Hoy es el último día para que Azárov y el
resto de ministros que fueron elegidos en los comicios parlamentarios
renunciaran a sus cargos para recibir el acta de diputado de la Rada
Suprema (Legislativo).
Yanukóvich firmó el correspondiente
decreto y ordenó al Ejecutivo que siga en funciones hasta la formación
del nuevo Gobierno, que según los expertos incluirá varias caras nuevas.
El oficialista Partido de las Regiones ganó las elecciones
parlamentarias, pero quedó lejos de la mayoría parlamentaria de 226
diputados, por lo que necesitará el apoyo de los independientes y,
previsiblemente, de los comunistas, para formar Gobierno.
Esto
último no está ni mucho menos asegurado, ya que su líder, Piotr
Simonenko, ya ha dicho en varias ocasiones que no firmará acuerdos de
coalición con ningún partido.
Hoy, mismo, los comunistas
exigieron al Gobierno que aclare ante el Parlamento el escándalo
relacionado con el acuerdo de inversiones para la construcción de una
terminal de gas licuado, cuya firma fue desmentida por la compañía
española Gas Natural Fenosa.
Aún en caso de que los
oficialistas logren formar una mayoría en el Parlamento, Azarov, que ha
sido muy criticado por la corrupción, las medidas económicas impopulares
y el control de la economía en manos de los oligarcas, podría ser
apartado del cargo.
Según la prensa local, su sustituto podría
ser el gobernador del Banco Central, Serguéi Arbuzov, un funcionario
muy cercano al presidente.
El Gobierno de Azárov logró
estimular el crecimiento de una economía que se encontraba, según sus
propias palabras, al borde de la suspensión de pagos debido a la gestión
de la ex primera ministra, Yulia Timoshenko, ahora encarcelada.
Entre las prioridades del Gobierno ucraniano figura la reducción de
las importaciones de gas ruso y la firma de un acuerdo de libre comercio
con la Unión Europea.
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