De esta forma, ha pasado de un 30 a un 36 por
ciento el porcentaje de rusos que desaprueba el trabajo del presidente,
al que la Constitución permitirá presentarse a la reelección en 2018.
Paradójicamente, el descenso más vertiginoso se produjo durante el
último mes, coincidiendo con el estallido de varios escándalos de
corrupción que han costado el cargo, entre otros, al ministro ruso de
Defensa, Anatoli Serdiukov.
Putin sigue siendo el político más
popular del país, pero sólo para un 34 por ciento de los ciudadanos, un
10 por ciento menos que cuando fue elegido en marzo.
En el
caso del primer ministro de Rusia, Dmitri Medvédev, el bajón aún es más
drástico, ya que ha perdido un 10 por ciento de respaldo en siete meses,
con lo que ahora un 45 por ciento de los rusos es crítico con su
gestión al frente del Ejecutivo.
Cuando la pregunta alude a la
opinión del encuestado sobre el trabajo del Gobierno, un 59 por ciento
está descontento, mientras en el caso de la Duma (cámara de diputados)
el porcentaje es del 65 por ciento.
Además, un 42 por ciento
duda de que el Gobierno de Medvédev esté capacitado para mejorar la
situación del país, contra un 25 por ciento que se muestra convencido de
que será capaz de ello.
Medvédev es el segundo político más
apreciado por los rusos, pero sólo con un 20 por ciento de apoyo, un 8
por ciento menos que en marzo.
En total, un 44 por ciento de
los encuestados cree que el país va en la dirección equivocada, un 11
por ciento más que en mayo, frente a un 40 por ciento piensa lo
contrario.
En una entrevista publicada hoy por el diario
"Kommersant", Medvédev aseguró que Rusia no puede limitarse a efectuar
campañas anticorrupción, sino que debe combatir de manera permanente esa
lacra.
Medvédev aseguró que los recientes escándalos
destapados por las autoridades y que implican a varios altos
funcionarios "también son consecuencia de una demanda de lucha contra la
corrupción".
En las últimas semanas Rusia se ha visto
salpicada por diversos escándalos de corrupción que han conducido a la
detención de varios altos funcionarios, que la oposición vincula con una
campaña de relaciones públicas para mejorar la alicaída imagen del
Kremlin.
El jefe de la Cámara de Cuentas de Rusia, Serguéi
Stepashin, denunció que más de un billón de rublos (más de 30.000
millones de dólares) desaparece anualmente de las arcas del Estado.
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