Soldados nord coreanos en el centro de Pyongyang. Fuente AP
Tras varias semanas de sospechas y especulaciones acerca de la posibilidad de que Corea del Norte realizase nuevas pruebas nucleares, finalmente, en la mañana del martes, el gobierno de Kim Jong Un confirmó que se ha llevado a cabo un nuevo ensayo atómico que resultó “perfecto y seguro”. Esta es la tercera prueba que realiza el gobierno norcoreano tras las detonaciones nucleares de 2006 y 2009.
La nueva prueba nuclear consistió en una explosión nuclear de entre 6 y 7 kilotones de magnitud a una profundidad de un kilómetro, provocando un sismo de 4,9 grados de magnitud en la escala de Richter. Según la agencia meteorológica de Japón, el terremoto tuvo epicentro en el mismo lugar de las pruebas nucleares que el gobierno de Pyongyang había llevado a cabo en mayo de 2009. Funcionarios militares de Corea del Sur creen que el objetivo de estas pruebas es el desarrollo de una bomba termonuclear.
La comunidad internacional reaccionó inmediatamente ante esta nueva provocación. El gobierno de Corea del Sur convocó a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en donde se aprobó por unanimidad una declaración que califica a estas nuevas pruebas nucleares en Corea del Norte como “una clara amenaza a la paz y la seguridad internacional”, ya que además viola las sanciones ya impuestas por este mismo organismo a ese país.
Existe un ida y vuelta entre el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y el gobierno norcoreano, que parece no tener fin. Ante cada resolución o declaración del máximo órgano de la ONU, el gobierno norcoreano sube la apuesta, recibiendo aún más sanciones por parte del Consejo.
Las pruebas realizadas esta semana en Corea del Norte corresponden al aumento de las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad en enero de este año, que a su vez fueron respuesta al lanzamiento de cohetes de largo alcance en diciembre del 2012, violando las Resoluciones 1718 y 1874 que prohíben a Pyongyang realizar ensayos nucleares y lanzamientos de misiles de largo alcance e instan a la reanudación de las negociaciones a seis bandas sobre la desnuclearización de la península de Corea, y de la cual participan las dos Coreas, China, Japón, Estados Unidos y Rusia.
Corea del Norte había finalizado estas conversaciones multilaterales considerando que es imposible desnuclearizar la península mientras los Estados Unidos continúen aumentando su “política hostil” en la región.
En este mismo sentido, la agencia de noticias oficial de Corea del Norte ha argumentado que la posición de su gobierno responde a la “disposición belicista” que mantiene el gobierno de los Estados Unidos junto con sus aliados de Corea del Sur. Ambos países han realizado ejercicios navales conjuntos a principios de este mes en el mar de Japón, desplegando submarinos nucleares y destructores con helicópteros a bordo, entre otros buques.
Por su parte, Ban Ki Moon, Secretario General de Naciones Unidas y excanciller de Corea del Sur, ha expresado su preocupación por el “impacto negativo de estas acciones en la estabilidad regional” y sostuvo que Corea del Norte es el único país que ha llevado a cabo pruebas nucleares en el Siglo XXI. Los respectivos gobiernos de Corea del Sur, Estados Unidos y Japón también han condenado fuertemente las últimas acciones de Pyongyang.
De cualquier modo, el dato importante a tener en cuenta para evaluar la estabilidad de la región es la posición de China y de Rusia, cuyos gobiernos son mucho más cercanos al régimen norcoreano.
Ambos países, aunque también están en contra de la proliferación nuclear de Corea del Norte, no creen que imponerle sanciones más fuertes sea la solución del problema.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China ha expresado su preocupación ante las provocaciones norcoreanas, instando al gobierno de Kim Jong Un a volver a las negociaciones y llamando a las potencias occidentales a mantener la calma y no tomar medidas que puedan acrecentar tensiones en la región.
En ese mismo sentido, Rusia se pronunció en contra de las pruebas, condenando firmemente la realización de pruebas nucleares. El ministro de Asuntos Exteriores ruso Serguéi Lavrov ha prometido continuar con los esfuerzos para retornar las negociaciones a seis bandas para asegurar la desnuclearización de la región.
Hace algunos días, ante las sospechas sobre los ensayos nucleares de Corea del Norte, Lavrov había declarado: “Esperamos que nuestros vecinos de Corea del Norte presten atención a la comunidad internacional y regresen al sendero de la cooperación (...) Pero para esto es necesario mantenerse dentro de los márgenes de las demandas efectuadas por las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”.
La preocupación real de Rusia pasa por el aumento de la militarización del Asia-Pacífico, no sólo por la amenaza que representa la proliferación nuclear de Pyongyang, sino porque sabe que esto puede ser utilizado como excusa por los países occidentales para desplegar sus tropas en la región.
Igualmente, la clave para analizar el futuro de la península seguirá siendo el papel de China en la región y su relación con el gobierno de Kim Jong Un. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por sí solo, no podrá obtener ningún resultado positivo concreto, más allá de seguir emitiendo resoluciones que condenen a Corea del Norte al aislamiento internacional.
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