Rusia participó en la Copa del Mundo de rugby por primera vez el año pasado, perdiendo los cuatro partidos y quedando última de grupo.
Aunque los osos rusos dejaron su huella en el torneo: empezaron una nueva moda de gorros de invierno con orejeras y además marcaron tres ensayos contra Australia, a pesar de ser derrotados con claridad por 68-22. Ningún otro equipo les hizo tantos puntos a los Wallabies en el torneo.
En total los rusos marcaron ocho ensayos estableciendo un récord para principiantes en el torneo.
El equipo ruso encaró la Copa del Mundo de 2011 abrazando el credo olímpico: “Lo más importante no es ganar sino participar”. El simple hecho de llegar a la última fase del torneo fue un gran logro para un país donde el rugby se sigue viendo como un deporte exótico.
Pero para los amantes de las curiosidades de la historia, el debut internacional de Rusia podía haber sido muy diferente al de la abultada derrota con Australia del año pasado. Pocos saben que uno de los mejores jugadores de rugby del mundo ha sido ruso.
En 1916 nació en Petrogrado, capital del imperio ruso, el príncipe Alexánder Obolenski. Como gran parte de la nobleza rusa, durante la Revolución bolchevique, Obolenski y sus padres salieron de Rusia con dirección a Inglaterra. Fue a estudiar a la Universidad de Oxford y ganó dos Blues jugando de ala.
Obolenski rápidamente se convirtió en uno de los mejores jugadores de Inglaterra; en 1936, el 'príncipe volador', como le llamaban sus fans, obtuvo la nacionalidad británica y fue seleccionado en el equipo nacional. Marcó dos ensayos en la épica victoria de Inglaterra contra Nueva Zelanda, que fue la primera vez que los ingleses batieron a su antigua colonia.
Hace dos años, se inauguró una estatua del gran Obolenski en la ciudad inglesa de Ipswich, donde está enterrado. Murió en un accidente en un entrenamiento de la RAF en 1940. El billonario ruso y propietario del Chelsea, Román Abrámovich, donó parte de los fondos para el monumento.
Dmitri Shmakov, director del desarrollo del rugby ruso, dijo sobre el campeonato del año que viene: “Los aficionados son nuestra prioridad. Como sabes, Moscú está llena de todo tipo de ocio y será muy difícil llenar las gradas. Actualmente estamos trabajando en esto y tenemos una serie de actividades en preparación, entre las que hay espectáculos y un festival de música. Se espera que acudan al torneo entre 10.000 y 15.000 aficionados extranjeros. Esperamos que los aficionados rusos aparezcan también”.
La situación del rugby ruso es paradójica, porque si bien a mucha gente le gusta, apenas nadie va a ver los partidos. Los aficionados rusos animan a los Wallabies y a los All Blacks, pero muy pocos conocen el calendario del equipo nacional.
Alexéi Sokolov, presidente de la junta del Banco Zenit y aficionado al rugby, declaró: “Las corporaciones estatales rusas están invirtiendo inmensas cantidades de dinero en el fútbol y el hockey. Pero se necesita mucho menos dinero para hacer que el rugby avance en nuestro país, especialmente entre los niños. Necesitamos apoyo del gobierno para hacerlo. Mira si no a Italia (el antiguo primer ministro) Silvio Berlusconi lo ha convertido en un deporte de élite en tan solo 10 años”.
Sókolov ha sido el principal director del rugby ruso en los últimos años. Su banco financia el equipo nacional y en 2008 creó la Fundación Nacional de Caridad para el desarrollo del rugby infantil. Ian Hill, el embajador neozelandés en Rusia, es uno de los sponsors.
“Cuando nos comunicamos con los representantes del gobierno, intentamos transmitirles el mensaje de que el rugby sirve apra aplacar algunos problemas sociales. Puede darles algo que hacer a los jóvenes de las provincias. El rugby es un gran deporte, no solo por eso. Te da carácter y al mismo tiempo que es para todo el mundo. Además, es prácticamente gratis si lo comparas con otros deportes”, dice Sókolov.
Su banco se convirtió en el principal sponsor de la Copa del Mundo de rugby siete, donando 500.000 euros.
Pero el verdadero sueño de los aficionados del rugby ruso es que su equipo gane la Copa del Mundo. Para lograrlo habrá que hacer una gran inversión, principalmente por parte del gobierno. Existe la esperanza de que el Mundial de Fútbol de 2018 pueda ayudar a cambiar esto.
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