Los 11 grados bajo cero de temperatura en
Moscú no frenaron a los descontentos, que recorrieron hoy el centro de
las dos principales ciudades del país, Moscú y San Petersburgo.
En la marcha que recorrió Moscú desde el Bulevar Strastnói hasta la
Avenida Sájarov, donde se celebró un mitin, hubo 9.500 manifestantes,
según la policía, mientras que Serguéi Udaltsov, uno de los líderes de
la oposición no parlamentaria que convocó la protesta, dijo que eran
30.000, y la mayoría de expertos, unos 15.000.
El habitual
"misterio" sobre el número real de personas que participan en las
protestas contra el Kremlin en Moscú podría ser resuelto gracias al
ingenio de algunos activistas, que aseguraron a la agencia Interfax no
pertenecer a la organización.
Apostados al lado de los
detectores de metales que tienen que atravesar todos los manifestantes,
los activistas se valen de un contador electrónico que gracias a un
botón contabiliza a todas las personas que se suman a la marcha.
En cualquier caso, fueron más de 100.000 los que firmaron a favor de
disolver la Duma (cámara baja del Parlamento ruso) en el marco de una
campaña iniciada por el periódico opositor ruso "Nóvaya Gazeta" después
de la aprobación de la ley.
En la capital rusa, la mayoría de
los manifestantes portaron pancartas contra la denominada Ley de Dima
Yákovlev, un bebé ruso adoptado por una familia estadounidense que se
asfixió en un coche donde fue olvidado por su padre adoptivo, hecho que
sirvió de pretexto para sacar adelante la norma.
Muchos
enarbolaron los retratos de los diputados que votaron a favor de lo que
los manifestantes, en oposición a los legisladores, han llamado como Ley
de los Huérfanos.
Otras dos mil personas, según la oposición, participaron en un mitin en San Petersburgo, la segunda ciudad de Rusia.
"Hemos sido inmersos nuevamente en los tiempos de la inquisición.
Sólo nos queda quemar personas. Vivimos en una época de mala voluntad de
nuestro Gobierno hacia su propio pueblo", lamentó el director de cine
Eldar Riazánov, uno de los cineastas más queridos por todos los rusos.
Días antes de la marcha, otras dos estrellas del cine soviético, Liyá
Ajidzhákova y Oleg Basilashvili, se solidarizaron con la protesta.
"Si aguantamos esto, si no vamos al mitin, entonces somos esclavos", señaló Ajidzhákova.
El cineasta y director de teatro Vladímir Mirzóyev dijo, por su
parte, que "es la ley de Herodes, la ley de los miserables, y si no
protestamos deberemos responder ante esos niños inocentes, niños
minusválidos, que no pueden alzar la voz para defenderse".
Esta ley, que evidenció disensiones incluso en el seno del Gobierno, fue
promulgada por el presidente ruso, Vladímir Putin, y entró en vigor el 1
de enero de este año.
La prohibición fue la respuesta rusa a
un acta estadounidense aprobada recientemente que impone sanciones, como
negación de visados y congelación de activos, a funcionarios rusos
presuntamente implicados en la muerte en prisión del abogado ruso
Serguéi Magnitski, en 2009.
Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.
Suscríbete
a nuestro boletín
Recibe en tu buzón las mejores historias de la semana