Misión: encontrar vida en el espacio

Se intensifica la colaboración entre países para explorar el sistema solar. Fuente: AFP / Eastnews

Se intensifica la colaboración entre países para explorar el sistema solar. Fuente: AFP / Eastnews

Diversos países aúnan esfuerzos para explorar el sistema solar. Dispositivos rusos instalados en aparatos americanos buscan huellas de vida en Marte y agua en la luna y se prevé que la colaboración internacional en esta área vaya en aumento.

A finales de noviembre, el Consejo Directivo de la Agencia Espacial Europea aprobó un proyecto de acuerdo con Roscosmos para la misión en Marte ExoMars.

La tarea principal de la misión consiste en buscar señales de vida en el planeta rojo. “Se sigue trabajando en el proyecto”, informó a los periodistas el portavoz de la Agencia, Franco Bonacina. “La firma de este acuerdo significa que la parte europea está dispuesta a firmar el documento principal”.

Según el proyecto de acuerdo, los especialistas europeos crearán la sonda orbital TGO  (Trace Gas Orbiter). Una de sus tareas principales, una vez sea lanzada en 2018 de acuerdo con las previsiones, será la investigación de los gases que están presentes en la atmósfera de Marte. Los europeos desarrollarán un módulo de aterrizaje, denominado EDM, mientras que los científicos rusos crearán dispositivos científicos para la nave orbital. Además, Rusia proporcionará el cohete portador Proton-M y el cosmódromo de Baikonur, desde el cual se lanzará la sonda.

Si todo se desarrolla según lo previsto, el lanzamiento del Proton junto con la sonda marciana podría tener lugar en 2016.

Cabe señalar que Rusia acumula una gran experiencia en suministrar aparatos científicos para proyectos internacionales. Por ejemplo, el vehículo explorador Curiosity se puede definir como un programa ruso-americano. En su interior están instalados diez aparatos científicos con un peso total de 75 kilos, parte del cual está hecho con material tecnológico ruso.

Una misión complicada

“La superficie de Marte”, según cuenta en una entrevista exclusiva para RBTH Yuri Záitsev, portavoz del Instituto de Investigación Espacial de la Academia de Ciencias de Rusia, “está cubierta de polvo, arrastrado por las tormentas. Por eso, con el fin de buscar el área más interesante para el estudio de minerales y biomarcadores hay que ‘asomarse’ a través de la capa de polvo. Esta misión la debe realizar el dispositivo ruso DAN, desarrollado por el Laboratorio de Espectroscopia de Rayos Gamma del Instituto de Investigación Espacial”.

“Instalado en el interior del vehículo explorador americano, DAN irradia potentes impulsos de neutrones que inspeccionarán con rayos X la superficie de Marte hasta una profundidad de casi un metro. Las propiedades del flujo de neutrones reflejado por la superficie dependerán de la presencia de hidrógeno, que compone las moléculas de agua. Por eso,  con los datos  de la neutronografía de la superficie aportados por el dispositivo DAN, los investigadores podrán valorar el contenido de agua en la materia bajo las ruedas del vehículo explorador y localizar las áreas más interesantes para la investigación con un alto contenido de agua en los minerales. Son las áreas de mayor interés para buscar señales de vida”.

El predecesor de DAN, creado también en el Instituto de Estudios Espaciales de la Academia de las Ciencias de Rusia y que funciona según el mismo principio que el DAN -el dispositivo Hand- estuvo operativo durante diez años a bordo del satélite americano Mars Odyssey.

Agua en la superficie lunar

Pero Marte no es el único destino… Lanzada en otoño de 2009, la sonda espacial estadounidense Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) confirmó recientemente la existencia de agua en la luna, aunque en forma de hielo. Y de nuevo, el descubrimiento lo propició un dispositivo ruso, el LEND (Lunar Exploration Neutron Detector). Además, la mayoría del agua, según el director del Laboratorio del Instituto de Estudios Espaciales, Ígor Mitrofánov, fue descubierta en el polo sur.

Sobre este dispositivo hablaron en detalle sus creadores, los jóvenes investigadores del Instituto de Estudios Espaciales Maxim Mokrousov y Antón Sanin: “El dispositivo capta remotamente los neutrones,  partículas que, grosso modo, detectan muy bien el agua. Cuanto menos neutrones y menor energía dé estos neutrones, mayor cantidad de agua. Es muy sencillo. En los polos de la luna hay cráteres donde se acumula el agua. No es agua o hielo tal y como lo conocemos, sino una especie de arena húmeda de donde hay que extraer el agua”.

La constatación de la presencia de agua en la luna podría corregir substancialmente las investigaciones planetarias de ahora en adelante.

“Hemos encontrado hasta un 10% de agua en suelo lunar”, dice Maxim Mokrousov. “Puede evaporarse fácilmente. ¿Por qué lo estamos haciendo? Es imprescindible para la exploración de Marte, que es el más similar a la Tierra. Sí, allí hace un poco más frío y la atmósfera es diferente, pero lo arreglaremos: de hecho, en la Tierra hay atmósfera porque hay vida, y no a la inversa. Por tanto, si se llevaran los mismos microrganismos a Marte, también aparecería una atmósfera. Si no se encontrara nada en la luna, habría que dirigirse directamente a Marte, sin escalas intermedias. Pero el vuelo hasta allí requiere nueve meses y es necesario prever todas las situaciones posibles. Para llegar a la luna hay cuatro días de vuelo, pero allí no podemos vivir, las condiciones son demasiado severas. No obstante, será un campo de pruebas para los vuelos a Marte”.

En un futuro próximo es probable que Rusia siga participando en programas internacionales en busca de vida y agua en el sistema solar.

Dentro de tres años está previsto que empiece un proyecto ruso-europeo para explorar la luna con los aparatos orbitales Luna-Resource y Luna-Glob.

“Como sabemos, Roscosmos se está preparando para iniciar una misión a gran escala para explorar la superficie lunar. Alemania se ha mostrado interesada en participar en este prometedor proyecto”, señala el presidente de la junta ejecutiva del Centro Aeroespacial Alemán, Johann-Dietrich Wörner.

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