Fuente: Nikolay Avvakumov
En la calle Tverskaya hay unas esculturas de unos enormes leones. Forman parte de un conjunto arquitectónico del siglo XIX. Nada parece llamar la atención, pero en el registro de la Unesco este edificio está registrado como una casa con fantasmas.
Hoy en día alberga el Museo de historia contemporánea de Rusia y antes de la Revolución aquí tenían lugar las reuniones del Club Inglés. Los aristócratas ara conversaban sobre política y jugaban a las cartas, apostándose grandes sumas. En el club había un tablón negro que servía para apuntar quién tenía deudas de juego. Si en el plazo de un mes este no conseguía pagarlas, se le retiraba el derecho de pertenencia al club.
"Dicen que en esta casa, antes de la Revolución, se ahorcó alguien. Entonces la gente comenzó a pensar que en la casa se había alojado un fantasma. Cuentan que en el edificio vive un gato negro, que sale por una pared y entra por otra", declara Viacheslav Klimov, ingeniero geofísico que investiga diferentes lugares paranormales en la capital.
Kitái gorod es uno de los barrios más antiguos de Moscú, apenas sufrió demoliciones en la época soviética, a diferencia de otros rincones de la capital. Aquí, en el callejón Málaya Ivanóvskaya, se encuentra el convento Yoano-Predtechenski, famoso por su horno y sus sombrías leyendas.
Fundado en el siglo XV, la cárcel del recinto albergaba a presas políticas y a las delincuentes que habían cometido los delitos más graves. En el siglo XVIII encerraron en los calabozos del monasterio a una dama de alta cuna que fue bautizada como el 'Marqués de Sade' ruso.
Daria Saltikova (conocida como Saltichija) mató a más de cien hombres utlizando crueles métodos: azotazos o directamente a golpes. La hacía por placer. Fue condenada a cárcel de por vida en una celda individual. Vivió en el monasterio hasta el día de su muerte. En el barrio hay vecinos supersticiosos que creen que el fantasma de Saltichija sigue apareciéndose hasta hoy.
El libro negro de la torre Sújarevskaya
La plaza Sújarevskaya parece que no hay nada particular, pero es otro de los lugares marcados por el diablo en la capital.
Actualmente hay un monumento con la siguiente inscripción: "En esta plaza se encontraba la torre Sújareskaya en la que entre 1701 y 1715 se alojaba la Escuela de Navegación. Estaba dirigida por Yakov Brius, militar, astrónomo, químico y diplomático, protegido del Zar Pedro I".
Brius fue un inventor con talento. El pueblo inculto tomó los logros científicos por brujería. Por las noches trabajaba en la torre, donde se construyó un observatorio. Muchas personas creían que era ahí donde realizaba sus ceremonias diabólicas. La leyenda dice que Brius tenía un 'libro negro'. Se dice que antes de morir emparedó el libro en los muros de la torre y leyó en las estrellas la fecha de su muerte.
Catalina I intentó encontrar el libro. Y según un leyenda de los años 30, el propio Stalin ordenó desmontar la torre de Sújarevskaya ladrillo a ladrillo en su busca. No lo encontraron el libro y de la torre solo quedaron los cimientos.
La casa de Lavrenti Beria
Por otro lado, en el número 28 de la calle Málaya Nikitskaya hay una pequeña casa de estilo modernista. Actualmente alberga la Embajada de Túnez. A principios del siglo pasado, aquí vivía el jefe del servicio de la Cheka soviética, Lavrenti Beria. Hay numerosas leyendas acerca de esta casa. De acuerdo con una de ellas, en el jardín se encontraron cuerpos de muchachas muertas.
La reserva de Kolómenskoe, una antigua residencia zarista construida en el siglo XVI, es otro lugar misterioso de la capital. En el centro del parque hay una escalera de madera que lleva a un barranco de un kilómetro de largo. En el fondo brotan manantiales. Se supone que el agua de los mismos posee propiedades revitalizadoras.
En varios manuscritos del siglo XVII se cuenta que cierto día, a las puertas del palacio del zar de Kolómenskoe se vio un pequeño destacamento tártaro vestido a la antigua usanza. Apresaron e interrogaron a los enemigos. Estos confesaron que, durante la batalla, intentaban esconderse en el barranco y escapar de sus perseguidores. Lo cierto es que sí había habido una batalla en aquel lugar, pero ¡un siglo antes! Según las leyendas, en esta zona ha habido otros casos de 'desapariciones' en el tiempo.
En el barranco hay dos piedras donde los paganos ofrecían sus ofrendas a los dioses. Se dice que curan enfermedades y ayudan contra la infertilidad. Actualmente, hay gente que todavía se acerca hasta este lugar para tocar estas piedras y pedir deseos.
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