En este acto, y también en su posterior
reunión con Putin, Merkel tendrá ocasión de expresar, además de abordar
temas bilaterales, económicos y de política internacional, la
preocupación del Gobierno alemán por la presión del Kremlin a la
oposición.
En este sentido, Merkel hará campaña en Moscú, como
lleva haciendo desde hace años, según insisten fuentes gubernamentales,
para que el desarrollo de la sociedad civil sea entendido como una
oportunidad, y no como un riesgo.
Precisamente una resolución
aprobada por el Bundestag el pasado viernes, a una semana de las
consultas bilaterales, en la que la cámara baja del Parlamento alemán
acusa a Putin de criminalizar a las voces críticas con el Kremlin, ha
contribuido a enturbiar las relaciones entre ambos países.
Desde la toma de posesión de Putin en mayo, los legisladores y la
Justicia rusos han tomado medidas "orientadas a aumentar el control
sobre los activistas, que criminalizan el compromiso crítico y que
constituyen un rumbo de confrontación con las voces críticas con el
Gobierno", señala el Bundestag.
Los parlamentarios instan
asimismo al Ejecutivo alemán a interceder en Moscú por un
fortalecimiento del Estado de Derecho, por una mayor democracia y por el
respeto de los derechos humanos.
El texto, aprobado por los
grupos parlamentarios de la coalición de gobierno -cristianodemócratas,
socialcristianos bávaros y liberales- y de los verdes, con la abstención
de socialdemócratas y La Izquierda, fue recibido con desagrado por el
embajador ruso en Alemania, Vladímir Grinin.
En una entrevista
a la cadena pública ZDF, el diplomático rechazó las acusaciones y dijo
que Rusia está abierta a las críticas constructivas que, según Grinin,
brillan por su ausencia en la resolución del Bundestag.
A esta
situación se suman las desavenencias entre el coordinador del Gobierno
alemán para Rusia, Andreas Schockenhoff, con el Ministerio de Asuntos
Exteriores ruso.
El político cristianodemócrata, que dirige
además uno de los ocho grupos de trabajo del Diálogo de San Petersburgo
inaugurado ayer, ha criticado una y otra vez la forma de proceder de la
Justicia rusa contra los opositores al Kremlin, tras lo cual la
diplomacia rusa le acusó de difamación y dejó de reconocerlo como
interlocutor.
Las últimas consultas germano-rusas se
celebraron en julio del año pasado en la ciudad alemana de Hannover
(norte) todavía con Dmitri Medvédev como presidente y en vísperas de las
elecciones parlamentarias de diciembre en Rusia y de las presidenciales
de marzo de este año, que supusieron el regreso de Putin al Kremlin.
Merkel y Medvédev no lograron entonces acercar posturas en asuntos
clave como la situación en Libia y Siria, pese al empeño común por
resaltar el carácter productivo de su encuentro
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