El director de cine Alexéi Balabánov. Fuente: Ekaterina Chesnokova/RIA Novosti.
Las bandas sonoras de Balabánov suelen ser multidimensionales, adictivas y envolventes como un perfume francés. Reflejan deseos, dilemas, obsesiones, y en conjunto crean aura y textualidad, reforzando y complicando las percepciones.
Al final las canciones crean su propio paisaje dentro de los paisajes urbanos película, y no se puede entender a Danila Bagrov sin su walkman.
La combinación de lo onírico y lo descriptivo, como el médico adicto a la morfina que escucha el tango Magnolia de Vertinski, no sólo ambienta el allí y ahora de la situación sino que le aporta un poderoso carácter de inevitabilidad, por muy inverosímil que parezca la evolución.
Balabánov ha cosechado tanto históricos éxitos comerciales (Brat y Brat 2) como ha realizado películas de culto (Cargo 200, El castillo o Sobre monstruos y hombres).
“Brat no es sólo la mejor película de acción en muchos años; es el punto de partida de una nueva era en el cine ruso”, confirma Gueorgui Mijeidze, director de la revista Premiere.
“Sólo quiero hacer cosas negativas porque nací de esa manera” concluye Balabánov.
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