Dibujado por Nyaz Karim
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La resistencia talibán no ha sido superada, el descontento de la población por la prolongada estancia en el país del contingente militar extranjero va en aumento y se han formado órganos de autogobierno incapaces de controlar sus propias regiones.
Durante los últimos años la situación ha continuado empeorando. Ciertos problemas fundamentales en el ámbito socioeconómico, ideológico y militar siguen sin resolverse.
Al parecer, en el país existe una dualidad de poderes: como consecuencia de los esfuerzos por parte de la comunidad internacional se han creado todos los atributos del poder estatal y se han celebrado elecciones.
Sin embargo, es triste comprobar que el poder local lo ejercen los talibanes a través de su influencia basada en la religión, los vínculos étnicos y la autoridad de los caudillos locales, entre otras cosas.
Tras la retirada del contingente militar
Tras tener en cuenta una amplia gama de opiniones, juicios, puntos de vista de expertos sobre este tema, trataré de formular a grandes rasgos el desarrollo de los acontecimientos más probable en Afganistán a partir de 2014.
El primero se basa en el hecho de que, a pesar de la declaración de la retirada de tropas, el factor norteamericano seguirá siendo el más importante.
Es de esperar que Estados Unidos no salga definitivamente de Afganistán, ya que este país ocupa una situación geográfica estratégica.
Según algunos informes, EE UU mantiene negociaciones con el gobierno de Hamid Karzai sobre la posibilidad de crear bases militares permanentes y acerca de mantener la presencia de varios miles de instructores, soldados de subdivisiones especiales y fuerzas aéreas hasta 2024.
Por otra parte, hay que reconocer que estas fuerzas serán del todo insuficientes para contener a los talibanes y llevarlos a la derrota.
Los Estados Unidos deben continuar necesariamente con la creación de un ejército afgano capaz de llevar a término objetivos militares de manera independiente. En base a esto, Washington busca opciones para que sus tropas se queden en Afganistán, aunque en una cantidad que el presupuesto estadounidense se pueda permitir.
Si Washington no lo logra, es posible que el desarrollo de la situación evolucione en otra dirección. Debido a la reducción del control de la OTAN sobre el territorio y a la retirada de una parte significativa de su presencia militar, es posible que surjan tendencias centrífugas del poder.
Es decir, que los líderes y caudillos regionales comiencen a adquirir más fuerza. Actualmente, muchos de ellos reconocen el gobierno de Kabul de manera aparente.
En semejantes circunstancias, es posible la inminencia de una batalla geopolítica directa en Afganistán. La cuestión es que, desde el comienzo de la misión de la OTAN en este país, Occidente ha instaurado un monopolio de facto en la solución del problema afgano. Hasta entonces el peso de los demás participantes regionales e internacionales del juego afgano era muy superior.
No es un secreto que la mayoría de las agrupaciones afganas en los años 90 tuvieran estrechos vínculos con fuerzas exteriores. Muchos expertos contemplaban la guerra civil como una batalla entre los intereses geopolíticos externos.
Teniendo en cuenta esta experiencia, se puede decir que la probabilidad de que se repitan los hechos del siglo pasado, en un contexto de pérdida de la influencia de la OTAN, es extremadamente alta.
El diálogo es inevitable
La interacción entre Rusia y Occidente en la cuestión afgana se ve seriamente entorpecida debido a la rivalidad por la influencia en la Asia Central postsoviética y por las diferencias ideológicas.
Si se logra superar estas desavenencias, Rusia será capaz de contribuir a la estabilización de la situación en Afganistán y a su alrededor: mantener la ruta de transporte del norte, ofrecer ayuda al gobierno afgano legal y a las fuerzas antitalibanes, reforzar la asistencia militar y económica a los países centroasiáticos mediante el abastecimiento de 'cinturones de seguridad' en las fronteras de Afganistán, unir las fuerzas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva y de la Organización de Cooperación de Shanghái con la Unión Europea y la OTAN en este ámbito.
La búsqueda de una vía de diálogo es un proceso largo y complicado, nadie puede garantizar el éxito en esta cuestión.
El proceso debe ir acompañado de enérgicas medidas de recuperación económica y formación de órganos de poder eficaces. En la actualidad es posible que no haya otro camino excepto la búsqueda del diálogo con los líderes talibanes, su inclusión en los órganos de poder del país en base a un gobierno de coalición, su integración en las estructuras del gobierno y la creación de unas condiciones para el desarrollo económico del país.
Anatoli Kulikov,general del ejército y presidente del Club de jefes militares de la Federación Rusa.
Artículo abreviado. Texto original publicado en ruso en VPK News.
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