Tras salir de la cárcel, el físico, que se
declara inocente y se considera un preso político, aseguró que seguirá
con sus actividades científicas, pero "nunca en instituciones
estatales".
"Ser científico es un modo de vivir. Por supuesto, voy a dedicarme a la ciencia", dijo.
Agregó que durante su estancia en la cárcel recibió cartas de sus colegas y simpatizantes que le expresaban su apoyo.
Danílov, de 55 años y director del Centro de Física Térmica adjunto a
la Universidad de Krasnoyarsk, fue detenido en 2001 por agentes del
Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) bajo la acusación de
espiar para China.
En diciembre de 2003, un tribunal de
Krasnoyarsk exculpó a Danílov de los cargos presentados, decisión que
fue recurrida por la Fiscalía.
En aquel proceso, la defensa
argumentó que el trabajo del físico se basó en materiales
desclasificados hace una década y estaba avalado por un contrato firmado
por la Universidad de Krasnoyarsk y las autoridades chinas que incluso
había obtenido el visto bueno del FSB y otras entidades oficiales rusas.
Además, un destacado grupo de científicos rusos salió en defensa de
su colega y en una carta abierta a los fiscales y al FSB afirmó que los
informes de Danílov no contenían secretos y se basaban en datos
publicados en la prensa especializada.
Sin embargo, el
Tribunal Supremo de Rusia anuló el veredicto exculpatorio y ordenó un
nuevo proceso contra Danílov, que sufrió un infarto mientras permanecía
en la cárcel preventiva.
Organizaciones para la defensa de los
derechos humanos en Occidente y del país calificaron el caso de Danílov
como un episodio más de la "caza de espías" desatada entonces por los
servicios secretos de Rusia contra científicos que tuvieron acceso a
información catalogada como secreto de Estado.
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