A pesar de que la agenda estará centrada en cuestiones habituales, economía y visados, este encuentro promete ser intenso. Fuente: ITAR-TASS
En particular, existen serias desavenencias alrededor de la compañía rusa Gazprom, que exporta gas a Europa. El llamado "Tercer Paquete Energético" de reformas en el ámbito del gas y la energía eléctrica, pensado según sus autores para para unir el hasta ahora disperso mercado energético de la UE, ha complicado las relaciones entre Rusia y la Unión Europea. Precisamente en base a este paquete energético, la Comisión Europea ha iniciado una investigación formal antimonopolio sobre Gazprom.
Esta cuestión se ha vuelto tan importante que fue un punto en el orden del día durante el encuentro del presidente de Rusia, Vladímir Putin, con la canciller alemana, Angela Merkel, en noviembre de este año. Rusia no considera adecuado dar efecto retroactivo a las leyes que puedan aprobarse en el marco del “Tercer Paquete Energético”, señalaba entonces el presidente ruso.
“Pienso que es algo intolerable, un modo de solucionar los problemas absolutamente incivilizado. Si nosotros invertimos dinero, si nuestras compañías, así como las compañías alemanas, invierten dinero en proyectos multimillonarios según las normas y las leyes vigentes, ¿qué garantías tenemos de la seguridad de estas inversiones si luego se toma otra decisión y las nuevas normas se aplican de forma retroactiva a las antiguas inversiones?”, declaraba Putin.
Rusia ha pedido a la Unión Europea “que tenga en cuenta estas circunstancias y que establezca sus relaciones con sus socios, entre ellos los rusos, de modo que no se traicione los principios del derecho internacional”, añadía el presidente ruso.
La exención de visados se retrasa
Otro problema que al parecer no encontrará solución próximamente es la introducción del régimen sin visados para los ciudadanos de Rusia y la Unión Europea. Según se espera, en la cumbre se dará una valoración del desarrollo del diálogo en este ámbito, pero no se tomará ninguna decisión al respecto.
Según señalan algunos diplomáticos, el diálogo ruso-europeo en esta cuestión está resultando bastante complicado.
Según Rusia, muchos de los temas de este ámbito son problemas técnicos y se pueden regular perfectamente, lo único que hace falta es voluntad política. Parece que por ahora los países europeos carecen de ella, ya que, según aseguran numerosos expertos rusos, estos querrían conservar la posibilidad de ejercer presión sobre Rusia.
En Moscú se ha recibido con irritación el patente retraso en la UE del proceso de toma de decisiones. En las capitales europeas entienden que el paso a un régimen sin visados con la Federación Rusa simplificará las relaciones económicas entre países y permitirá aumentar el flujo de turistas rusos en Europa.
No obstante, según algunos europeos, las cuestiones sobre seguridad figuran en primer plano. En Bruselas se centran especialmente en la necesidad de solucionar una serie de tareas en este ámbito, entre ellas las relacionadas con la impermeabilidad de las fronteras para el crimen organizado.
En la capital rusa subrayan que Moscú y Bruselas ya han acordado una lista de pasos comunes a realizar para llegar a un acuerdo sobre el régimen sin visados. En esta lista se indica, en particular, la necesidad de introducir pasaportes biométricos y la implementación de determinados procedimientos en las fronteras que impidan los desplazamientos ilegales de personas, así como el transporte de sustancias prohibidas.
Según el ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Serguéi Lavrov, “hacia mediados de 2013, si se desea, se podrían solucionar todas estas cuestiones por completo”.
Es decir, Rusia está totalmente dispuesta a cumplir con los requisitos indicados en la lista acordada, pero Europa no está intentando acelerar el proceso.
Ninguna de las dos partes quiere establecer plazos, pero en Moscú se espera que si no es a mediados de 2013, las próximas Olimpiadas del verano de 2014 en Sochi podrían ser la barrera natural para la introducción del régimen sin visado.
El tema de los derechos humanos echa más leña al fuego
Se prevé que tampoco será fácil conciliar la discusión entre los líderes de ambas partes en lo que respecta a los derechos humanos.
Este tema ya lleva tiempo enturbiando las relaciones de Rusia no sólo con la UE, sino también con los Estados Unidos. El presidente americano, Barack Obama, firmó hace unos días una ley que establecía las relaciones comerciales con la Federación Rusa y que contenía el 'Acta Magnitski'. Este documento prevé la introducción de sanciones a los funcionarios presuntamente implicados en la muerte en 2009 del abogado Serguéi Magnitski, de la fundación Hermitage Capital.
Los miembros del Parlamento Europeo han propuesto a los países de la Unión Europea que aprueben una ley análoga a la estadounidense. Es fácil, pues, presumir que una discusión sobre este tema en la cumbre será inevitable.
También es evidente que surgirán serias discusiones entorno al conflicto de Siria. Los diplomáticos de la capital rusa califican en público el desacuerdo entre Rusia y los países occidentales sobre esta cuestión de “simples irregularidades”, aunque en privado reconocen que seguramente no se logrará llegar a un acuerdo sobre la cuestión siria con los países de Occidente.
De este modo, ambas partes se presentan a la 30ª cumbre Rusia-UE con gran cantidad de problemas. Sería extraño suponer que los líderes serán capaces de solucionarlos todos en una reunión.
Sin embargo, el deseo de ambas partes de colaborar y entablar un diálogo, cueste lo que cueste, da esperanzas sobre la construcción en el continente de unas relaciones de buena vecindad y mutuamente beneficiosas.
Oksana Polishchuk es columnista de RIA Novosti
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