Las regiones rusas más ecológicas

El deseo recurrente de la mayor parte de los habitantes de cualquier gran ciudad es poder respirar aire fresco y disfrutar de una naturaleza sin contaminación. Este deseo puede volverse realidad en varios rincones de Rusia, país que se enorgullece de tener el área más grande del mundo de terreno virgen. La organización estatal panrusa "Zelënyj Patrul" (Patrulla Verde), publica periódicamente una clasificación de las regiones ecológicamente más limpias de Rusia.

1. Región de Tambov

 

Fuente: La ciudad de Morshansk, en la región de Tambov. Fuente: Lori/Legionmedia 

Según los resultados de los últimos estudios de la organización Patrulla Verde, el primer puesto de la clasificación lo ostenta la región de Tambov, la más limpia de Rusia. En efecto, se trata del corazón de Rusia, donde la rica historia y cultura del país se entretejen, y bosques umbríos y manantiales salpican unas estepas infinitas. Aquí nadie sabe qué son los OGM; es posible saborear las famosas manzanas de Michurinsk, degustar la miel de Tambov y quitarse la sed con el agua fresca de las fuentes. Hoy en día, la civilización ha llegado a todos los rincones de esta región, pero la naturaleza permanece majestuosa y magnífica. Para la conservación y el estudio de estas particulares zonas boscosas y esteparias en la parte europea de Rusia se ha creado la reserva natural estatal de Voroninski. 

Cómo llegar: el vuelo directo desde Moscú a Tambov tarda una hora y media y el precio medio del billete está en torno a los 100 euros. 

Qué ver: además de la belleza de la naturaleza virgen, en la capital de la región, la ciudad de Tambov, se encuentra un museo del pecado, lleno de historias fascinantes sobre el centro de la ciudad. En las inmediaciones se encuentra la pequeña ciudad de Michurinsk, una ciudad jardín patria de las famosas manzanas Michurinsk, que los rusos adoran. También están la ciudad de Ivanovka, donde nación el compositor Serguéi Rachmaninov y el antiguo pueblo de Rasskazovo.

2. Región de Bélgorod

Fuente: Uno de los numerosos torrentes que atraviesa la región de Belgorod. Fuente: Geophoto

Las condiciones climáticas naturales de esta región son ideales. Valles fluviales, gargantas y barrancos, confieren al paisaje local un colorido y un relieve únicos. El territorio de Bélgorod está atravesado por numerosos torrentes y cursos de agua, en cuyas orillas crecen amenos bosques mixtos de coníferas y árboles de hoja caduca. La región, con sus paisajes y su naturaleza incontaminada, es la meta ideal para los amantes del ecoturismo, mientras que su variada fauna resulta muy atractiva para los aficionados a la caza y la pesca.

Cómo llegar: en tren, desde Moscú, se tardan nueve horas en llegar a Belgorod. Sale diariamente de la estación de Kuski, en el centro de la capital. Precio medio del billete: 50 euros.

Qué ver: en torno a la ciudad de Bélgorod circulan numerosas leyendas, desde la existencia de una ciudad subterránea a la presencia de túneles bajo la Iglesia de la Intercesión. Además, no muy lejos de la ciudad se extiende la reserva natural de Belogore y la región está constelada de numerosos castillos en ruinas con sus fosos y sus bastiones.

3. Distrito autónomo de Chukotka

Fuente: Un paisaje del distrito autónomo de Chukotka. Fuente: Lori/Legionmedia

Distrito autónomo de Chukotka ocupa el tercer lugar de la lista de lugares más limpios de Rusia. Se encuentra en el extremo noreste del continente euroasiático, entre dos océanos: el mar Ártico (que los rusos consideran un océano) y el Pacífico. Los que han tenido la suerte de visitar esta región, reconocen que aquí la naturaleza ha permanecido prácticamente en su estado originario, con extensiones infinitas de bosque entreveradas de fuentes termales.

Desde la costa, apuntalada con rocosos farallones, se pueden contemplar las migraciones de las ballenas y las morsas. Es la región del planeta en la que se nutren estos mamíferos, la región de los inviernos polares y de los veranos en los que no se pone el sol.

Cómo llegar: el vuelo desde Moscú tarda 8 horas. El precio del billete varía dependiendo de la época del año y parte de una base mínima de 800 euros.

