La reciente incorporación a la ONU como estado observador supone una importante victoria moral para los palestinos. Fuente: Flikcr / Marc Sardon
La votación sobre este asunto en la Asamblea General de la ONU ha sido un factor de presión sobre Israel. También lo han sido los propios resultados de la votación, que han mostrado que una aplastante mayoría de los miembros de la ONU (138 estados a favor y sólo 9 en contra) simpatizan con los palestinos.
Esta es también una nueva posibilidad para ellos de apelar a la Corte Penal Internacional de La Haya para que se investiguen los crímenes de guerra de Israel.
La idea es que esta situación sirva de estímulo para la reanudación de las negociaciones palestino-israelíes. El embajador de Rusia en la ONU, Vitali Churkin, señaló lo siguiente después de la votación: “Esperamos que Israel también acepte esto como una señal sintomática de la comunidad internacional, que se ha cansado de la irresolución del conflicto palestino-israelí”.
En esa misma línea se expresó el presidente de Francia, François Hollande: “Las negociaciones directas son la única manera eficaz de terminar definitivamente con el conflicto. Francia está dispuesta a aportar su contribución en este asunto e intervenir en calidad de amigo, tanto de Israel, como de Palestina”, se comenta en un comunicado emitido por el presidente.
También está dispuesto a negociar el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas: “Nosotros nos hemos comprometido a la conquista de nuestros derechos mediante la paz y las negociaciones. No nos amedrentaremos, seguiremos haciendo todos los esfuerzos posibles para alcanzar nuestro objetivo final de forma pacífica”.
Entretanto, no existe por ahora ninguna declaración oficial al respecto por parte de Tel Aviv. Aunque, en gran medida, la posición de israelí apenas se diferencia de la de Estados Unidos.
Según declaraba la representante permanente de Estados Unidos en la ONU, Susan Rice, “la contraproducente resolución que, lamentablemente, ha sido aprobada, interpondrá más obstáculos en el camino a la paz”.
“Precisamente por esta razón Estados Unidos ha votado en contra”, declaraba Rice tras la votación.
La embajadora estadounidense señala: “Lo que se ha proclamado solemnemente hoy se desvanecerá rápidamente: mañana los palestinos se despertarán y descubrirán que en sus vidas poco a cambiado, y sin embargo se han reducido las perspectivas de alcanzar una paz duradera”.
Uno de los problemas estriba en el hecho de que existen desacuerdos entre los palestinos de Cisjordania y los de la franja de Gaza.
Ayer Abbas señaló en una conversación con la prensa: “Nosotros, los palestinos, tenemos nuestros propios problemas internos: nos encontramos ante una escisión. Ahora ha llegado el momento de superar estas diferencias, ha llegado la hora de que todos los palestinos se unan”.
En la orilla oeste del río Jordán, donde gobierna ANP dirigida por Abbas, domina la preferencia por la solución política de los problemas. La franja de Gaza es otra cuestión, ya que allí el poder lo ostenta Hamás. Y los ánimos allí son completamente distintos.
En opinión del director del Centro de Análisis de Conflictos de Oriente Próximo en el Instituto de Estados Unidos y Canadá de la Academia Rusa de Ciencias, Alexánder Shumilin, “el gobierno de Gaza, representado por Hamás, no rechaza la decisión de la Asamblea General de la ONU, pero tampoco la perseguía, y los comentarios de la dirección de Hamás sobre las iniciativas de Mahmud Abbas siguen siendo críticos, asegurando que este es un paso más de Mahmud Abbas hacia su rendición también ante Israel, hacia la desviación del problema palestino”.
“La dirección de Hamás tiene su propia perspectiva de la solución del problema de Palestina, para ellos la solución pasa por la liquidación del estado de Israel”, comenta el experto.
¿Podrá Abbas, ante semejantes diferencias, unir a los palestinos? Esta es una cuestión vital, ya que la desunión no es la mejor posición en unas negociaciones de paz.
Otro problema generado por la reciente resolución es la devaluación de los principios de las negociaciones.
El proceso de paz actual se basa en los Acuerdos de Oslo alcanzados en el año 1993. Su resultado principal fue el reconocimiento mutuo y la creación de la ANP.
Quedaron sin regular el estatus de Jerusalén, la cuestión de los asentamientos israelíes y el problema de los refugiados. Estos temas han seguido estancados durante las siguientes negociaciones.
Sin embargo, según lo pactado, estas cuestiones las deben discutir directamente Israel y la ANP, sin la mediación de terceras fuerzas. Y la decisión actual de la ONU cambia el estado de Palestina sin la aprobación de Israel.
Esta es una oportunidad para alejarse de los Acuerdos de Oslo. Es poco probable que esta oportunidad se acabe por aprovechar, pero ahora Israel posee evidentemente una herramienta para ejercer presión, y esta se pondrá de manifiesto en las próximas negociaciones. Es algo inevitable.
No es que hayan votado a favor de Palestina sólo 138 países. Sino de que lo han hecho importantes miembros de la Unión Europea, Rusia, China y los países árabes. Esto refleja que si bien existe cierta ambigüedad en la decisión de la Asamblea General de la ONU, la regulación del conflicto palestino-israelí exige una solución urgente, dada la desestabilización que sufre en estos momentos Oriente Próximo.
Evidentemente, el próximo paso podría ser un encuentro del “cuarteto de Oriente Próximo”.
Según Churkin, “próximamente Rusia propone convocar un encuentro ministerial entre los intermediarios internacionales de la regulación de Oriente Próximo: Rusia, Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea”.
A juzgar por los resultados de la votación en la ONU, tres de los cuatro miembros del “cuarteto” están dispuestos a comenzar esta consulta.
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