Gazprom ya no es la empresa más rentable del mundo

Los problemas de exportación a Europa y el aumento de la producción del gas de esquisto en EE UU reducen los beneficios de la compañía rusa. Fuente: Foto de prensa

Los problemas de exportación a Europa y el aumento de la producción del gas de esquisto en EE UU reducen los beneficios de la compañía rusa. Fuente: Foto de prensa

El año 2012 no ha resultado ser nada fácil para Gazprom, una de las empresas más grandes de Rusia. Si en 2011, fue la empresa más rentable del mundo, en el año recién terminado la compañía energética rusa perdió dicho puesto.

En 2011, el beneficio neto de Gazprom alcanzó los 44.500 millones de dólares. El segundo puesto en el ranking de rentabilidad lo ocupó ExxonMobil, que llegó a generar un total de 41.600 millones de dólares de beneficios netos. 

Aunque en 2012 , el bienestar del monopolio gasístico ruso fue puesto en entredicho por la “revolución del gas de esquisto” en los EE UU. 

El rápido crecimiento de la producción de bajo coste y la construcción de plantas para licuarlo y transportarlo a Europa, suponen una verdadera amenaza para Gazprom, cuyas ganancias se basan en un 75% en la exportación. 

Durante varios años, desde Gazprom  se contemplaba con escepticismo la amenaza de este nuevo tipo de gas, ya que lo consideraban como un proyecto muy a largo plazo. 

Sin embargo, ahora parece que el problema es muy actual: según la evaluación del Ministerio de Desarrollo Económico y Comercio de Rusia, Gazprom podría comenzar a tener problemas con la venta de gas a Europa hacia el año 2016. 

Además, la empresa rusa ya se está encontrando con dificultades en el ámbito de la exportación de gas a Europa. El pasado septiembre, la Comisión Europea abrió una investigación antimonopolio contra el gigante energético

Las autoridades de la Unión Europea acusan a Gazprom de estar dividiendo el mercado de gas, limitando la entrega gratuita y fijando precios no equitativos. En Europa consideran que los precios sobre el gas ruso están inflados y los contratos a largo plazo son vistos como injustificados. Al mismo tiempo que el gas de esquisto de los EE UU ya está a punto de entrar en el mercado europeo de pleno. 

Además, el año pasado se anularon los acuerdos de Gazprom con la noruega Statoil y la compañía francesa Total sobre el desarrollo conjunto del yacimiento del gas condensado Shtokman. La situación del mercado ha cambiado y con ello se puso en entredicho la rentabilidad del proyecto, cuyo desarrollo y puesta en marcha habría podido ascender a más de 40.000 millones de dólares. Ni siquiera la intervención de Vladímir Putin, que prometió beneficios fiscales adicionales a las empresas participantes, pudo evitar la anulación de esos acuerdos.  

A los contratiempos en el mercado internacional se han sumado varios problemas en el mercado interior. Gazprom ha de hacer frente a la creciente oferta de gas por productores independientes, cuya cuota en el mercado ha llegado a superar el 25%. 

Por otra parte, el Servicio Federal Antimonopolio (FAS por sus siglas en ruso) ha presentado una demanda contra la compañía gasística por licitación para la adquisición de tuberías. A esto hay que añadir que la empresa Novotek ha puesto fin al monopolio de exportación de Gazprom, al firmar un contrato por 10 años con la empresa alemana EnBW, por un total de 6.000 millones de euros. 

Todos estos acontecimientos se han visto reflejados en los resultados de Gazprom: ya en el primer semestre del pasado 2012 el beneficio neto cayó un 33% en comparación con el mismo periodo de 2011. 

Sin embargo, también hay que reseñar algunos éxitos,  que también han tenido lugar en el ámbito del suministro de gas a Europa. 

El pasado otoño se puso en marcha la primera línea del gaseoducto Nord Stream, que une Rusia  y Alemania por  el  Báltico,  y a principios del pasado diciembre se pudo poner de acuerdo a todos los participantes del proyecto South Stream para comenzar la construcción de este gaseoducto que llevará gas al sur de Europa. Se espera que estos dos proyectos reduzcan la dependencia de Rusia y de sus socios de Europa occidental, respecto a Ucrania y a Bielorrusia, a través de las cuales pasan por ahora casi todos los suministros del gas ruso. 

Artículo preparado con materiales procedentes de Kommersant-Dengui. 

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