Qué ver: no lejos de Anadir se encuentra el pueblo de Lavrentiya, donde cada año se celebra la tradicional carrera de trineos con perros mientras, en el pueblo vecino, Lamutskoe, se celebra la carrera de los trineos de renos. En el pueblo de Provideniya se encuentra el museo de patrimonio de Bering.

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4. República del Altái

Fuente: Las montañas de Altái. Fuente: Lori/Legionmedia

La república de Altái es otra de las áreas más limpias de Rusia. Está considerada el "pulmón verde" del país, por su aire fresco y por la pureza de sus lagos de montaña, como el Verchnemultinskoe o el Shavlinskoe.

Los turistas europeos que visitan cada año esta región son cada vez más numerosos y han dado en llamarla la "Suiza siberiana", por el sorprendente parecido de los montes Altái con los Alpes suizos.

Es una región de contrastes que presume de sus múltiples zonas naturales y climáticas. Un viaje a través de esta república te permitirá pasar de laderas recubiertas de densos bosques de coníferas, que a menudo terminan bruscamente en un lago, a prados alpinos en los que crece el legendario edelweiss; desde cimas nevadas a ríos helados, que corren impetuosos y salpicados de cascadas en su curso superior y tranquilos y lentos en su curso bajo; desde estepas secas y rocosas a angostos valles verdes.

Cómo llegar: el precio medio de un billete de ida y vuelta ronda los 500 euros.

Qué ver: Gorno-Altaisk, la capital de la república, es la única ciudad sobre los montes Altai. Encontramos además los asentamientos de mulma y zamulma, habitados por viejos creyentes, y las antiguas aldeas de Chemal y Ust Koksa, pobladas por chamanes y gentes que aún practican ritos paganos.

5. Región de Kursk

Fuente: Monasterio en Kursk. Fuente: Lori/Legionmedia

En el quinto puesto, tras Altái, tenemos la región de Kursk, situada a lo largo del confín sudoccidental de Rusia. El bosque de Karyshski, que esconde hasta seis monumentos naturales, y el lago Makove, son la meta predilecta de los ecoturistas.

Este espejo de agua es el lugar donde se reproducen muchas especies de peces, fluviales y lacustres. Además, es el hábitat de nutrias, desmanes rusos y visones. El hecho más sorprendente es que también los castores y las ratas almizcleras han conseguido adaptarse a este medio. En las orillas del lago Makove nidifican también diversas aves acuáticas y zancudas. Pero es la variedad de juncos y flores acuáticas, entre ellas las ninfeas, que crecen en el lago, la que lo convierte en un lugar de inestimable belleza.

Cómo llegar: el viaje en tren de Moscú a Kursk dura siete horas. El precio medio del billete (solo ida) está en torno a los 50 euros)

Qué ver: la región de Kursk es famosa por el canto de los ruiseñores, sus anomalías magnéticas y sus estepas. Los que estén interesados en estas anomalías magnéticas deberán visitar la ciudad de Zeleznogorsk, mientras que el pueblo de Svoboda acoge uno de los centros espirituales más importantes de Rusia: el monasterio de los monjes de la Raíz de Kursk.

6. Región de Pskov

Fuente: La región di Pskov, ideal para quien practica el ecoturismo. Fuente: Geophoto

La región de Pskov, que ocupa el sexto puesto de la clasificación de "Patrulla Verde", se encuentra en la llanura noroccidental rusa y parece creada específicamente para el disfrute de los ecoturistas. Los paisajes incontaminados, la fauna y la flora, la abundancia de lagos y el gran número de cursos de agua, pequeños y medianos, hacen que la pesca deportiva y el turismo acuático sean un placer.

Cómo llegar: el viaje en autobús o tren desde Moscú a Pskov dura unas 14 horas. El precio medio del billete está en torno a los 80 euros.

Qué ver: Además de sus recursos naturales, Pskov es conocida por ser la mayor fortaleza de Europa y alojar los monasterios ortodoxos más antiguos. Stari Izborsk, situada en la región de Pskov, es una de las ciudades más antiguas de Rusia, y en la localidad de Pushkinskie Gori se halla la tumba del famoso poeta Alexánder Pushkin.

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