Expertos en relaciones internacionales explican las consecuencias de la recién aprobada ley en la Cámara de Representantes de EE UU, que prohíbe la entrada al país a funcionarios rusos. Fuente: Kommersant
El pasado 16 de noviembre, la Cámara de Representantes de EE UU aprobó la ley Magnitski que impone sanciones a los funcionarios rusos que presuntamente estuvieron involucrados en el asesinato del abogado de Hermitage Capital, Serguéi Magnitski, que murió en la cárcel en 2009, tras sus investigaciones sobre un caso de corrupción gubernamental.
Por un lado, la normativa deroga la enmienda Jackson-Vanik, que data de la Guerra Fría y había sido adoptada por el Congreso de los Estados Unidos en 1974 con el fin de restringir el comercio con la Unión Soviética y otros países comunistas que impedían la libre emigración de judíos.
El rechazo a la enmienda llegó en respuesta al ingreso de Rusia en la OMC, ya que los exportadores estadounidenses encuentran desventajas económicas en Rusia en virtud de la normativa de la Organización.
Sin embargo, las autoridades rusas ven la ley Magnitski como un intento por entrometerse en los asuntos internos del país. Según la web oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, esta “postura tan poco amigable y altamente provocadora” sin dudas afectará las relaciones ruso-estadounidenses y demandará una fuerte respuesta por parte del país.
“Nuestra reacción será fuerte, aunque no necesariamente simétrica”, había manifestado el viceministro de Relaciones Exteriores Serguéi Ryabkov antes de que se aprobara el proyecto legislativo el pasado viernes. “En virtud de ciertos sentimientos que predominan en los Estados Unidos, incluido el Capitolio, nuestras relaciones con dicho país carecen de lo que nosotros denominamos tres principios fundamentales: el respeto mutuo, la igualdad de derechos y la no interferencia con los asuntos internos”.
Los funcionarios rusos han denunciado que la ley interfiere con asuntos internos, aunque sus pares estadounidenses consideran que los involucrados en el caso Magnitski deberían asumir su responsabilidad.
“Denunciaremos que los matones corruptos que atacan a quienes destapan la olla y a los activistas de derechos humanos, deberán rendir cuentas en los Estados Unidos, si no en Rusia”, declaró el congresista Devin Nunes, por California, a The Washington Post.
Mientras tanto, algunos expertos rusos sostienen que Estados Unidos aprobó la ley Magnitski debido a una falta de cooperación por parte de Rusia en la investigación del asesinato del abogado de Hermitage Capital.
“En un primer momento, Rusia no colaboró lo suficiente en la investigación, lo cual instó a los Estados Unidos a adoptar la ley”, manifestó Gueorgui Chizhov, vicepresidente del Centro de Tecnologías Políticas.
Yuri Korgunyuk, del grupo moscovita de expertos Indem, califica la situación de “relevante” y “grave”. “Ambos lados parecen incapaces de realizar concesiones y defienden sus posturas”, manifestó. La ley no hace más que incrementar las tensiones entre ambos países.
Korgunyuk sostiene que la ley desatará tensiones políticas en Rusia, y las autoridades podrían ver la lista Magnitski como un pretexto para ejercer presiones dentro del país. “Difícilmente la lista afecte a los Estados Unidos”, expresó. “Por el contrario, tendrá consecuencias sobre las políticas internas de Rusia. Las autoridades utilizarán la lista como un pretexto para castigar o condonar a sus ‘esclavos’. Así lo hizo Iván el Terrible en el siglo XVI”.
Por su parte, otros expertos son más optimistas. Gregory Feifer, excorresponsal de Radio Liberty y especialista en relaciones ruso-estadounidenses, considera que la reacción de Rusia será limitada y que el proyecto será demasiado débil como para afectar sustancialmente las relaciones entre ambas naciones.
“No creo que la sanción de la ley Magnitski vaya a tener un impacto significativo en las relaciones, tanto en el corto como en el largo plazo”, expresó Feifer.
“Los funcionarios rusos han manifestado que Moscú reaccionaría ‘de la forma adecuada’, y algunos han barajado la posibilidad de que exista una ley ‘Víctor Bout’ en represalia”.
“Si bien el Kremlin está interesado en la protección de aquellos vinculados al caso Magnitski y al sistema corrupto que representan, le gustaría que Occidente se olvidara el asunto. A pesar de que la ley Magnitski constituye una norma simbólica significativa, ya se ha ido diluyendo gracias a los esfuerzos de la Casa Blanca. Sería mucho más eficaz ir tras los cientos de millones de dólares robados, que descubrió el abogado fallecido, algunos de los cuales parecieran haber sido escondidos en el extranjero”.
Evgueni Minchenko, director del Instituto de Expertos en Política, sostiene que ha habido señales positivas en las relaciones ruso-estadounidenses desde que Rusia se unió a la OMC, a pesar de la lista Magnitski. Sin embargo, admite que dicha lista dificulta las futuras negociaciones entre ambos países.
“Considerando que el listado incluye a prominentes funcionarios rusos, será difícil negociar”, expresó. “Aunque Rusia, después de todo, no posee muchas posibilidades de responder asimétricamente”.
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