Nikolái Gógol. Fuente: wikipedia
Dilesaloscocherosquelespiensodarunrubloacadauno;quecorrancomosisetrataradeuncorreoespecial,yquenoscantencanciones.
Antropólogo, periodista, místico... Gógol caracteriza a sus personajes a partir de los zapatos que usan, el largo de sus patillas o su forma de estar de pie. Ese collage es gastronomía del ojo, el materialismo dialéctico Gogoliano. Algo así como introducir gachas, tocinos, vodka, pescado salado y sopa de col en un icono de Andréi Rublev.
Meapresuroaponerentuconocimiento,queridamía,queyameveíaenunasituacióndesesperada,perograciasalamisericordiadivina,pordospepinillosensalmueraymediaracióndecaviar,unrubloconveinticincokopeks...
Sus relatos combinan descripciones agudas, verbos visuales, conclusiones metafísicas, venganza espiritual y torturas religiosas. “La pesadilla de Gógol, como ninguna otra hasta la llegada de Kafka, ocurre a plena luz del día, por lo que cada detalle se explícita gráficamente”, concluye el crítico literario Jan Kott.
Como ese capitán que pretende pegarse un tiro, peronoencuentrasuspistolas,asaberdóndehabríanidoaparar.
El autor de PorquépelearonlosdosIvanes era capaz de destapar la naturaleza oculta a través de anécdotas. “Gógol es el poeta de la realidad… ¡Cuánto humor, qué manejo de la lengua, qué caracteres, qué fidelidad con los modelos!”, aseguró Vissarion Belinski, el crítico cultural más importante de la época.
Precisamente por leer en público una carta de Belinski a Gógol, Fiódor Dostoievski fue condenado a pena de muerte, que en última instancia se conmutó por trabajos forzados en Siberia (dicha lectura supuso la prueba principal de su participación en las reuniones de los grupos post-decembristas de socialismo utópico).
Gógol fue el primer flâneur ruso. En los relatos del maestro ucraniano el tiempo es viscoso y se suceden inverosímiles situaciones infraordinarias, en las que el narrador toma apuntes como si fuera una crónica. Los temas que trata aparentan ser triviales, pero contados por Gógol adquieren una relevancia metafísica.
El autor de Lanariz hizo visible el vacío, la artificiosidad y la celebración de la ignorancia que posiblemente crece en cualquier sociedad. Además de recrear un mundo poético concreto y autónomo:
Intentamirarunrelámpagoenelinstantemismoenqueirrumpecomountorrentederesplandorporentrelasnubesnegrascomoelcarbón.AsísonlosojosdeAnnunziatadeAlbano.
Gógol no era un revolucionario sino un torturado narrador que intentó cambiar al pueblo ruso mostrando el poshlost’, la glotonería espiritual rusa. Según sus cartas, el autor de Elcapote apenas quería salvar al pueblo ruso de sí mismo.
quétristeesestemundo,señores.
Gógol fue un escritor satírico y en sus obras caricaturizó gran variedad vicios humanos y perversiones sociales. Sin embargo, en esas críticas no había protesta, sino moralidad y divertimento. Dentro de las situaciones más serias siempre acaba emergiendo un elemento grotesco que provoca risa.
lospacientessanancomomoscas.
Según la tradición rusa, los escritores son portadores de la verdad. Mejor dicho, los escritores cargan con ella, son antes profetas que poetas, como esos santos locos que recorren los caminos del imperio.
Gógol hacía muecas y ponía caras siniestras cuando leía sus escritos en público. Literatura realista de máscaras y sombras. Literatura satírica desde el flagelo y el martirio. Cuanto más se alejaba de la risa y el poshlost'peor escritor era.
“Desde Gógol, la literatura rusa es cómica: comicidad de realismo, sufrimiento y piedad, de profunda humanidad, de desesperación satírica, y también de sencilla frescura vital; pero el elemento cómico gogolesco no le falta nunca, en ningún caso”, Thomas Mann.
…Elautorcontemporáneo,elautorcómico,elautordecostumbres,debeestartanlejoscomoseaposibledesupaís.Elprofetanoencuentrahonorensutierra.
Almasmuertas, una de las obras cumbre de la literatura rusa, fue escrita en Roma. Gógol escapó siempre de casa para poder regresar a países extranjeros. Después de tanto escapar, acabó siendo extranjero dentro de sí mismo.
