Kalashnikov, de 93 años, fue ingresado el
pasado 20 de diciembre debido a una hinchazón de sus extremidades, según
su hijo, Víctor, quien negó que hubieran hospitalizado a su padre por
problemas cardíacos.
"Acabo de hablar con él. Está animado y
le brillan los ojos. Está rodeado de chicas guapas. Está hecho un
valiente", añadió Riaschikov, según las agencias locales.
El
propio Kaláshnikov, que fue ingresado en cuidados intensivos para
someterse a observación, aseguró esta semana a su biógrafo, Alexandr
Uzhanov, que se sentía bien y regresaría pronto a su domicilio.
Desde el hospital Kaláshnikov transmitió en una carta sus
felicitaciones a los rusos y expresó su deseo de celebrar en Berlín el
70 aniversario de la victoria sobre la Alemania Nazi en la Gran Guerra
Patria, como es conocida en este país la Segunda Guerra Mundial.
"Reconozco que sueño (...) con visitar Berlín en 2015 y tocar las
murallas del Reichtag, lo que no pudo hacer este sargento tanquista
debido a las heridas que sufrió en el victorioso 1945. Si Dios lo
permite, cumpliré ese sueño", dijo.
Según fuentes cercanas a
la familia, Kaláshnikov no se encuentra bien desde marzo pasado, le
fallan las fuerzas y no acude al trabajo desde entonces.
Recientemente, Kaláshnikov escribió una carta al presidente ruso,
Vladímir Putin, para denunciar la mala gestión de la fábrica por parte
de su actual directiva.
Debido a su delicado estado de salud
sus hijos dejaron de mantenerle al tanto de las operaciones en la
fábrica, como cuando el Ejército ruso anunció en 2011 que dejaría de
comprar fusiles Kaláshnikov por excesos de existencias en sus arsenales.
Kaláshnikov confesó en 2007, con motivo del 60 aniversario del
registro oficial de su fusil en la URSS, que los nazis tuvieron la culpa
de su invento porque su vocación verdadera era diseñar maquinaria
agrícola.
Aunque empezó a idear el diseño de un arma de fuego
automática en 1942, mientras estaba internado en un hospital tras sufrir
heridas durante un combate contra el Ejército nazi, el primer fusil de
asalto AK-47 no sería registrado oficialmente hasta 1947.
Según las autoridades rusas, debido a que la Unión Soviética no llegó a
patentar el invento, hasta un 90 por ciento de los fusiles Kaláshnikov
que son producidos en el mundo son falsos, pues se fabrican sin
autorización o con licencias caducadas.
La marca Kaláshnikov
solo fue registrada en la Oficina Internacional de Patentes de Suiza en
1998, y su inventor nunca sacó beneficio económico de su creación.
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