Priadkin calificó la propuesta, cuyo
iniciador fue Alexéi Miller, presidente del consorcio gasístico Gazprom,
patrocinador del Zenit, de "acertada e interesante" y aseguró que la
liga asume la responsabilidad de poner en marcha dicha iniciativa, según
un comunicado publicado en su página web.
La liga soviética,
que incluía a equipos de varias repúblicas europeas y caucasianas y fue
uno de los campeonatos más fuertes del continente, desapareció en 1991
coincidiendo con la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS).
El jefe de la administración del Kremlin,
Serguéi Ivanov, respaldó hoy la iniciativa, aunque reconoció que no será
realizable a corto plazo.
"Tal campeonato, donde
participarían los mejores clubes de tres-cinco países de la CEI, debería
ser obligatoriamente desde el punto de vista deportivo más fuerte y
espectacular que cualquier otra liga por separado. Lo mismo ya ocurrió
con el baloncesto y el hockey", apuntó.
Ivanov destacó que la
UEFA parece haber cambiado su postura contraria con respecto a la
aparición de ligas regionales, como es el caso de la que preparan las
tres repúblicas bálticas: Estonia, Letonia y Lituania.
El
funcionario ruso, conocido hincha del CSKA, aseguró que los principales
equipos ucranianos -Shakhtar, Dinamo Kiev, Metallist y Dniepr- están
interesados en competir en una liga de fútbol regional.
El
Anzhí Majachkalá ruso, el Dinamo Kiev ucraniano, el club que más títulos
logró en la desaparecida liga Soviética, y el BATÉ bielorruso ya han
apoyado abiertamente la idea.
En cambio, el ex primer ministro
y antiguo presidente del Dinamo Moscú, Serguéi Stepashin, puso en duda
el advenimiento de una liga regional, ya que opina que la UEFA nunca le
dará su visto bueno.
A diferencia de su antecesora, la liga
rusa se ha quedado atrás con el paso de los años y actualmente su nivel
de calidad y de resultados está muy lejos de campeonatos como el
español, el inglés o el italiano.
Los propios clubes aducen
que la gran diferencia de presupuesto y plantilla entre equipos como el
Zenit y el CSKA Moscú, y el resto de conjuntos resta brillo e intriga a
los partidos, lo que influye también en la drástica caída en el número
de aficionados que acuden al estadio.
Rusia organizará por vez primera en 2018 la Copa Mundial de fútbol.
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