La oferta, reconoce el embajador, es
atractiva, porque el ruso que dispone de recursos para comprar una casa
en España, "recursos indudablemente legales", se encuentra con el
"obstáculo" del visado, que obtiene sólo para un periodo determinado de
tiempo.
Las autoridades rusas están tratando de resolver este
problema con las españolas y las de otros países europeos y se estudia
la posibilidad de suprimir los visados o de facilitarlos para viajes de
turismo, pero es complicado lograr el acuerdo de todos los países de la
zona Schengen, que comparten la política de fronteras.
En este
contexto, la idea española, ya vigente en otros Estados, podría animar a
los ciudadanos rusos, que, aunque "han descubierto" España
recientemente, la han convertido ya en su segundo destino turístico en
el extranjero, después de Turquía.
En octubre se llegó al
millón de turistas rusos en España, donde residen cerca de 60.0000, y la
cifra, asegura Korchagin, se superará con creces a final de año.
Según los últimos datos oficiales, el año pasado los ciudadanos rusos
adquirieron 1.645 viviendas en España, el 7,68 % de las adquiridas por
extranjeros, y se situaron tras británicos, franceses y alemanes,
eligiendo fundamentalmente la Costa Brava, Levante y la Costa del Sol.
El perfil del comprador, según el embajador, es una persona de clase
media que adquiere una segunda residencia o "casa de verano".
Las autoridades españolas de los municipios donde se concentran, que el
embajador visita a menudo, le transmiten que están "muy contentas" con
sus nuevos vecinos, "gente tranquila y educada".
La inversión
de una potencia económica como Rusia en España es todavía reducida y el
sector inmobiliario es, de hecho, uno de los principales destinos de los
fondos privados.
En otro ámbito económico, el embajador
destaca la entrada en España del gigante ruso Lukoil, que inauguró en
abril en el puerto de Barcelona una de las mayores plataformas
logísticas petrolíferas del Mediterráneo fruto de su alianza estratégica
con la española Meroil.
Su fallido y polémico intento de
entrar en el accionariado de Repsol-YPF en 2009 ya está olvidado. "Yo no
me acuerdo de que hubo unos obstáculos al respecto", se limita a decir.
Rusia observa la crisis económica española desde la "solidaridad" y también con "pragmatismo".
"El 50 % de nuestro comercio exterior está dirigido a Europa y más
del 40 % de nuestro stock de divisas, que es el tercero en el mundo,
está compuesto por el euro. No nos puede no preocupar lo que pasa en
países hermanos", recalca.
Grandes empresas españolas están ya
instaladas en Rusia y trabajan en la renovación de plantas petroleras,
infraestructuras, construcción o tecnologías de la información, pero
asegura que todavía hay mucho camino por recorrer.
Rusia
acogerá en los próximos años importantes eventos internacionales, como
los Juegos de Invierno de 2014 de Sochi o el Mundial de Fútbol de 2018, y
necesita renovar y construir nuevas infraestructuras y estadios.
"Ustedes sí lo saben hacer, por eso estamos interesados. Hay mucho interés", afirma.
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