España en un cuadro ruso

Un pintor que nunca estuvo en España pero como tantos otros artistas e intelectuales rusos de todas las épocas se sintió atraído y embrujado por una cultura que siempre les pareció pasional, misteriosa y exótica.
Retrato de Vrúbel

Mijaíl Vrúbel es uno de tantos pintores rusos poco conocidos, puesto que la pintura rusa no goza de la popularidad que se merece. Rusia ha traído al mundo a grandes paisajistas y retratistas que merecerían mucha más atención en el mapa internacional de la pintura de todas las épocas de la que tienen.

Mijaíl Alexándrovich Vrúbel nació en Omsk, en Siberia, en 1856. Se le relaciona con los simbolistas rusos y el Modernismo. Sus obras se caracterizan por una extraordinaria emotividad, imaginación y virtuosismo técnico. Se dice que la verdadera esencia de las pinturas de Vrúbel es el silencio. Un silencio que se puede escuchar. En sus cuadros representa momentos indescriptibles y sentimientos sin palabras. 

Los críticos de arte ven en la producción de Vrúbel dos fundamentos: uno realista y otro simbolista. El realista se debe a que el pintor prestó mucha atención a lo que le rodeaba e intentaba representarlo a través de la pintura. El simbolista, por otro lado, nació como consecuencia del cambio de valores entre la intelectualidad y como resultado de su concepción personal del mundo. No fue simbolista en el sentido global de la palabra, sino más bien un precursor. Su arte siempre se basó en la realidad, en lo tangible.

Entre sus cuadros más famosos está la serie de pinturas con el demonio como motivo de desarrollo, La princesa cisne o Lilas. En 1894 este siberiano pintó un cuadro inspirado por la cultura española. Parece ser que el contenido del cuadro de Vrúbel, titulado España, estuvo influenciado por la ópera Carmen de Bizet que tanto gustaba al pintor. Vrúbel nunca estuvo en España. En el cuadro podemos observar la agitación interior de los personajes, la intensidad de los colores y un torrente de rayos de un sol canicular que causan una sensación de conflicto y drama. Comparece vivamente un país donde hierven ardientes sentimientos apasionados, el amor y el odio. En el lienzo aparecen tres protagonistas, pero las dos figuras masculinas en segundo plano están diseñadas para dar sombra a la altiva belleza de la heroína, cuyo garbo, esbeltez y carácter quedan subrayados por el estrecho formato del lienzo.

Mijáil Vrúbel. España. 1894. Óleo sobre lienzo.

Galería Tretiakov, Moscú, Rusia.

Lo curioso de este cuadro, que no es el más destacado de Vrúbel, es observar cómo queda reflejada la imagen de España por un pintor ruso. Y a pesar de que los tiempos, las circunstancias y la idiosincrasia de cada nación ha cambiado y hay un mayor acercamiento entre nuestros países, así como otra imagen más moderna de España en la mentalidad de un ciudadano ruso y viceversa, hoy en día, esta imagen estereotípica sigue existiendo, no ha desaparecido, simplemente se le han ido sumando otras.

El poeta Iván Esaúlkov, en una poesía dedicada a este cuadro, lo describe de la siguiente manera -y según mi traducción resumida y libre:

De la pintura emana un espíritu nacional noble y orgulloso. La indomable Carmen mira escrutadoramente sin sentirse culpable mientras permanece erguida, tercamente. Sobre la silla, un chal, con negligencia arrojado tras una evidente pelea. Aflora la pasión y la pena en sus ojos pero no le asusta el drama. Le sobran osadía y fuerzas mientras el caballero en segundo plano mira con ira. En su sangre bulle el vino, e indignado frunce el ceño, mientras un testigo indiferente mira por la ventana y fuma. ¡Qué forma de penetrar en el espíritu nacional! ¡Qué forma de expresar el orgullo y la belleza de este pueblo!

En 1902 Vrubel comenzó a tener problemas mentales, que se hicieron severos en 1905 y después de realizar su último retrato, perdió la vista, a raíz de lo cual su hermana y su mujer empezaron a leer y firmar por él.  Mijaíl Vrúbel murió en San Petersburgo el 14 de abril de 1910.

Sería curioso ver qué hubiera pintado hoy Vrúbel sobre España.

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