El martes, el ministro de Exteriores ruso,
Serguéi Lavrov, ya aseguró en Bruselas que su Gobierno ha mantenido
contactos con las autoridades sirias al respecto y ha recibido la
"confirmación" de que no usará sus armas químicas.
La OTAN y
Estados Unidos, sin embargo, han expresado su preocupación y consideran
que al verse superado el Ejecutivo de Bachar al Asad podría hacer uso de
ese arsenal o perder control del mismo.
El embajador ruso,
además, insistió en que Moscú "no entiende" el despliegue de misiles
aliados tipo Patriot para proteger a Turquía de la amenaza de Siria,
aunque reconoce el derecho de Ankara a pedir apoyo a sus socios.
Según Grushkó, los "incidentes" que se han producido en la frontera
entre los dos países no se evitarán con los misiles, que además
contribuyen a "militarizar" la zona.
"Si hay una provocación en la frontera, los Patriot no van a ayudar a estabilizar" la situación, aseguró.
Turquía solicitó a la OTAN una mejora de sus defensas aéreas después
de que varios obuses lanzados desde territorio sirio cayesen en el país,
causando varias víctimas mortales.
Por otra parte, el
embajador ruso -nombrado el pasado mes de octubre- aseguró que la
intención de Moscú es seguir estrechando sus relaciones con la Alianza
Atlántica, pero reconoció que hay asuntos que siguen bloqueados, como el
de la defensa antimisiles.
Rusia rechaza el escudo que la
OTAN está desplegando sobre Europa, pues quiere "garantías reales" de
que no será utilizado en su contra.
"Si no hay un cambio en los aliados de la OTAN, será muy difícil encontrar una solución", aseguró Grushkó.
Además, Rusia quiere discutir con la Alianza Atlántica su futura
presencia en Afganistán, que para Moscú debería contar con un claro
marco jurídico, como una resolución del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas.
Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: