Merkel viaja a Moscú en medio de la tensión por los derechos civiles en Rusia

Merkel y el presidente ruso, Vladímir Putin, participarán en el Kremlin en el acto de clausura del décimo segundo Diálogo de San Petersburgo, foro creado en 2001 por el entonces canciller, Gerhard Schröder, y Putin y que reúne a representantes de la sociedad civil de ambos países con el fin de contribuir al entendimiento bilateral.

En este acto, y también en su posterior reunión con Putin, Merkel tendrá ocasión de expresar, además de abordar temas bilaterales, económicos y de política internacional, la preocupación del Gobierno alemán por la presión del Kremlin a la oposición.

En este sentido, Merkel hará campaña en Moscú, como lleva haciendo desde hace años, según insisten fuentes gubernamentales, para que el desarrollo de la sociedad civil sea entendido como una oportunidad, y no como un riesgo.

Precisamente una resolución aprobada por el Bundestag el pasado viernes, a una semana de las consultas bilaterales, en la que la cámara baja del Parlamento alemán acusa a Putin de criminalizar a las voces críticas con el Kremlin, ha contribuido a enturbiar las relaciones entre ambos países.

Desde la toma de posesión de Putin en mayo, los legisladores y la Justicia rusos han tomado medidas "orientadas a aumentar el control sobre los activistas, que criminalizan el compromiso crítico y que constituyen un rumbo de confrontación con las voces críticas con el Gobierno", señala el Bundestag.

Los parlamentarios instan asimismo al Ejecutivo alemán a interceder en Moscú por un fortalecimiento del Estado de Derecho, por una mayor democracia y por el respeto de los derechos humanos.

El texto, aprobado por los grupos parlamentarios de la coalición de gobierno -cristianodemócratas, socialcristianos bávaros y liberales- y de los verdes, con la abstención de socialdemócratas y La Izquierda, fue recibido con desagrado por el embajador ruso en Alemania, Vladímir Grinin.

En una entrevista a la cadena pública ZDF, el diplomático rechazó las acusaciones y dijo que Rusia está abierta a las críticas constructivas que, según Grinin, brillan por su ausencia en la resolución del Bundestag.

A esta situación se suman las desavenencias entre el coordinador del Gobierno alemán para Rusia, Andreas Schockenhoff, con el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.

El político cristianodemócrata, que dirige además uno de los ocho grupos de trabajo del Diálogo de San Petersburgo inaugurado ayer, ha criticado una y otra vez la forma de proceder de la Justicia rusa contra los opositores al Kremlin, tras lo cual la diplomacia rusa le acusó de difamación y dejó de reconocerlo como interlocutor.

Las últimas consultas germano-rusas se celebraron en julio del año pasado en la ciudad alemana de Hannover (norte) todavía con Dmitri Medvédev como presidente y en vísperas de las elecciones parlamentarias de diciembre en Rusia y de las presidenciales de marzo de este año, que supusieron el regreso de Putin al Kremlin.

Merkel y Medvédev no lograron entonces acercar posturas en asuntos clave como la situación en Libia y Siria, pese al empeño común por resaltar el carácter productivo de su encuentro

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