Serguéi Dankvert, supervisor de las relaciones comerciales con Chile y Argentina y representante de Rusia en la Comisión intergubernamental con Ecuador. Fuente: Vasenin Víctor.
¿Cuáles son las bases de la política comercial rusa con Latinoamérica, en relación a los bienes de consumo?
En los últimos 10 años nuestra política ha estado dirigida a la activación de la colaboración con los países de América del Sur.
Nos encontramos con estados que no subvencionan su producción interna, de tal manera que al entrar en nuestro mercado, sus bienes de consumo no lo desvirtúan. A diferencia de la producción de Canadá, EE UU o la Unión Europea, que apoyan con subsidios de su agricultura.
No fue sencilla la decisión de ampliar el comercio de bienes de consumo con los países de Sudamérica. Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile estaban entonces muy cerrados porque eran considerados como países con un alto riesgo de enfermedades de origen animal.
Llevamos a cabo un trabajo especializado, construimos todo un sistema que permitía garantizar la seguridad de la producción en esta región. Ahora hasta los europeos compran carne, por ejemplo, de Paraguay.
Los países de Sudamérica están luchando correctamente contra sus problemas y no renuncian a tener una colaboración normal.
Latinoamérica se encuentra en el otro extremo del globo. ¿Por qué no se ha elegido como socio, digamos, África, que queda mucho más cerca de Rusia?
Hay dos razones: la capacidad de producción y la logística. Todos los productos deben ser producidos en unas condiciones determinadas y contar con una logística que permita distribuirlos.
Sudamérica tiene varios centros portuarios importantes en Brasil, Chile, Perú, Uruguay o Argentina. Estos factores determinan una colaboración exitosa y un crecimiento de la circulación de mercancías.
Desde el punto de vista de toda la producción agropecuaria hemos ocupado una buena posición en el mercado sudamericano.
Cuando en Rusia es invierno, allí es verano. Hemos organizado ventas directas de frutas y verduras beneficiosas para nosotros. En cuanto a la carne, los lácteos y otros productos todo se ha organizado para satisfacer las exigencias de nuestro mercado, de la competencia, necesaria para el desarrollo del comercio.
Hace poco que comenzamos a supervisar las relaciones comerciales entre Rusia y Ecuador. ¿Hasta qué punto corresponden al día de hoy con el potencial de los dos países?
Según los resultados de 2011 nuestro intercambio de mercancías alcanzó la cifra récord, 1.300 millones de dólares, en toda la historia de nuestras relaciones comerciales. Hemos aumentado en un 33,2% cada año. Pero teniendo en cuenta el potencial de los dos países podríamos tener unos indicadores mucho más altos.
El saldo negativo en nuestro comercio supera los 1.100 millones de dólares en detrimento de Rusia. Este año ha comenzado a recortarse. En los primeros ocho meses de 2012 las exportaciones rusas crecieron un 50% gracias a la venta de manufacturas de metal, de cereales, de papel y de cartón.
Quede dicho que tenemos una balanza comercial negativa, con todos los países de Sudamérica. Nos venden productos alimenticios mientras que Rusia en este tipo de productos no puede ofrecer demasiado: grano, vodka y producción menor.
Por eso hemos dirigido todos nuestros esfuerzos a abrir el mercado de Sudamérica para nuestro grano y prácticamente hemos firmado ya documentos en este sentido.
Comenzamos a exportar grano, por ejemplo, a Ecuador y las ventas se cuentan ya por decenas de miles de toneladas. Creo que en un futuro cercano podremos vender a Ecuador hasta medio millón de toneladas en caso de que haya demanda.
Se ha firmado un protocolo entre nuestros dos servicios de aduanas para el intercambio de información que determine el precio de los productos y los medios de transporte, se está llevando a cabo trabajos para acordar un proyecto de un protocolo
interdepartamental de colaboración, intercambio de información y ayuda mutua dentro del marco de un sistema general de prefencias, se han realizado negociaciones para acordar el texto de un tratado para evitar la doble imposición.
En un futuro cercano se enviará el documento para que se acuerde internamente por parte de la Federación rusa. También se ha firmado un acuerdo de colaboración en el sector pesquero.
En lo que respecta al grano, este año debido a la sequía Rusia ha tenido problemas.
Cada año es una historia diferente. Hemos hecho un trabajo para los próximos 50 años. Ahora es asunto de nuestros productores garantizar unas exportaciones estables.
Rusia tiene potencial para esto. Hay que realizar una reconversión tecnológica, poner en funcionamiento nuevas tierras, de las que tenemos muchas. Rusia puede exportar mucho grano, un mínimo de 20 millones de toneladas.
Pero no nos limitamos al grano. Estamos realizando trabajos para la creación de una base jurídica para la ampliación del comercio en general.
Ya tenemos experiencia positiva de colaboración con países de Sudamérica. Con Argentina, por ejemplo, hemos conseguido multiplicar el intercambio de bienes casi por diez.
Al principio atraer empresarios para la colaboración bilateral fue complicado. Pero hace poco me sorprendió gratamente cuando vinieron con nosotros 40 representantes del empresariado ruso a una sesión de la Comisión intergubernamental en Argentina.
Eran representantes de tecnología agraria, maquinaria pesada y otros sectores económicos. Los empresarios rusos ya han comprendido que para promover sus productos en el extranjero hay que ir allí.
¿Qué problemas retienen el crecimiento de las relaciones bilaterales entre Rusia y Ecuador?
En primer lugar el problema de los saldos recíprocos y la necesidad del crédito a la exportación. Si queremos exportar nuestra producción de alta tecnología hay que ofrecerla con condiciones más favorables.
Muchos proyectos están obstaculizados por la falta de buenas terminales en Rusia. Esto ya sería tarea de nuestro Ministerio de Agricultura y Ganadería: crear terminales de verduras, frutas y flores, así como centros logísticos de distribución que puedan recibir aviones o barcos, almacenar los productos y después distribuirlos por el país. Así no habría que transportarlos a través de Holanda porque la diferencia con Rusia son tan solo dos horas de vuelo.
¿Se prevé realizar saldos directos entre bancos de los dos países?
Dependerá de cómo se desarrolle la colaboración. Nuestra intención es que los intercambios sean lo más directos posibles, pero los estadounidenses han construido las relaciones de tal manera que si utilizas el dólar como equivalente en los saldos, da igual lo que hagas, siempre deberás hacer todo a través de Estados Unidos.
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