadírov rebautizó al club, cuyo nombre completo oficial incluye ahora un recuerdo a su padre: ‘Club Republicano de Fútbol Terek Grozny – A A Kadyrov”. Pero el proyecto de ‘karidovización’ estará en cierto modo incompleto hasta el ascenso del equipo a la élite.
Razmán aspira a que el Terek Grozni, vetado en la liga rusa durante los años de conflicto (entre 1995 y 2001), se clasifique para competiciones europeas por primera vez en su historia, para lo que necesitaría terminar la liga nacional entre los cinco primeros.
Un objetivo ambicioso que viene persiguiendo desde hace casi una década con más voluntad que acierto, pues hace falta bastante más presupuesto que esos 54 millones de euros anuales, aproximadamente la tercera parte que su vecino Anzhi. Pelillos a la mar, en el proyecto de Kadyrov para el Terek la ilusión colectiva es tan importante o más que el verdadero éxito deportivo.
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