El portavoz de la Duma, Serguéi Narishkin (a la izquierda) fue uno de los iniciadores del proyecto de ley en repuesta a la 'ley Magnitski' estadounidense. Fuente: ITAR-TASS
Andréi Isáyev, presidente del comité de trabajo de la Duma Estatal y miembro del partido Rusia Unida es el autor de la idea de limitar el funcionamiento de las filiales de las empresas de trabajo temporal extranjeras.
Será una de las medidas en respuesta a la ley de Magnitski aprobada por Estados Unidos, declaraba Isáyev en una mesa redonda de la Duma Estatal el pasado viernes.
“El modelo de colaboración laboral con empresas extranjeras lo exportaron a Rusia las compañías norteamericanas”, explica Isáyev. La cámara de Industria y Comercio americana ha sido la primera en protestar de manera oficial por el proyecto de ley sobre el contingente laboral extranjero.
La 'ley Magnitski' fue aprobada recientemente por ambas cámaras del Congreso de los EE UU. Pide que se publiquen los nombres de las personas supuestamente involucradas en la muerte de Serguéi Magnitski en 2009. Este abogado murió en prisión tras haber hecho graves denuncias de corrupción.
Por su parte, los sindicatos rusos han apoyado la iniciativa. De hecho, ya habían intervenido a favor de la eliminación del personal temporal, recordaba el secretario de la Federación de Sindicatos Independientes, Alexánder Shershukov.
“Esta ley no prohibirá el trabajo, opina el socio directivo de Managemen Development Group, Dmitri Potapenko, “la consecuencia será una reestructuración del mercado, un rígido control por parte del Estado y un aumento del coste de estos servicios para el negocio”.
Entre las principales empresas de trabajo temporal que operan en Rusia: Kelly Services, Adecco, Manpower y Ankor, la última es la única que fundada en Rusia. Por su parte, las filiales de las ETT extranjeras tienen presencia en el país desde hace tiempo, de hecho “son entidades jurídicas rusas”, tal y como argumenta la directora general de Kelly Services y presidenta de la Asociación de Agencias Privadas de Empleo, Ekaterina Gorójova.
“La ley de Magnitski es un intento de interferir en nuestros asuntos internos. Por esta razón me gustaría que la reacción de la Duma Estatal fuera colectiva, común a todos los partidos”, comentó Serguéi Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores.
Según estima Gorójova, de las 70.000-100.000 personas que trabajan como personal temporal, alrededor de 40.000 provienen de las filiales de las empresas occidentales, así que estas perderían una parte significativa de sus ingresos.
Según el director general de Ankor, Serguéi Salikov, estas valoraciones son exageradas, ya que hacen referencia únicamente al personal que se contrata para un año entero. Su compañía cuenta con 10.000 trabajadores temporales para el plazo de un año y otras 80.000 para contratos temporales cortos.
Posible respuesta del Kremlin
Por otra parte, todo parece indicar que el Kremlin no está dispuesto a castigar el negocio extranjero en respuesta a la ley de Magnitski. Por ahora el gobierno no se ha pronunciado respecto a esta iniciativa, según comenta su secretaria de prensa, Natalia Timakova: “Si hay un proyecto de ley, lo evaluaremos. Y tendremos en cuenta en qué medida influye al funcionamiento de los negocios”.
“Es una propuesta de Isáyev y en el Kremlin nadie la apoyará”, asegura una fuente de la administración del presidente.
Por su parte, el secretario de prensa del presidente, Dmitri Peskov, no entiende qué relación guarda esta propuesta de Isáyev con la 'ley Magnitski'.
Las restricciones al funcionamiento de las compañías no pueden depender de quién es su fundador, opinan representantes del Ministerio de Trabajo y de la viceprimera ministra Olga Golodets.
“La iniciativa de Isáyev no va en contra de los intereses políticos, sino del negocio extranjero, mina los esfuerzos del gobierno para atraer inversión extranjera, señalaba el vice ministro de desarrollo económico”, Serguéi Beliakov.
A mediados de la semana pasada el viceprimer ministro Ígor Shuválov anunció que la 'lista de Magnitski' no influiría en los contactos empresariales. Cuando se toman medidas contra el negocio extranjero, se debe tener en cuenta el impacto que tendrán en los intereses de los empresarios locales, aconseja un funcionario del aparato del gobierno.
Por su parte el politólogo Borís Mezhuyev reflexionó sobre las posibles consecuencias de la 'ley Magnitski': Las relaciones ruso-americanas apenas cambiarán, pero sin duda, se cerrará todavía más la interacción local, es decir, que los ahorros, propiedades en el extranjero, los niños en colegios extranjeros, todo esto se verá desde una perspectiva menos benévola. Consecuentemente, los rusos deberán buscar la “buena vida” dentro del país, y no fuera. Muchos tendrán que pasar sus vacaciones en Sochi, como hacían antes. Quizás de manera indirecta los senadores americanos contribuyen a estimular la inversión en el ocio ruso.
Artículo publicado originalmente en Védomosti.
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