Quiénpudieranoquedarseenunlugarmásdedosdías.Megustaríaseruncorreo,unconductordediligencias,unemisario.Mevoyalextranjero.Unautordecomediasdeberíavivirsiemprelejosdesupatria.
Periódicamente, en la literatura rusa reaparece la ola/plaga de gogolismo, corrosiva como la Coca Cola con el hueso.
Para el Dante ruso todo tiene su momento. Quemar tiene su momento. La inanición tiene su momento. Querer ser inmortal tiene su momento. Borrar las huellas tiene su momento. Incluso los recuerdos recurrentes tienen su momento, pero éstos siempre llegan a destiempo.
Adiferenciadelamadera,elpapelardeensilencio,perodelaspalabrasquecontieneseoyenavecesdébilessollozos.
Cuando observas el fuego todo sucede al mismo tiempo y cada cosa en su debido momento. El castigo es un algo que también tiene su momento, al igual que contemplar las cenizas y esperar a que se forme el paisaje.
En el zenit de su carrera literaria, Gógol quemó el manuscrito de la segunda parte de AlmasMuertas tras haberlo re-escrito dos veces. Era su obra más esperada.
El ucraniano era un autor lleno de miedos, sarcástico, con complejo de inferioridad y a la vez terriblemente orgulloso. En los manuscritos que quemó resonaban el diablo y la risa.
Las desventuras de los personajes, las situaciones y las reacciones humanas, todo es provocado por una fuerza demoníaca. Para Gógol, el diablo es una parte orgánica de la vida cotidiana, tanto por su capacidad aterradora como por su actitud lúdica.
EnSanPetersburgo,másqueenningúnotrolugar,eldiabloenpersonaenciendelaslucesdelascallesparamostrarlotodoencoloresfalsos
AkakiAkákievich,Chíchikov,Sobakévich… “Todos salimos del capote de Gógol”, confesó, al parecer, Dostoievski. Su nombre ilustra decenas de calles. Se han hecho unas 35 películas basadas en sus obras y miles de espectáculos teatrales. Influenció a grandes genios rusos como Dostoievski, Chéjov o Bulgákov. Diversos grupos de música (Gogol Bordello, Joy Division…) se refieren a él o a sus obras.
¿Era Gógol un romántico o un realista? ¿Progresista o conservador? ¿Eslavófilo o europeísta?
El propio Gógol acabó siendo el más grotesco de sus personajes. Una triste criatura, pululante, moribunda, un flâneur de alma seca y en busca de fuego.
Para el simbolista Andréi Bieli, los relatos de Gógol son “los trabajos de un moribundo”.
Ironía del destino, en 1931 los restos de Gógol fueron trasladados al cementerio moscovita de Novodievichi, tras la decisión bolchevique de demoler el monasterio de Danilov. El cadáver estaba boca abajo y el ataúd arañado, confirmando que el maestro ucraniano fue enterrado vivo.
Gógol se creyó responsable del destino del pueblo ruso. Empezó a dudar progresivamente. La duda le llevó a la genialidad… y le acabó matando. Hubiera muerto de todas formas, pero la risa se apagó, la ironía se convirtió en misticismo y el miedo nubló sus ojos. ¿Miedo a qué? Lean a Gógol.
Lecturas recientes de/sobre Gógol:
- Gógol, “El inspector. El casamiento. Los Jugadores”. Traducido por Fernando Otero y José Ignacio López, Alba (2010).
- Gógol, “Mírgorod”. Traducido por Victor Gallego, Alba (2004).
- Johansson, Kjell; “El rostro de Gógol”. Traducido por Carmen Montes, Nórdica (2010).
- Gógol, “Vi”. Traducido por Victor Gallego y con diseños de Luis Scafati, Nórdica (2009).
- Gógol, “Por qué pelearon los dos Ivanes”. Traducido por Diana Petrova, Ático de los libros (2010).
- Gógol, “Nochebuena”. Traducido por Ángel Giménez Ortiz, Barataria (2012).
- Gógol, “Almas muertas”. Traducido por Pedro Piedras, Akal (2009).
- Gógol, “Almas muertas”. Traducido por Augusto Vidal, Alianza (2008).
- Gógol, “Roma”. Traducido por Selma Ancira, Minúscula (2001).
- Gógol, “La nariz”. Traducido por Esther Saura y Enrique Moya, Gadir (2012).
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