Varios proyectos estadounidenses apuestan por pasar el desarrollo espacial a manos privadas. Fuente: NASA
Durante años EE UU trató de conseguir proyectos de lanzaderas espaciales particulares. A finales de este otoño, la primera creación de los empresarios fue la nave automática de carga Dragón, desarrollada y construida por la empresa estadounidense SpaceX que voló con éxito a la Estación Espacial Internacional.
El segundo fue el buque SpaceShip de la empresa Virgin Galactic.
El primer proyecto estipula el amplio uso de las naves para abastecer a la Estación Espacial Internacional y el uso de aparatos de baja órbita. Es cierto que la masa de carga útil para el primer vuelo resultó modesta, y hablar de la utilidad comercial de la distribución de momento no conviene.
Sin embargo, si fuera posible utilizar esta técnica en el modo tripulado el efecto sería significativo.
Así, según el director de desarrollo de la agrupación, Tecnología Espacial y Telecomunicaciones del Fondo Ruso Skólkovo, Dmitri Paison, la distribución de los astronautas a la EEI en las naves Soyuz, le costará a la NASA 60 millones de dólares por persona, y SpaceX se compromete a reducir esta cifra a 20 millones y además tiene la intención de sacar provecho de esto.
Las naves espaciales creadas según un segundo proyecto tienen otros usos. La SpaceShipOne es reutilizable y se elevó a 15 km de altitud transportada por la aeronave lanzadera, WhiteKnightOne.
Durante el posterior vuelo, la lanzadera se encontró a unos pocos minutos de la ingravidez, y luego aterrizó como si fuera un avión, quedando utilizable para un siguiente lanzamiento.
En realidad, un vuelo suborbital se ofrece a los aficionados a las grandes emociones por 200.000 dólares, que es más del doble de barato que la actual estancia de una semana para los turistas en la EEI, en las naves rusas Soyuz.
Aunque sería más oportuno hablar de la iniciativa privada sobre el empleo de los resultados en la actividad espacial, que de la actividad espacial en sí.
En este sentido, Dmitri Paison recuerda una coincidencia característica: “En el 2011, la NASA anunció una futura transmisión a la empresa privada de la responsabilidad del mantenimiento de la órbita baja de la Tierra (incluyendo el segmento de EE UU de la EEI), y en el 2012, la jefatura de Roskosmos declaró que pretendía encomendar al sector privado el trabajo sobre la utilización práctica de las actividades espaciales”.
La revista Expert destaca también los proyectos con participación rusa: "Un número de empresas de Skólkovo trabajan activamente precisamente para la promoción comercial de productos y servicios espaciales.
Hay que esperar unos años para poder ver los 'primeros brotes' de proyectos tales como el microsatélite Sputnik y el pequeño satélite Dauria, para rescatar en paracaídas los segmentos de cohetes.
En cuanto a la transición a las naves espaciales privadas, Alexéi Kuznetsov, jefe del servicio de prensa de la Agencia Espacial Federal Rusa, considera que es pronto para sacar conclusiones.
“SpaceX es la primera experiencia del sector privado en el ámbito espacial”, dijo un funcionario a la revista oficial rusa Expert.
Se necesita tiempo para entender qué lugar ocupará este proyecto en la actividad espacial en general, y entonces podremos llegar a una conclusión sobre su aplicabilidad en la cosmonáutica rusa, basada en nuestras peculiaridades.
En EE UU, se encontraron empresarios dispuestos a asumir el riesgo. Que yo sepa, el señor Elon Musk, dueño de SpaceX, sufrió grandes pérdidas e incluso hizo uso de parte de los medios.
Creo que ve este proyecto como una inversión a largo plazo. No está claro si nuestra empresa está dispuesta a asumir ese riesgo y si tiene las reservas financieras necesarias. Otra pregunta para el negocio particular de Rusia es si se encontrará el mejor potencial científico e industrial para la realización de proyectos tan grandes”.Por otra parte, es difícil no estar de acuerdo con el punto de vista del vicedirector de la revista mencionada, Pável Bikov.
“En Rusia hay una crisis de programas espaciales globales, pero tenemos un sistema bien desarrollado que se basa principalmente en una tecnología, en parte obsoleta, de los Soyuz.
En realidad, se actualiza constantemente y se moderniza. Sí, es probable que no sea muy cómoda desde el punto de vista de los cosmonautas y la distribución de carga, pero este sistema está desarrollado, no es caro y puede existir en general una cantidad infinita de tiempo y seguir siendo rentable”.
De momento se puede hablar convincentemente de una iniciativa rusa privada en el campo de la tecnología espacial aplicada al turismo espacial. La existencia de la pertinaz idea de Roskosmos de enviar de nuevo turistas a la Estación Espacial Internacional no puede llamarse progresista de ninguna manera.
El director adjunto del Centro de Vuelos Espaciales de la corporación Energiya, el cosmonauta Pável Vinográdov, dijo en el 2008: "El turismo espacial, es un gran problema para nosotros, los profesionales. Pone en duda las bases de nuestra cosmonáutica pilotada, ya que estamos obligados a desembarcar a jóvenes astronautas y a embarcar turistas”.
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